El arquitecto, músico y constructor-restaurador de instrumentos musicales históricos Galdric Santana Roma (Barcelona, 1971) es uno de los principales expertos contemporáneos en la obra de Antoni Gaudí. Actualmente, combina su tarea como arquitecto conservador de la Torre Bellesguard, una de las obras más injustamente desconocidas de Gaudí en Barcelona, con la dirección de la Càtedra Gaudí, centro de investigación y documentación de la Escola Tècnica Superior d'Arquitectura de Barcelona (ETSAB), adscrito a la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC), que tiene como objetivos el estudio, la difusión y la conservación de la obra de Antoni Gaudí y sus colaboradores.

A todo eso se suma el hecho de que ejerce, junto con Núria Poch, directora del Consorci Museu d'Art Contemporani de Mataró, el comisariado del Any Gaudí, previsto para 2026 en conmemoración del centenario de la muerte del arquitecto modernista. Todo ello, una triple vertiente desde la que Santana puede dar una visión científica del carácter y la popularidad de la obra de Gaudí, defender la necesidad de conocer Bellesguard como "una visita obligadísima" porque "explica cómo trabajaba Gaudí, porque aquí actuó solo" y defender a capa y espada la necesidad de ampliar la protección de la UNESCO como patrimonio de la humanidad al conjunto de obras modernistas de Gaudí. También desde el conocimiento científico toma posición sobre la Sagrada Familia, apuntando que el proyecto de Gaudí "incluye la escalinata de entrada", profundizando en el hecho que "no es un capricho aleatorio, sino que tiene todo un significado".

Señor Santana, para situarnos, estamos en la Torre Bellesguard, un edificio de Antoni Gaudí levantado sobre los restos del antiguo palacio del rey Martín el Humano y una de las construcciones que podrían recibir en un futuro el reconocimiento de la UNESCO. ¿Por qué se merece Bellesguard ser patrimonio de la humanidad?
Se lo merece la obra de Gaudí, ha quedado patente que es evidente. Bellesguard tiene los mismos preceptos y características fundamentales de valores que tienen el resto de obras, y no es que se lo merezca o se lo deje de merecer, es la aportación que hace este bien. Es decir, hay una serie de elementos singulares de este bien que, además, explican la gran paradoja es que, por ejemplo Bellesguard puede explicar muy bien muchas cosas de la manera de trabajar, pensar, decidir, diseñar... muchas aportaciones, en el sentido de que aquí Gaudí actuó solo. Gaudí se caracteriza porque siempre utiliza colaboradores, que eso es también un tema bastante innovador para el momento que es.

 

Cómo puede convencer a la gente para venir a ver Bellesguard?
Bellesguard aglutina una serie de acciones propias del profesional de la arquitectura como es la intervención en el paisaje, el tratamiento de las aguas de lo que Gaudí era un gran especialista, y la intervención en el patrimonio que también es interesante, ya que Gaudí actúa como restaurador de los restos del palacio de Martín el Humano, y por eso tiene esta apariencia neomedieval que tiene que ver justamente con esta intervención en el patrimonio para separarse pero tampoco desentonar. Y evidentemente la plástica que tiene, sus interiores, este efecto de la luz sobre la superficie que va haciendo cavidad, luz, cavidad, luz, cavidad... estos efectos de la luz del Mediterráneo, que además aquí lo ves en línea directa. Las panorámicas por sí solas..., si solo fuera una escalera de hierro, ya valdría la pena, pero es que es un monumento que te permite, además, hacer de mirador de todo el antiguo llano de Barcelona. Hay muchos factores, la paz de este jardín, la estética variante de cada piso... para mí es trascendental y si te gusta Gaudí es una visita obligadísima.

¿Podemos hablar de una obra singular, auténtica, pura de Gaudí?
Todas lo son, pero esta tiene esta particularidad que es muy auto-reflexiva. Y este componente que juega a superponer incluso sistemas constructivos totalmente diferentes planta por planta que puede parecer como muy ecléctico, donde quiere hacer una escenografía de lo que había sido la residencia del rey Martín aquí en Bellesguard y como una construcción que la historia la ha ido alimentando de diferentes intervenciones. Es la singularidad que tiene esta obra, que depende de cómo llegas a profundizar la mirada, ya que te das cuenta de que no es tan básica o tan evidente como aparenta en el primer momento.

