David Bondia (Barcelona, 1969), es Síndic de Greuges de Barcelona desde el pasado 6 de octubre. Con poco más de un mes ha tenido tiempo de poner en marcha una actuación de oficio que incluye la investigación de las dependencias de la Guàrdia Urbana y empezar a mostrar perfil propio al frente de la sindicatura, con la voluntad de "dar a conocer la institución", desarrollar un programa en defensa de los "derechos humanos de proximidad" y sobre todo, mostrar que su gestión combinará la resolución de quejas de los ciudadanos con las actuaciones de oficio.

Doctor en Derecho y profesor de Derecho internacional público y presidente del Institut de Drets Humans de Catalunya, Bondia toma el relevo de la Síndica saliente, Maria Assumpció Vilà, que este 2021 ha agotado el máximo de dos mandatos permitidos en la Carta Municipal. Aunque su elección fue polémica, porque a pesar de ganar el proceso participativo hubo reticencias a proponerlo como candidato, finalmente fue escogido sin unanimidad, un handicap para una figura que debería suscitar el consenso municipal. Con todo, asegura que no le debe nada a ningún partido y por eso está "preparado" para tener "fricciones", tanto con el gobierno municipal como con los partidos que forman parte del pleno municipal, y por eso avisa a los concejales de que "tienen que entender cuál es la función de la sindicatura y se tienen que acostumbrar a una sindicatura proactiva, no sólo a una oficina de quejas".

David Bondia Sindico de agravios Barcelona - Sergi Alcàzar

David Bondia, en la sede de la Sindicatura de Greuges de Barcelona. Foto: Sergi Alcàzar

Su nombramiento fue conflictivo. Usted fue más votado en el proceso participativo, pero después varios grupos del ayuntamiento propusieron otro candidato hasta que se llegó a un acuerdo. ¿Qué falla en todo este sistema de elección?

Que no estaban claras las reglas del juego. Hay un proceso participativo abierto a la ciudadanía, pero después escogen los partidos políticos. Yo saqué la mitad de los votos, pero todo se politizó. Yo tenía claro que si me presentaba era porque no he militado nunca en ningún partido político y la institución tiene que ser ajena a los partidos políticos. Esta institución tiene que controlar el ayuntamiento desde fuera y no puede ser que los partidos quieran colocar a los suyos. Yo dije que si hacemos participar la ciudadanía es para alguna cosa, pero se tiene que rediseñar el modelo. Para las nuevas elecciones, dentro de cinco años propondré reformar el procedimiento y dejar más claras las reglas de participación. Por ejemplo, nadie nos evaluó antes de poder presentarnos, tiene que haber algún consejo o algún organismo que evalúe a los candidatos que se presentan y después aclarar si la participación es vinculante o no. El alcalde o alcaldesa lo tiene que proponer al plenario, pero no puede ser no proponer al que ha sido más votado, como mínimo el más votado tiene que ser propuesto y después que lo voten los partidos. Y los que me votaron en contra en ningún momento cuestionaron mis méritos, votaron en contra por decisión política, y eso no tiene sentido en un órgano despolitizado.

Si una cosa tenemos que hacer es dar a conocer esta institución, mucha gente no sabe qué es

También hay que hacer la reflexión que la votación popular puede ser engañosa, porque puede ganar quien tiene más amigos, no quien tiene más méritos.

Claro, pero es que además no se hizo mucha difusión, votó muy poca gente, se publicitó poco y, además, la sindicatura es una institución muy poco conocida por la ciudadanía de Barcelona. Si una cosa tenemos que hacer es dar a conocer esta institución, mucha gente no sabe qué es.

¿Por qué hay este desconocimiento sobre la Sindicatura de Greuges de Barcelona?

Porque no se tiene la percepción de para qué sirve. Fui el único que presentó un proyecto claro, hablar de derechos humanos de proximidad, la gente vive en la ciudad y tiene que satisfacer sus necesidades en el ámbito municipal. La gente sabe quién es el Defensor del Pueblo y el Síndic de Greuges de Catalunya, pero el de Barcelona no. Hay una desafección entre los derechos de la ciudadanía, el papel del ayuntamiento y que hay una institución que puede fiscalizar que todo se haga de forma correcta. Una de las primeras medidas será dar a conocer no la persona sino la institución. Haremos un plan de comunicación hacia la ciudadanía y también interno hacia el propio ayuntamiento. Hay técnicos y técnicas del ayuntamiento que igual no saben que tenemos esta institución.

¿Y colectivos como los jóvenes o los más necesitados, conocen la sindicatura?

