La implementación de carriles de urbanismo táctico en calles del Eixample como Consell de Cent, Girona o Rocafort fue una medida muy polémica del Ayuntamiento de Barcelona, originalmente vendida como espacio para facilitar el paso de los peatones durante la primera apertura después del confinamiento duro de la primavera del 2020 a causa de la pandemia de la covid-19. Con el paso de los meses, pero se ha evidenciado que este espacio en teoría ganado al tránsito rodado en beneficio de los peatones ha servido para casi todo, a excepción del objetivo inicial. De hecho, hay tramos en que, según a qué horas, simplemente no se puede pasar.

Así, pasar por el tramo de la calle Consell de Cent entre el paseo de Gràcia y Pau Claris a las 9 de la mañana es prácticamente una carrera de obstáculos donde el peatón tiene las de perder. Además de camiones haciendo tareas de carga y descarga en zonas no precisamente habilitadas a tal uso, en la proximidad del Instituto Jaume Balmes son frecuentes los coches aparcados, incluso, si el espacio lo permite, en doble fila. En este mismo tramo, la terraza de una cafetería tiene el triste honor de ser el único espacio donde no hay coches, pero claro, tampoco los peatones pueden transitar.

Camiones de reparto parados sobre el carril táctico de Consell de Cent / Jordi Palmer

Estos usos, que se repiten diariamente, se suman a los nocturnos que se le da al carril táctico, donde son habituales los botellones que se alargan hasta altas horas de la madrugada, en el tramo de Consell de Cent entre las calles de Aribau y Muntaner, zona donde hay varios bares y el carril de urbanismo táctico a menudo se convierte en una extensión de las terrazas de los locales del espacio. Según recogía elNacional.cat el pasado septiembre, los vecinos denuncian un aumento importante de los niveles de contaminación acústica hasta bien entrada la noche y constataban cómo la conversión táctica de la calle comportaba unos usos muy diferentes de los previstos.

Futuro eje verde

Además, la calle de Consell de Cent es uno de los cuatro del Eixample, junto con Girona, Rocafort y Comte Borrell que se convertirán en una nueva zona de obras a partir del mes de junio, cuando empiece la reurbanización para convertirlos en ejes verdes siguiendo el espíritu del modelo Superilla Barcelona, una transformación que significará laminar, todavía más, el uso de los vehículos privados en el centro de la ciudad. Está por ver como los usos actuales no previstos del carril táctico se adaptarán a una situación futura donde, en teoría, el tráfico estará 'pacificado'.

Imagen principal: Vehículos parados ante el Instituto Jaume Balmes de Barcelona / Jordi Palmer