Foto: Miquel Muñoz

¿Qué aporta para un edificio como este que sea reconocido como patrimonio de la humanidad? ¿Más notoriedad? ¿Más visitas?
No es por las visitas sino por el hecho de la protección, es el hecho de la máxima protección que puede tener un edificio. Y eso en un edificio que está en manos privadas creo que tiene bastante valor, aspirar a esta máxima protección más allá del hecho de que sea propiedad privada de una entidad u otra. Evidentemente, eso también tiene consecuencias en otros sentidos, pero en el fondo lo que se busca es esta máxima protección para evitar justamente malas intervenciones, mala gestión, es un poco ser conscientes de que estás custodiando, estás usando Patrimonio que es de la humanidad, aunque tenga un propietario.

Aunque tenga un propietario, que es el grupo Catalana Occident, ¿el hecho de que usted sea el arquitecto conservador ya es bastante garantía para que no se haga ninguna intervención que no se tenga que hacer?
Sí, exacto. Eso también es un hecho, ya dice mucho que desde desde el principio, desde el primer minuto en que adquirieron la torre, entendieron este concepto de que haya un arquitecto conservador para ir preparando todas las situaciones que en nuestro caso ha desembocado en un plan director que ha sido recientemente entregado en el Ayuntamiento, de restauración, para que todo quede bien definido, estipulado y protegido.

La Càtedra Gaudí es un centro de investigación sobre todo el contexto de la arquitectura de finales del XIX, principios del XX, pero en el entorno de Gaudí"

Con respecto a la Càtedra Gaudí que usted dirige, ¿cuáles son los principales ejes de trabajo?
La Cátedra Gaudí es un centro de investigación sobre todo el contexto de la arquitectura de finales del XIX, principios del XX, pero en el entorno de Gaudí. Tiene el nombre de Càtedra Gaudí por este motivo y, por lo tanto, está centrada en el estudio científico de la obra y de Gaudí.

Foto: Miquel Muñoz

¿Me puede explicar algunos objetivos, algunos resultados que haya dado la Càtedra Gaudí?
Este primer curso se ha conseguido reavivar el archivo, en el sentido que hemos adquirido un total de unas doscientas fotografías antiguas relacionadas con obra arquitectónica, sobre el 90% es Gaudí, más alguno de sus colaboradores, y es que no se habían incrementado fondos desde la época de Bassegoda que recopiló bastante información tanto documental gráfica como escrita. Este ha sido uno de los ejes alcanzados. Otro es promover y buscar la manera de hacer un informe colectivo de toda la obra construida para que formara parte de una segunda ampliación del patrimonio de la humanidad. Y eso ahora también es una cosa que está en curso con el objetivo fijado en 2026, aprovechando esta oportunidad para hacer como una especie de segunda oportunidad tal como se hizo también en 2002, que culminó con la ampliación de obras en 2005.

De hecho, una cosa que sorprende es que hasta en Barcelona mismo hay obras de Gaudí que son patrimonio de la Unesco y obras de Gaudí como esta misma, la Torre Bellesguard, que no lo son. ¿Cómo es que en su momento no se hizo de manera total?
Porque los informes tienen que ser lo bastante serios y en el momento en que eso se promovió por primera vez, no había ni la documentación suficiente, ni los argumentos suficientes, ni el estado de conservación suficiente. Hay una serie de parámetros que desde 2002 hasta la actualidad han cambiado radicalmente. Pero en aquel momento había mucha incertidumbre y mucha falta de reconocimiento de qué partes son auténticas de Gaudí y cuáles no. Ahora se ha hecho la investigación, se ha podido justificar científicamente y, por lo tanto, es un buen momento para volver a tratar de hacer la ampliación. Además, en el caso de la arquitectura de Gaudí, como el resultado plástico o compositivo de cada obra siempre depende del lugar donde está, el lugar casi que diría geográfico estricto, y con quién es el propietario que lo encarga, hace que cada obra, a pesar de que están hechas por la misma persona, acaban siendo obras muy diferentes, con rasgos comunes fáciles de identificar, pero con otra serie de rasgos que son muy difíciles de interpretar o poner como iguales porque derivan de una serie de circunstancias más complicadas.

