Los dos primeros días de cierre del recinto de la batería antiaérea de la cima del Turó de la Rovira se ha saldado, por una parte, con sanciones por incumplir la ordenanza de civismo, y por la otra, con la sensación de que la valla no ha sido efectiva y no ha impedido que grupos de turistas hayan podido saltarla e introducirse en el recinto, aunque hay una patrulla de la Guàrdia Urbana toda la noche. Ante esta situación, el Ayuntamiento de Barcelona ha querido dejar clara cuál es su estrategia para los próximos días con la intención de "gobernar" la situación y evitar que la zona llamada los búnkeres del Carmel vuelva a ser un espacio de masificación turística y comporte problemas a los vecinos del entorno.

Así, después de la experiencia de dos noches, la concejal Rosa Alarcón, responsable del distrito de Horta-Guinardó, ha señalado este jueves por la mañana que "todavía hay mucho trabajo por hacer" y que "desde el primer momento hemos dicho que la valla no era la única solución". Por eso, ha querido reivindicar que ya se han cumplido dos hitos, el primero, "el incremento del dispositivo policial, que tuvo un primer efecto, la desaparición de las fiestas ilegales", y el segundo, "el cierre nocturno, que ha producido un efecto disuasivo". Con todo, Alarcón ha admitido que "hay gente que salta y hace actos de incivismo", y ha recordado que estas personas, "se arriesgan a sanción de la Guàrdia Urbana". De hecho, las multas por consumo de alcohol en la vía pública, uno de los motivos por los cuales pueden ser sancionados, pueden llegar a los 600 euros.

Informadores cívicos el fin de semana

Además de estas medidas ya en aplicación, el Ayuntamiento de Barcelona prepara nuevas, la primera de las cuales se estrenará ya este fin de semana, que será la de desplegar agentes cívicos que se encargarán de informar hasta las 22 horas "a todos los turistas y otras personas que quieran entrar en el Turó de la Rovira, para que sepan que no lo podrán hacer". Además, se mantendrá el refuerzo del despliegue policial durante el fin de semana que se lleva haciendo durante todo el mes de abril, que incluye medidas como cortar el tráfico en las calles Gran Vista y Doctor Bové". Los agentes cívicos, además, estarán en contacto permanente con la Guàrdia Urbana para informarles de los eventuales actos incívicos, incluido el intento de saltar la valla. Además, ha recordado que las personas que se dispersen por el perímetro lo pueden hacer sin vulnerar las ordenanzas de civismo, es decir, sin beber alcohol ni en exceso de ruido.

CIERRE TURO DE LA ROVIRA / Foto: Montse Giralt
La concejala Rosa Alarcón (derecha), hablando con vecinos del Turó de la Rovira el martes pasado / Foto: Montse Giralt

Otro aspecto que quiere trabajar el Ayuntamiento es el de la información, no solo en el espacio concreto, sino a todos los niveles, en este sentido ya se informa en hoteles, albergues juveniles y pisos turísticos del "cambio de usos del Turó de la Rovira, que ha pasado de ser un lugar de fiestas ilegales a ser un espacio de cultura". Esta información también se ha distribuido a través de aplicaciones de taxi y se está gestionando también con prescriptores turísticos como Booking y portales de información como Google Maps: "queremos que esta información llegue lo más rápido posible a los turistas".

Finalmente, Alarcón ha insistido en que la estrategia del Ayuntamiento depende de conseguir "gobernar" el espacio de los búnkeres del Carmel. "El objetivo final es la gobernanza del espacio", ha señalado la concejal, para atribuir el origen del problema una década atrás, "cuando se descentralizó el turismo sin gobernanza y ahora, después de diez años, tenemos que introducir gobernanza en el espacio". Por todo ello, Alarcón ha admitido que "las cosas no se resuelven de un día para el otro", pero ha querido lanzar un mensaje esperanzador a los vecinos "Continuaremos encima de ello, porque somos conscientes de que el problema no está resuelto".