Visitar los lugares donde vivieron o trabajaron personajes célebres es una especie de viaje en el tiempo e incluso, una manera de sumergirse en una realidad que nos puede ser ajena, no solo porque forman parte del pasado, sino también porque nos llevan a un tiempo donde las clases sociales estaban mucho más segmentadas que en la actualidad. Personajes ilustres, mujeres y hombres, los ha habido siempre y en todos los sectores, pero lo más habitual es que se trate de personas acomodadas, que han dejado como legado grandes caserones llenos de muebles de época y recuerdos de tiempos pasados, que nos dan información de cómo vivía aquella gente, y de cómo le habría gustado vivir a sus contemporáneos.
Lo más interesante de todo esto es que muchos de estos espacios son visitables, un aspecto a menudo desconocido y que, además, tiene el añadido de que en origen no se plantearon nunca como sitio donde pudiera entrar la ciudadanía. Quien los ha visitado todos es el periodista y escritor Daniel Romaní, que después de publicar reportajes en el diario Ara, los ha reunido en el libro Cases amb història (Viena Edicions, 2021), donde desgrana los detalles de los edificios tomando como hilo conductor a la persona que los habitó o trabajó en ellos.
"La idea era recoger espacios donde vivieron o trabajaron personajes de Catalunya en diferentes ámbitos: culturales, artísticos, científicos...", afirma el autor en conversación con ElNacional.cat, que destaca que ha habido un "esfuerzo por encontrar personajes femeninos" y que todos los espacios citados "son visitables". Eso sí, muchos no están abiertos cada día y hay que concertar la visita previamente.
Romaní también señala que lo más interesante es que se trata de sitios que "nunca fueron pensados para ser visitados", y eso implica "entrar en la intimidad de los personajes", pero también conocer "las innovaciones de la época", porque la mayoría de casas privadas visitadas son de "gente con dinero".
Cases amb història es una recopilación de cuarenta y cuatro espacios de toda Catalunya y en todos ellos se indica el contacto para poder visitarlos. Estos once están en la ciudad de Barcelona, con los personajes que hacen de hilo conductor:
Este edificio de la calle Ballester, 12, fue la vivienda de Manuel Rocamora, un burgués de vida acomodada que se permitió ser pintor, escritor, mecenas, activista cultural y coleccionista. Su colección de vestidos fue el núcleo fundacional del desaparecido Museo Tèxtil i d'Indumentària y parte de la colección se puede ver en el Museu del Disseny. En el interior de la Casa Rocamora se refleja, a través de cuadros, su gran amistad con Ramon Casas. Con respecto a la casa, señorial y con jardín, forma parte de un conjunto de palacetes de esta calle. De hecho, está cercana a la Casa Tosquella, que el Ayuntamiento de Barcelona acaba de adquirir.
La Biblioteca Arús no es exactamente una vivienda, pero es el legado de Rossend Arús, filántropo masón, además de escritor y dramaturgo, que dio forma a este centro de la sabiduría ubicado en el paseo de Sant Joan, 26, con el objetivo de acercar el conocimiento a las capas más bajas de la sociedad. Desde su farola de inspiración modernista hasta la impresionante biblioteca clásica con balaustradas para llegar a los libros situados a diferentes niveles de altura, pasando por la conocida replica a escala reducida de la Estatua de la Libertad, este espacio es rebosante de detalles que vale la pena observar.
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El nombre de Oleguer Junyent quizás no es conocido para la mayoría de la sociedad, pero se trata de un escenógrafo, decorador de interiores, cartelista, dibujando, coleccionista, fotógrafo y pintor absolutamente reconocido en su ámbito e imprescindible creador de escenografías para el Gran Teatre del Liceu. Con este currículum no tiene que extrañar que su vivienda, situada en la calle de Bonavista, 22, sea un fascinante rincón de arte, lleno de cuadros, arquetas, objetos de cristal, cerámica y tallas medievales entre muchos otros objetos. Según descripción de Romaní, el Estudio Oleguer Junyent es "un mundo aparte, un 'atelier' de otros tiempos que se mantiene prácticamente igual que hace un siglo".
Dolors Aleu fue la primera médico catalana de los tiempos modernos que ejerció -antes que ella acabó la carrera Maria Elena Maseras, pero no llegó a ejercer porque le retuvieron los papeles, quizás por su condición de mujer- y que sugiere la visita a la Reial Acadèmia de Medicina de Catalunya, situada en la calle del Carme, 47, y que forma parte de todo el complejo del antiguo Hospital de la Santa Creu i Sant Pau. Visita obligada es el anfiteatro con mesa giratoria donde se hacían disecciones de cadáveres -provenientes del hospital y que nadie reclamaba- dirigidas a los estudiantes.