Para organizar esta petición de ampliación de la protección de la obra de Gaudí como patrimonio de la humanidad por la Unesco ha habido que sumar varias entidades que gestionan varios edificios: Torre Bellesguard, la intervención de Gaudí en la Catedral de Palma, su obra en Cantabria... ¿Ha sido fácil sumar todos estos esfuerzos?
Desde el punto de vista decisivo o de intenciones, facilísimo. Lo que pasa es que está toda la complejidad que comporta eso. Pero en los primeros segundos todo el mundo estaba de acuerdo, naturalmente, con una cosa así, la verdad es que ha sido de un entendimiento inmediato.

 

El objetivo es tener esta ampliación del reconocimiento en 2026. Queda un año y medio, ¿esto es factible?
El objetivo para 2026 es tener el informe, el documento previo y descriptivo de los valores de autenticidad previos a las diferentes comisiones de las entidades públicas de cada ámbito administrativo que lo puedan lanzar en el trámite correspondiente propio de UNESCO, a través de ICOMOS [Consejo Internacional de los Monumentos y Lugares Históricos] y normalmente una vez se hace eso, pueden pasar perfectamente tres o cuatro años, es decir, tiene perspectivas de alcanzarse entre 2029 y 2030.

Continuando con su vinculación con Gaudí, en 2026 se conmemora el centenario de la muerte de Gaudí y usted es comisario del Any Gaudí junto con Núria Poch. ¿Qué trabajo hará como comisario? ¿Qué idea hay para celebrar este año?
El trabajo del comisario es un trabajo suficientemente conocido, que es la decisión de cuál es el programa para hacer esta conmemoración. En este caso, como el tamaño de lo que significa conmemorar a Gaudí es mayor, se ha avanzado un año.  El Any Gaudí 2026 se quiere caracterizar en que el contenido esté contrastado científicamente. Ahora estamos en la fase de la elaboración y la definición final del programa, de las actividades y acciones, pero todavía no lo hacemos público.

El Any Gaudí 2026 se quiere caracterizar en que el contenido esté contrastado científicamente"

Preguntaré igualmente, ¿hay algo que se pueda explicar?
Las únicas cosas que hay, que ya estaban incluso reconocidas antes de que se creara el comisariado y que de hecho se presentaron justamente en las directivas de la Càtedra Gaudí, son la celebración de un congreso científico en el 2026 y de una exposición y que esta exposición además no fuera como todas las otras sino que debe aportar elementos nuevos no solo a nivel expositivo formal, sino también de contenido inédito. De hecho, venimos de otra exposición muy reciente en el MNAC de mucha importancia y categoría y entonces eso también hace que esta tiene que mirar mucho más allá. Le pone mucha más dificultad pero es un reto previsto.

 

¿Por qué Gaudí se ha vuelto tan popular?
Primero por su factor singular, es decir, el modernismo en general o su equivalente en otras áreas geográficas, es un momento que tiene unas características que a la gente le puede gustar más o menos, pero como Gaudí va más allá y su obra es muy singular, muy atrevida muchas veces, con el paso del tiempo esta distancia incluso va cambiando perceptivamente, pero ya desde desde el principio era arquitectura totalmente innovadora. A veces nosotros nos miramos, entre comillas, injustamente ciertas cosas de Gaudí, pero las seguimos mirando como normales en el presente cuando tienen cien años y si haces el ejercicio de ponerte en aquella aportación técnico-constructiva o plástica y te pones en el momento en que está hecha, es como si ahora viéramos una nave espacial de otro planeta aterrizando aquí en medio de la ciudad, como si fuera una cosa del más allá o del mañana. Y entonces esta suma de circunstancias, la cantidad de lecturas desde muchos puntos de vista, hace que en colectivos muy diferentes cuaje positivamente.