De las cosas que hemos empezado a buscar es porque hay pocas quejas, y qué sectores y qué quejas no nos entran. Hemos detectado que el sector empresarial, los jóvenes y la población migrante, no se acercan aquí. Tampoco nos entran quejas de participación. Tenemos que hacer pedagogía y darnos a conocer entre los jóvenes, autónomos, pequeños empresarios... La próxima semana me reuniré con la Pimec, que como entidad nos conocen pero quizás los asociados no. También los colectivos migrantes. Queremos ser una institución para toda la ciudadanía.

¿Es uno de los retos del momento, darse a conocer?

Y también no ser sólo una oficina de quejas, sino también hacer actuaciones de oficio. La sindicatura tiene eso, cuando hay una queja de la ciudadanía por mal funcionamiento de la administración municipal se puede quejar y nosotros miramos si tiene razón o no y si la tiene recomendar al ayuntamiento, pero también ser proactivos y mirar en qué ámbitos se pueden detectar carencias y recomendar líneas de acción al ayuntamiento. Y las actuaciones de oficio las hacemos por propia decisión, pero acompañados de entidades que saben del tema.

Somos una institución que no tiene poder pero tiene autoridad

David Bondia Sindico de agravios Barcelona - Sergi Alcàzar

Foto: Sergi Alcàzar

¿Pero qué capacidad ejecutiva tiene la sindicatura? ¿O siempre se quedan en el ámbito de las recomendaciones?

Somos una institución que no tiene poder pero tiene autoridad. Si miramos referentes, como estados del norte de Europa con sindicaturas locales, allí tienen tanta autoridad que el 99% de las resoluciones se acaban cumpliendo. Nosotros hacemos recomendaciones sólidas para que el ayuntamiento vea que se tienen que cumplir, porque es para mejorar el funcionamiento del ámbito municipal.

Ha hablado de derechos humanos de proximidad, y también lo hizo en el discurso de toma de posesión. ¿Pero exactamente, qué quiere decir?

La definición es que las necesidades básicas o aspiraciones legítimas inherentes a las personas todo el mundo las tiene y tienen que ser cubiertas por la administración para garantizar el derecho de una vida digna de ser vivida en el ámbito municipal. Y eso varía porque no todos somos iguales ni tenemos las mismas vulnerabilidades. Estos derechos humanos de proximidad son como satisfacer las necesidades básicas de la gente en la ciudad de Barcelona para tener una vida digna y lo que tenemos que hacer es adaptarlo a las diferencias de personas y colectivos que hay en Barcelona. La gente cuando piensa en derechos humanos piensa en la ONU o el TEDH, pero también se tiene que pensar en su día a día. Una definición muy bonita es que los derechos humanos de proximidad son una forma de vivir en la ciudad que no sólo repercute en mí sino en la ciudadanía y la convivencia. Tenemos que fomentar como aplicar los derechos humanos en la convivencia diaria en el ámbito local.

Una de sus primeras actuaciones es la visita e investigación de las dependencias de la Guàrdia Urbana como actuación de oficio. ¿Qué origina esta actuación?

Saber el estado en que están los cuarteles de la Guàrdia Urbana. Igual las comisarías están pensadas con una lógica del siglo XX y hay que ver si se adecuan a las necesidades del siglo XXI. Ahora la Guàrdia Urbana sólo tiene celdas en las dependencias de la Zona Franca, por eso la primera visita fue allí. Pero también queremos ver las celdas cerradas de las comisarías, a que se dedican, si las utilizan como armario o vestuario o lo que sea o si las dejan abiertas por cualquier cosa, eso lo quiero ver. También hay comisarías en lugares que igual no tendrían que estar hoy en día. La de la Estació del Nord, yo no sé hasta qué punto tendría que estar allí.

¿Se busca descubrir algún tipo de maltrato?

No, se busca que se den las condiciones adecuadas, tanto por los detenidos como por el personal que trabaja. Y lo hacemos calendarizado y con una ficha metodológica para que todas las visitas tengan los mismos parámetros.

El Centro de Internamiento de Extranjería, el CIE de la Zona Franca, ¿no entra en su jurisdicción?

Me encantaría ir, pero es estatal y no puedo entrar. Tampoco puedo entrar en las comisarías de los Mossos d'Esquadra.

¿El ámbito de actuación es estrictamente municipal?

Todo aquello estrictamente municipal o consorcios y empresas municipales.

¿De qué se queja la ciudadanía?

Hay de todo. Muchas de sanciones y tributos, Hacienda se lleva la gran mayoría. También temas de limpieza, ruidos, convivencia, mantenimiento de espacios públicos y edificios. Asimismo, muchas quejas de servicios sociales, que hemos detectado que a raíz de la pandemia han bajado y la lectura que hacemos no es que hayan disminuido los problemas, sino que la gente se ha buscado la vida por otro lado, como plataformas de autoayuda que han suplido las carencias en servicios sociales. También temas urbanísticos, de terrazas, que vemos que hay mucha disparidad de criterios entre los distritos. Y temas de escuelas, de los espacios en torno a las escuelas y también quejas no por que el ayuntamiento lo haga mal sino porque no está haciendo nada en determinadas materias. Nosotros somos una institución de segunda instancia, una vez agotan la instancia del ayuntamiento, podemos intervenir, pero también nos planteamos en algunos temas poder ser de primera instancia.

