La primera iluminación de la estrella de Navidad situada en la plaza de Sant Jaume, que este año sustituye el tradicional belén -que no el belén tradicional-, ha pasado sin pena ni gloria, en un ambiente de poca expectación y que ha acabado con tímidos aplausos. La instalación, que recibe el nombre de 'Origens' llama la atención por sí misma por la existencia de la enorme estrella de veinte puntas plantada en la plaza, pero lo que es el momento de la iluminación no se ha convertido, al menos de momento, en un reclamo navideño de primer orden. Más suerte ha tenido el belén de ambiente portuario del interior de la Casa Gran, donde este viernes por la noche se han formado las primeras colas.
De hecho, la iluminación de la misma estrella se hace difícil de entender, ya que la música se tiene que escuchar a través del móvil de cada usuario a través de códigos QR, mientras que en la plaza reina un silencio más expectante que resolutivo. A diferencia de otras ocasiones, como el mapping de hace unos años, no había una gran expectación para ver este primer encendido. A las 18:30 horas, tal como estaba previsto, la estrella, que previamente estaba iluminada por proyectores desde el Ayuntamiento y el Palau de la Generalitat, ha empezado a dar síntomas de iluminación interior, ahora bien, sin mucho sentido para los espectadores, con pinchos encendiéndose y apagándose aparentemente de forma azarosa. Por eso mismo, los espectadores solo se han expresado cuando la estrella ha aparecido iluminada de forma completa. Y al final de todo, señalado por un apagón general de la estrella, se han podido escuchar tímidos aplausos.
Primeras colas para ver el belén
Más suerte ha tenido el belén del interior de la plaza Sant Jaume, aunque quizás no gustará del todo a los defensores del concepto de belén tradicional. Se trata de una instalación inspirada en Joan Salvat-Papasseit y de estética portuaria, donde el nacimiento se sitúa dentro de un vagón de tren entre los históricos almacenes portuarios -'rafals' en catalán normativo y 'tinglados' en catalán portuario- del Moll de la Fusta. En este caso, no falta nada del pesebre tradicional, ni la sagrada familia, ni la anunciación, ni el caganer, ni los reyes de Oriente, ni los legionarios romanos, pero con un toque que convierte a los pastores en estibadores y los romanos en mossos d'esquadra.
En todo caso, y ante la perplejidad causada por la iluminación de la estrella, entrar en el patio de carruajes de la Casa Gran, con una iluminación y decoración que responde más al concepto tradicional navideño, ha parecido para muchos ciudadanos una buena manera de empalagarse de espíritu navideño. Hay que decir, también, que todavía queda casi un mes para el día de Navidad y, quién sabe, quizás la estrella acabará ganándose un lugar en el corazón de los barceloneses o barcelonesas. De momento, sin embargo, solo parece un elemento más para alimentar la tradicional polémica que siempre rodea la celebración de Navidad en la capital de Catalunya.