¿Nos queda algo por descubrir de Gaudí?
Paradójicamente, sí. Así como es un arquitecto que ha aportado muchísimo, se quiera reconocer o no, mucha parte de la arquitectura contemporánea tiene un sentido porque ha existido esta arquitectura. Y no solo a nivel local, sino a nivel internacional. La paradoja es esta, que aunque es un arquitecto claramente reconocido, que ha influenciado muchas cosas, por lo tan conocido que es, tan poco estudiado ha sido. Y el hecho de que no estén los documentos a primera vista, porque desaparecieron en la guerra del 36, porque se quemaron, hace que las cosas que quedan son cosas extraviadas o por lo que sea hubo la suerte de que se sacaron de su despacho en la Sagrada Familia, o porque están presentadas en el Ayuntamiento o porque uno de sus colaboradores las ha mantenido. Nos basamos en toda la investigación posible que se puede hacer a través de estas derivadas tangenciales de los documentos. Sin embargo, así y todo, es sorprendente que en 2024 mismo, yo he descubierto cosas inéditas de una trascendencia absoluta.

Foto: Miquel Muñoz

Ponga algún ejemplo.
Una carta que Gaudí le envió a Roser Segimon, que era la propietaria de la casa Milà, por ejemplo, pero hay más. Hay una carta que uno de sus colaboradores extrajo del despacho porque estaba estudiando lo que fuera o por la circunstancia que fuera y entonces te aparece eso y dices, ostras, estamos en 2024 y todavía salen cosas. Y planos firmados también. Hay muchas sorpresas en este sentido que son curiosas porque sí que es verdad que es un arquitecto que se ha estudiado en la medida de las necesidades de intervención en el patrimonio, desde una sola obra directamente, nunca a nivel general. Evidentemente tampoco es tan extremo, pero de manera general es así. Y además no siempre ha sido bien visto. Pero aparecen fotografías nuevas, aparecen facturas, siempre son elementos que por su condición documental no tenían por qué estar en su despacho. Y sus colaboradores también tenían documentación relativa a Antoni Gaudí.

El proyecto de la Sagrada Familia de Gaudí incluye esa escalinata y, además, tiene un sentido, no es un capricho aleatorio, si no que tiene todo un significado"

¿La Sagrada Familia de alguna manera se ha comido la obra de Gaudí?
No lo creo. Es una obra máxima y además Gaudí ya lo reconocía así. De hecho, él busca ser un arquitecto pero de los de la historia de la humanidad, aquello de volver a los orígenes pero también incluso desde su punto de vista profesional. Como aquel arquitecto que está al lado del faraón y que hace la gran pirámide. Y un poco el templo de la Sagrada Familia es esta visión ancestral de la figura del arquitecto más allá de un maestro de casas, si no que es esta arquitectura monumental de gran trascendencia de un pueblo o de la civilización. Y la Sagrada Familia le representa exactamente eso.

 

¿La Càtedra Gaudí o usted como arquitecto, como se posicionan sobre la cuestión de la escalinata para acceder a la fachada de la Gloria de la Sagrada Família?
Si se me pregunta como responsable de la Càtedra Gaudí o como estudioso de Gaudí desde el punto de vista científico, es un hecho que arranca desde los primeros momentos ya del proyecto: se tiene que entender que la Sagrada Familia es como un templo griego, quizás no con el resultado plástico que todo el mundo se figura en un templo griego aunque podríamos encontrar similitudes, pero una de ellas es el efecto del podio que tiene que estar elevado y tiene las escalinatas de acceso. Eso es una idea que ya en las primeras versiones aparece este efecto del podio y de esta escalinata. Pero es que en 1915, en el álbum que publica oficialmente la Sagrada Familia y que se hace incluso, pienso, tres ediciones con pocas variaciones, diferenciadas según las reimpresiones que hacían falta para su difusión, está a parte de grafiado, explicado en palabras. Además, los diferentes planes del Ayuntamiento la tenían prevista como una cosa ya asumida. Y, por lo tanto, desde el punto de vista científico, es lo que es, y a partir de aquí el resto es si te parece bien, si te parece mal, si se puede, pero son cosas que se van fuera de la ciencia. El proyecto de Gaudí incluye esa escalinata y, además, tiene un sentido, no es un capricho aleatorio, sino que tiene todo un significado y, además, todo este significado está documentado. Ya de antes, pero sin ningún tipo de duda yo siempre digo que en 1915 está archipublicado, sea gráfica o documentalmente con una explicación autorizada, dado que en 1915 Gaudí envía sus colaboradores a explicar cómo es este monumento y este templo, y una de las cosas que se explica también es eso por todos los lugares donde dan estas conferencias en aquella época, a la vez que se publica este álbum explicativo, por ejemplo.

 

Foto: Miquel Muñoz