¿Cuántas veces hemos escuchado eso de "es un cuarto piso, pero un sexto real"? ¿Y cuántas otras, al ir a llamar al portero automático, nos hemos encontrado con un montón de nombres como Entresuelo, Principal, Ático o Sobreático? ¿Por qué todos estos nombres en vez de numerar simplemente todos los pisos? He aquí una nueva curiosidad que se repite a menudo en Barcelona.

 

Cada finca es un mundo, construida en un momento determinado y con unas normativas que permitían unas edificabilidades específicas. Esta situación nos puede pasar en cualquier barrio o ciudad. Sin embargo, como ejemplo, y para poder explicarlo de forma general, imaginémonos un bloque del Eixample de Barcelona de aquellos que nos pararíamos a admirar mientras paseamos, de los modernistas que llaman la atención, con una amplia portería, una tribuna ornamentada y unos bonitos esgrafiados en la fachada. En este edificio encontraríamos Planta Baja, Entresuelo, Principal, los pisos del primero al cuarto, Ático y Sobreático. Vamos a ver el porqué de cada uno.

Empezamos por el más noble: el Principal. Como su nombre indica, era el piso más importante de los edificios. La mayoría de estos inmuebles eran construidos por propietarios de clase acomodada, que se reservaban toda la planta para vivir ellos. Era la vivienda más cotizada, ya que todavía no se habían popularizado los ascensores y era el de más fácil acceso. Normalmente, este piso disfrutaba de mayores cualidades, como pavimentos más ornamentados o molduras en los techos más decoradas. En cambio, el resto de plantas se dividían en pisos que se solían destinar al alquiler y contaban con mosaicos y acabados más sencillos.

Las tribunas, un símbolo de estatus

Exteriormente, también destacaban por balcones más amplios o más trabajados, y por la gran joya, que son las tribunas, todo un símbolo de estatus. Otro hecho diferencial, sobre todo en edificios más emblemáticos, era el acceso. El Principal constaba de una escalera propia, mucho más noble, que servía exclusivamente para este primer nivel. Y si la escalera era compartida, podíamos llegar a ver cambios en la decoración de esta, por ejemplo pavimentos de mármol hasta el Principal y de materiales más sencillos hasta el resto.

Previo al Principal, en algunas fincas encontramos el Entresuelo, que generalmente era un piso menor, y como su nombre indica ubicado entre suelos, es decir, entre la Planta Baja y el Principal o Primer piso. Estos se caracterizaban por tener una altura reducida, ausencia de balcones y, normalmente, unas aperturas más pequeñas. A menudo se utilizaban como almacén u oficinas y podían estar conectados con el local de la Planta Baja, o bien por personal del servicio de la familia que vivía en el Principal y era propietaria del edificio.

Interfono de un edificio del Eixample con todas las peculiaridades posibles / Foto: Pol Casellas
El gráfico muestra el orden y estructura de cada planta en una finca señorial / Pol Casellas

Por último, una vez superados los pisos con numeración, llegaríamos al Ático y al Sobreático. Estos irían apareciendo después de varias modificaciones en las ordenanzas municipales que permitían incrementar la edificabilidad. Era frecuente que se situaran reculados y con una gran terraza delante para evitar la visual desde la calle. En algunos casos se añadieron como horribles remontas que mutilaron y desentonaban en las fincas modernistas del Eixample y que hicieron desaparecer las coronaciones. Otras, más discretas, se retiraron permitiendo una sección en la calle que permitiera que entrara la luz. Esta situación se invertiría en las nuevas fincas con la incorporación de ascensores. Ahora el piso más cotizado ya no sería el Principal, sino que pasarían a ser los más altos, los Áticos, con mejores vistas, más luz y grandes terrazas.

Por todo ello, las denominaciones de los pisos en los edificios más señoriales del Eixample de Barcelona son un reflejo de la diversidad arquitectónica y social en las diferentes fincas, cada una con su propia historia y razón de ser.