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Este edificio de la 'manzana de la discordia', situado en el paseo de Gràcia, 41, no es sólo conocida por la reforma que hizo Josep Puig i Cadafalch, sino también por ser la sede de la Fundació Institut Amatller d'Arte Hispànic, la casa madre de la empresa chocolatera Amatller y el hogar donde vivió Teresa Amatller, quién se hizo cargo del negocio familiar a la muerte de su padre, Antoni Amatller. Actualmente, en la Casa Museu Amatller se pueden ver muchos objetos que pertenecieron a esta empresaria y mecenas, incluida su habitación particular, que es la que tiene una tribuna en el paseo de Gràcia en el primer piso.
Relacionar espacios emblemáticos con mujeres comporta casi siempre reflejar su carácter de pioneras, como es el caso de la pintora Montserrat Gudiol, que fue la primera mujer nombrada miembro numeraria de la Reial Academia Catalana de Bellas Arts Sant Jordi, situada en la Casa de la Lonja, en el paseo de Isabel II, 1. Además de contener pinturas de Gudiol, esta academia artística es un pequeño museo de escultura y pintura, buena parte de la cual hecha por los mismos profesores y estudiantes del centro y la otra parte recuperada de conventos barceloneses desamortizados y/o saqueados a mediados de siglo XIX.
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Situada en la calle Alfons XII, 79, la Casa Museu Joan Maragall recoge el lugar donde vivió el poeta, sus estancias y su despacho, allí donde recibía las visitas y donde incluso se han hecho el espectáculo 'Maragall a casa', un monólogo hecho a partir de artículos, poemas y correspondencia del escritor y que revela las vivencias, los sueños y el ideario de quien fue una de las voces más escuchadas de Catalunya a caballo de los siglos XIX y XX. Inicialmente, era una casa de veraneo de Sant Gervasi que el padre de Joan Maragall compró cuando se jubiló.
El Monasterio de Pedralbes, en la Baixada del Monestir, 9, es espacio emblemático, espacio de vivienda e, incluso, de entierro. Es el caso de la reina Elisenda de Montcada, mujer de Jaime II, que hizo construir esta maravilla gótica con vistas a su retiro, ya que cuando se quedó viuda, y dado que el rey sucesor, Alfonso III, era hijo de una mujer anterior, optó por encerrarse en el monasterio. Eso sí, en un palacete aparte, donde vivió treinta y siete años y que fue derribado a su muerte. Atención a su tumba, que da a dos espacios diferentes, al claustro, donde aparece como penitente, y a la iglesia, donde aparece como reina.
En la calle de Ausiàs Marc, 20, está el espacio Volart, donde hay las salas de exposiciones de la Fundació Vila Casas. No es casual que se instalaran aquí, porque este edificio es la Casa Felip, la vivienda del empresario Manuel Felip, que encargó al arquitecto Telm Fernández Janot la rehabilitación del edificio, que se convirtió en un delirio de modernismo y rococó elaborado por los mejores artesanos del momento. Hay suficiente con disfrutar de los vitrales de la actual sala de reuniones de la Fundació Vila Casas para hacerse una idea. Pero todavía hay más, porque hay arte por todas partes, incluido, claro, el arte contemporáneo del espacio Volart.
Por el Gran Teatre del Liceu han pasado muchos artistas, pero si alguien ha dejado fuerte huella, esta es la soprano Montserrat Caballé, que se reservaba siempre unos días por Navidad para actuar en el gran auditorio de la Rambla, 51-59. La conexión entre la soprano y el teatro es la excusa para incluirlo en el libro Cases amb història. "En el Liceu cantó los grandes papeles del repertorio operístico. Durante muchos años, hacía tres títulos cada temporada", rememora Romaní citando a Jaume Tribó, el apuntador oficial de la Caballé. Hay que destacar que la Sala dels Miralls ahora ya es visitable por todo el mundo, cuando anteriormente estaba prohibido a los usuarios del gallinero.
En el Palau Moja de la calle Portaferrisa, 1, hay muchos personajes célebres que vivieron allí, desde su primer propietario, Josep de Copons, marqués de Moja, hasta el empresario y negrero Antonio López, marqués de Comillas; pero uno de los más significados fue el cura, poeta y figura primordial de las letras catalanas, Jacint Verdaguer, que no sólo vivió una quincena de años, entre 1876 y 1891, sino que además oficiaba misa diaria en una capilla situada en la parte más noble del palacio. Actualmente, es sede de la dirección general de Patrimoni Cultural y acostumbra a formar parte del circuito de espacios visitables del Open House Barcelona.