La exposición de los ciudadanos de Barcelona a los alimentos poco saludables es "muy elevada". Así lo ha concluido un estudio del Instituto Metròpoli publicado este viernes, en que ponen énfasis en las zonas de bajos ingresos y de fuerte presión turística como los principales focos de esta amenaza. El informe forma parte del proyecto de la entidad conocida como Foodtransitions. Donde recoge que la alta diversidad de usos y de oferta alimentaria en la ciudad evita que haya "desiertos alimentarios". Este concepto se refiere a aquellas zonas sin acceso a una oferta de alimentación saludable, según informa la entidad en un comunicado. En este sentido, el estudio concluye que el acceso a la alimentación es "desigual", en función del barrio y de la situación socioeconómica.
El Instituto también habla de los "pantanos alimentarios", es decir, de aquellas zonas con una alta exposición a no comer saludable, en las cuales viven 1,6 millones de barceloneses, el 97,4% de la población de la capital catalana. Además, 106.000 personas (6,6%), están en una situación de riesgo de pobreza.
El estudio afirma que en Barcelona solo el 5% de los puntos de venta están especializados en alimentos ecológicos, cifra que sube a un 7% si se tienen en cuenta cooperativas, grupos de consumos y huertos urbanos. Asimismo, 170.000 personas, el 10,6% de la población, residen en áreas con baja oferta de alimentos ecológicos.
En Madrid, la dinámica se repite: el 93,1% vivo en "pantanos alimentarios", de los cuales un 11,1% en áreas con muy alto riesgo de pobreza. Solo un 5% de establecimientos están especializados en alimentos ecológicos, con 900.000 personas (28,5% de la población) en zonas con baja oferta de este tipo.
Las medidas a abordar
El Instituto Metròpoli concluye que "más del 90% de la población está expuesta a pantanos alimentarios, incluidos los barrios más desfavorecidos". En el informe avisan de que "no está bastante de aumentar la oferta de alimentos saludables y ecológicos y regular los puntos de venta de alimentos malsanos". Por este motivo, consideran que la solución pasa por "estrategias integrales" que aborden la desigualdad en el acceso a la alimentación, promuevan la educación alimentaria y den apoyo a los sistemas de producción local. "Promover entornos alimentarios que integren prácticas sostenibles en toda la cadena de suministro, desde la producción hasta el consumo, contribuirá a crear sistemas alimentarios urbanos más justos, sostenibles y resilientes tanto en Madrid como en Barcelona", han sentenciado.
Foodtransitions es un proyecto que integra más de 10 instituciones de investigación y colabora con actores locales para diseñar un "marco socioecológico" que apoye "políticas alimentarias inclusivas". El estudio ha sido desarrollado en Valladolid, Barcelona, Madrid, València y Córdoba.