En catalán un enganyatall es, según el DIEC, una "cosa que se dice para engañar", o bien una "sugestión engañadora". Con esta segunda acepción se acepta la palabra como sinónimo de lo que en francés llaman un trompe el oeil y en castellano un trampantojo, es decir, una ilusión óptica basada en una técnica pictórica que busca deliberadamente confundir al espectador haciéndole creer que, gracias al realismo y la perspectiva, ve como reales cosas que solo están pintadas. En Barcelona, de trampantojos hay más de uno, pero el más monumental, e incluso el más realista, aunque la ilusión solo dure unos segundos, se encuentra en un extremo del barrio de la Sagrada Familia, en el distrito del Eixample.
Se trata del mural Balcons de Barcelona, definido como enganyatalls en el mismo plafón explicativo que se encuentra a su pie y que se encuentra en la plaza de Pablo Neruda, justo a la intersección entre la avenida Diagonal y la calle Enamorats, y que llama la atención por sus grandes dimensiones y por un contenido muy barcelonés. El mural fue pintado en el año 1992, en plena euforia olímpica y dentro de la célebre campaña Barcelona, posa't guapa, que buscaba restaurar y embellecer fachadas de la ciudad pero que, en este caso, se centró en una enorme pared medianera que había quedado condenada al descubierto en 1989 con la urbanización definitiva de la plaza Pablo Neruda -hasta 1979, plaza de la Hispanitat-.
En un marco de renovación de la ciudad, el Ayuntamiento de Barcelona decidió, a través de la Agència del Paisaje Urbà, contratar el estudio Cité de la Création, de Lyon, para dar una nueva vida a una pared de ladrillos de más de 400 metros cuadrados de superficie, con el encargo, eso sí, de hacer un mural relacionado con la ciudad. Según detalla la misma web del Ayuntamiento, la pared medianera "no quedó a la altura de una ciudad olímpica y cosmopolita que estaba en crecimiento", y por eso se propuso "un gran trampantojo que, como exponente de la memoria, recrea una arquitectura barcelonesa con personajes históricos relacionados con ciudad".



Según detalla el libro Art públic de Barcelona, escrito por Ignasi de Lecea, Jaume Fabre, Carme Grandas, Josep M. Huertas, Antoni Remesar y Jaume Sobrequés (Ajuntament de Barcelona - Àmbit Serveis Editorials, 2009), el mural contó con la financiación de "la empresa publicitaria Avenir y la de pinturas Zolpan" y se inauguró en un día muy singular, el 29 de febrero de 1992, con la presencia de los "alcaldes de Barcelona, Pasqual Maragall, y de Lyon, Michel Noir, acompañados de la viuda del presidente Tarradellas y de la hija y los nietos de Miró", ya que tanto Tarradellas como Miró aparecen en el.
Veintiséis personajes 'barceloneses'
La singularidad de este trampantojo no viene solo del hecho de que se integra arquitectónicamente en su entorno, ya que reproduce de forma fiel la fachada principal del mismo edificio, sino que aparecen veintiséis personajes históricos -signos del tiempo, veintidós son hombres y solo cuatro, mujeres-, todos ellos barceloneses o con una conocida relación con la capital catalana, distribuidos de la siguiente manera:
- En el terrado: Joaquim Blume i Cristòfol Colom.
- En la quinta planta: Santiago Rusiñol.
- En la cuarta planta: Àngel Guimerà y Margarita Xirgu.
- En la tercera planta: Joan Maragall, Pompeu Fabra, Narcís Monturiol, Francesc Ferrer i Guàrdia e Ignasi Barraquer
- En la segunda planta: Bartomeu Robert, Antoni Gaudí, Ildefons Cerdà, Francesc Rius i Taulet, Francesc Macià, Lluís Companys y Josep Tarradellas
- En la primera planta: Jacint Verdaguer, Joan Miró, Carmen Amaya, Pablo Picasso, Josep Anselm Clavé, Pau Casals y Antonio Machín.
- En la planta baja: Raquel Méller y Mercè Rodoreda.

Hay que tener presente que los personajes están agrupados por afinidades, situados en los diferentes balcones y con una cierta relación de acuerdo con el uso tradicional de los diferentes niveles del edificio. Además, como recoge el libro citado, "sus ropas y los atributos que sostienen ayudan a definir quienes son los escogidos", como ejemplo, "un violonchelo para Pau Casals, un diccionario para Pompeu Fabra, un plano del Ictineo para Monturiol" o "Carmen Amaya en vestido de faralaes", además de otros detalles, como por ejemplo que en la planta baja haya una librería -de la cual sale Mercè rodoreda-, y entre los libros se puede descubrir El temps de les cireres de Montserrat Roig.
Detalles y vandalismo
Otros detalles son que el mismo edificio ficticio lleva como números de calle el 19 y el 92, en referencia a 1992 o que los mismos autores firman el trabajo en el escaparate de la librería. Ahora bien, como arte urbano que es no se ha escapado del vandalismo, y en más de una ocasión. El libro citado, editado en el 2009, apunta que "el paso de los años han proporcionado en esta fachada una dosis de realidad: un grafito tan bien integrado que nos hace pensar en el placer de seguir el juego", pero el Ayuntamiento apunta que una restauración posterior lo eliminó. En todo caso, ahora hay otro grafito, que, según cómo se mire, aporta un plus de realismo al trampantojo más vistoso de Barcelona.

