El Mercado de la Boqueria -también conocido como Mercado de Sant Josep- es el mercado por excelencia de Barcelona, por su carácter de ubicación central; por su magnitud como el mayor de la ciudad; por ser el más antiguo -se remonta al siglo XIII- y, modernamente, por haberse convertido en un destino turístico de primer orden que incluso le ha valido la catalogación como EGA (espacio de gran afluencia), junto con otros puntos calientes en cuanto a masificación turística como la Sagrada Familia y el Park Güell. En este contexto, siempre ha sido complicado para este mercado mantener el equilibrio entre lo que siempre ha sido, el gran mercado del Raval y del centro de la ciudad, con la afluencia turística que ha transformado parte de sus paradas.

Mantener este equilibrio es uno de los objetivos marcados por el proyecto de reforma parcial que busca actualizar y modernizar el mercado y al mismo tiempo recuperar la esencia del mercado tradicional, con la venta de producto fresco y de calidad como primera motivación, pero sin perder el importante grueso de clientes que actualmente conforman los turistas y una oferta comercial que asegure la viabilidad. Este martes, la concejal de Mercats, Raquel Gil, ha presentado el proyecto de reforma, así como el anuncio de la redacción de un nuevo reglamento Interno del Mercado, en compañía del concejal de Ciutat Vella, Albert Batlle, y el presidente de la Asociación de Vendedores del Mercado de la Boqueria, Jordi Mas.

 

Ante el hecho que, a causa de su situación, el gobierno municipal considera "inviable" aplicar a la Boqueria el modelo de otros mercados consistente en trasladar las paradas a una carpa provisional para afrontar así la reforma integral, la rehabilitación prevista se centrará en puntos como la necesidad de actualizar la isla oval de pescadería, la habilitación de un nuevo pasillo central, la sustitución del techo de fibrocemento, que implica la necesaria retirada de amianto, y finalmente dotar el equipamiento de una nueva entrada por la plaza de la Gardunya, con intención, según el concejal Batlle, "de abrir e irradiar el Raval desde la Boqueria" y evitar que esta plaza siga siendo "el trastero de la Rambla".

23 millones de visitas anuales

"La Boqueria nunca ha dejado de ser un mercado y queremos que lo siga siendo siempre", ha afirmado la concejal Gil, que considera que una de las razones de ser de las reformas proyectadas es la de "garantizar que la Boqueria es un mercado para los vecinos y vecinas". Teniendo en cuenta que según proyecciones del Instituto del Mercado, hay unas 45.000 personas como clientes potenciales de los servicios tradicionales del mercado. Una cifra que, con todo, no se puede desvincular del hecho de que anualmente son unos 23 millones las visitas al mercado, aunque no hay datos que cuantifiquen qué parte de estos millones de usuarios son turistas y qué clientes habituales.

En todo caso, Gil ha querido rechazar "los discursos que dicen que la Boqueria no tiene clientes" del tipo tradicional, y por eso ha defendido la necesidad de encarar un proceso de reformas que supondrá una inversión municipal de 12 millones de euros con la intención de iniciar obras en 2025, "para tener terminado el mercado en paralelo a la reforma de la Rambla", que se finalizaría en 2027. Aunque el proyecto ejecutivo todavía no está cerrado, la voluntad del gobierno municipal es que "las afectaciones sean mínimas", ya que no está previsto que el mercado cierre de forma integral, pero no se descarta que haya "cierres parciales puntuales", especialmente teniendo en cuenta que la parte de obra más importante será la retirada del amianto y sustitución del techo.

La venta del producto elaborado orientado a los turistas ocupa parte de los puestos del Mercado de la Boqueria / Foto: Jordi Palmer
Los puestos tradicionales del Mercado buscan el equilibrio con los orientados al visitante ocasional / Foto: Jordi Palmer
La parte posterior del mercado, en la plaza de la Gardunya, tendrá una nueva entrada / Foto: Jordi Palmer

En este contexto la concejal de Mercats ha insistido en que en el marco de las reformas se buscará mantener la Boqueria como referencia del producto fresco, pero apuntando que tampoco se prevé la desaparición "de los productos elaborados al 100 por ciento", pero sí que se busca que "la parte de mercado fresco coja peso y recupere músculo". Además, Gil ha señalado que la declaración de la Boqueria como EGA es para "gestionar bien el turismo, no tanto para frenarlo", apuntando que la presencia de turistas "no cambia la vocación del mercado" y añadiendo que ya se han implementado medidas como el refuerzo de los agentes cívicos. "Iremos mejorando los elementos de gestión de turismo para hacer compatible la visita del turista con el comprador", ha afirmado Gil.

Por su parte, Albert Batlle ha indicado que aunque la Boqueria "ha sublimado la vocación de devenir un punto de centralidad al convertirse en referente de Barcelona", es voluntad del gobierno municipal que este mercado "sea lo que siempre ha sido". Por eso mismo, ha insistido en la necesidad en mejorar los accesos desde la plaza de la Gardunya, que actualmente hace más la función de salida que de entrada, con el objetivo de que "el Raval mire a la Boqueria y la Boqueria mire al Raval". Finalmente, Jordi Mas ha abogado para "conseguir consensos" entre paradistas y el Ayuntamiento para asegurar "el futuro de las paradas y preservar el producto de mercado".