Las supermanzanas pueden estar muy bien, pero si encarece el precio del alquiler de los alrededores ya no están tan bien

David Bondia Sindico de agravios Barcelona - Sergi Alcàzar

Foto: Sergi Alcàzar

¿Y desde su punto de vista, cuáles son los principales problemas que tienen los ciudadanos o que tiene la ciudad?

Uno de los problemas que tenemos es el propio funcionamiento del ayuntamiento, que funciona por áreas muy parceladas y no tenemos clara la conexión entre situaciones como hacer una actuación en el espacio público y como puede afectar eso en la vivienda. Las supermanzanas pueden estar muy bien, pero si encarece el precio del alquiler de los alrededores ya no están tan bien. Y en temas de limpieza, hay que trabajar no sólo los derechos de la ciudadanía sino también los deberes. Puedes pedir al ayuntamiento que limpie de forma constante los contenedores, pero después vemos que el contenedor está vacío y la basura está por el suelo. Una de las funciones de la sindicatura es hacer pedagogía de los derechos y los deberes. Hay también hay temas como la poca adaptación que hay de los espacios de juego infantil para niños con diversidad funcional, o parques públicos que se abren a partir de las 11 de la mañana, cuando las personas mayores están antes por la calle.

Descartamos que la solución a los botellones sean medidas policiales únicamente

¿Y cómo se afronta desde la Sindicatura de Greuges el problema de los botellones?

Queremos impulsar una actuación de oficio sobre los botellones. Formamos parte de la Mesa por la noche cívica y saludable, que no nos habían tenido en cuenta y pusimos de manifiesto que no nos parecía del todo bien la composición de la mesa porque son medidas hacia los jóvenes sin los jóvenes. Había una entidad de jóvenes, pero el resto eran vecinos, empresarios del ocio nocturno y nosotros hicimos esta petición de incorporar gente joven, la que participa de los botellones y la que tiene un ocio alternativo. Haremos un informe sobre todo ello teniendo en cuenta la voz de la gente joven y no haremos sólo críticas sino que también haremos propuestas y descartamos que la solución a los botellones sean medidas policiales únicamente.

¿Qué solución propone el Síndic de Greuges de Barcelona?

Estamos haciendo el estudio. Queremos que la gente joven nos plantee cuál es la solución. No tenemos que criminalizarlos por los botellones, y sí, ha habido disturbios, pero no es todo el mundo y por lo tanto el reto es encontrar puntos de convivencia en el mismo espacio y tiempo de los que buscan ocio y los que buscan descanso. La solución no puede ser crear un 'botellometro' y que vayan al Fòrum, y hay gente que lo está diciendo. Los jóvenes se tienen que creer la solución, tienen que ser partícipes. Si les damos una solución sin contar con ellos, no nos harán caso.

Se tienen que acostumbrar a una sindicatura proactiva, no sólo a una oficina de quejas

¿Está preparado para tener fricciones con el gobierno municipal?

¡Y tanto! Con cualquier gobierno municipal y con cualquier partido. La primera cosa que hice una vez escogido fue hablar con los que me habían votado en contra y me mostraron plena colaboración. Dicen que la sindicatura es una piedra en el zapato, pero no, no es alguien que se quiere cargar el gobierno municipal, sino una institución que quiere mejorar la gobernanza municipal. Me tienen que ver como alguien que puede hacer crítica pero aportar propuestas. No haré ninguna crítica sin propuesta. Y como no le debo nada a ningún partido, eso me da total independencia. Eso sí, tienen que entender cuál es la función de la sindicatura y se tienen que acostumbrar a una sindicatura proactiva, no sólo a una oficina de quejas.

¿A estas alturas, hay sintonía con el gobierno municipal?

Hay sintonía con todo el mundo. Pero tengo claro que no haré política partidista y me es igual quien se sume a mis propuestas, lo que querré es que se implementen.

Para finalizar, en el cartel de la entrada pone 'Síndica de Greuges de Barcelona'. ¿Lo piensan cambiar?

No hay prisa para cambiarlo, y en todo caso, pondremos Sindicatura de Agravios. Somos un equipo, no personalizamos.

 

Imagen principal: El nuevo Síndic de Greuges de Barcelona, David Bondia,a la terraza de la sindicatura / Sergi Alcàzar