Sant Miquel del Fai es un paraje natural situado en los Cingles de Bertí, en el municipio de Bigues i Riells (Vallès Oriental) célebre para ser lugar de excursiones dominicales de generaciones de catalanes durante la segunda mitad del siglo XX, que disfrutaban de su arquitectura, de sus saltos de agua y sus impresionantes acantilados en un entorno que contaba con iglesia y restaurante donde se oficiaban bodas. La popularidad del lugar fue tan importante que incluso un adhesivo con forma de pergamino y con la leyenda 'Mil anys d'història, una llegenda de Catalunya' se llegó a convertir en un icono del catalanismo enganchado en los coches como años más tarde lo fue el adhesivo del burro catalán.
Adquirido por la Diputación de Barcelona en el año 2017 de los antiguos propietarios privados, hacía cinco años que estaba cerrado y ha sido objeto de importantes actuaciones, en especial en materia de seguridad, con la previsión de poder reabrir al público en marzo del 2023. Según ha informado a la Diputación de Barcelona este martes, las obras de acondicionamiento del recinto de Sant Miquel del Fai se están completando con el fin de garantizar la máxima seguridad una vez este espacio se abra al público en un entorno muy complejo geológicamente, que es lo que le da carácter y relevancia. Este conjunto de trabajos han supuesto una inversión total de 5.371.736 euros a cargo de la Diputación de Barcelona.
Con respecto a mejoras realizadas en el entorno, durante los años 2021-2022 se han completado varias obras como la adecuación del aparcamiento y el espacio de acogida de visitantes, que han comportado adecuar la llegada al recinto y al espacio de aparcamiento, que presentaba múltiples deficiencias de instalaciones y pavimentación. Asimismo, en este periodo se han ejecutado actuaciones que han comportado la renovación de las barandillas y cierres de protección de todo el recinto, con el objetivo de garantizar la seguridad de los usuarios a partir de propuestas respetuosas con el patrimonio natural, paisajístico e histórico del recinto, que está catalogado como Bien Cultural de Interés Nacional (BCIN) y contiene edificios como la Casa Prioral, la iglesia de Sant Miquel, situada bajo un abrigo rocoso, y la ermita de Sant Martí, con espacios documentados ya en el siglo XI.
Visitable los fines de semana
Después de más de 5 años, el espacio podrá reabrir puertas en marzo del 2023. De momento, la apertura se hará solo en fines de semana y festivos, mientras que entre semana se recibirá a grupos escolares. Con entrada gratuita, habrá que hacer reserva previa en la página web, dado que el aforo será de hasta 200 personas a la vez. A lo largo del día se espera que pasen a unas mil personas. El concepto de la visita, sin embargo, cambia, y se eliminan los puntos de restauración e incluso la posibilidad de oficiar bodas y convites, como se hacía antes. Eso sí, volverá a ser un espacio para hacer excursiones, de manera que las viejas generaciones podrán revivir con nostalgia la visita, mientras que los más jóvenes podrán descubrir un paraje natural inesperado situado a 45 kilómetros de la ciudad de Barcelona.