El doctor en Historia del Arte Enrique Campuzano ultima la publicación en castellano, catalán e inglés de una investigación que ayudará a recomponer el órgano del Palau Güell, de Barcelona, y documentar la controversia por este instrumento que surgió entre el arquitecto Antoni Gaudí y el constructor de este instrumento. Este trabajo saldrá a la luz "pronto" por encargo de la Diputación de Barcelona, dentro de la Colecció del Palau Güell, y pretende reivindicar un órgano de gran valor artístico, obra de uno de los mejores organeros de la época, Aquilino Amezua, y poner las bases para su posible reconstrucción.

El órgano fue construido en 1888, el año de la Exposición Universal de Barcelona, y como no estaba prevista su instalación en el proyecto inicial del palacio, obligó a realizar reformas antes de acabar las obras, ya que el instrumento era toda una ostentación técnica con más de 16 registros. En una entrevista con EFE, Enrique Campuzano (Torrelavega -Cantabria-, 1958) explica que las características especiales de este órgano causaron "gran sensación en la Barcelona del momento y fue clave para la vida musical de la ciudad", además de ser el primer instrumento de estas características que se instalaba en un palacio como el de los Güell en el Raval. Campuzano recuerda que su constructor había ya instalado el gran órgano eléctrico en el Palacio de las Artes de la Exposición Universal de Barcelona, dotado con las nuevas tecnologías de la época.

Un "capricho" de Eugeni Güell

El instrumento del Palau Güell fue un proyecto "mucho querido" por las hijas de Eusebi Güell, que habían estudiado música en París, y su puesta en funcionamiento contribuyó a precipitar el salto al romanticismo de la música de órgano, cosa que influyó en la extensión de la nueva corriente por todo el país. Según detalla Campuzano, Gaudí no había previsto la instalación de este órgano ni el escenario para músicos, ya que solo contaba con un pequeño salón central, pero elevado a tres alturas, por lo cual que se tuvo que incrustar una nueva planta y cambiar la distribución de las escaleras.

Fue Eusebi Güell quien decidió cambiar los planos del palacio para instalar el órgano ante la afición de sus hijas, lo que originó la controversia documentada en la investigación entre Gaudí y Amezua, a cuenta de la ubicación del enorme instrumento. Como el órgano necesitaba un gran espacio, se tuvieron que distribuir las diferentes partes: consola, transmisión y tubería en las diferentes plantas. Especial dificultad surgió con la conexión entre la consola de teclados en el piso inferior y la tubería y fuelles al superior, a 15 metros de distancia, para lo cual se utilizó la transmisión mecánica, un alarde inusitado y un reto que Amezua supo resolver con el sistema mecánico tradicional.

Durante muchos años el órgano estuvo operativo y pasaron por el Palau de la Música de Güell los mejores organistas de Europa en cada momento, pero la complejidad de su mecánica y la dejadez en abordar mantenimientos y restauraciones hizo que las diversas reformas que se fueron realizando en el palacio olvidaran su valor. Incluso se estudió la posibilidad de instalar otro de nuevo ante el desconocimiento de la mecánica y la forma de construcción y recursos del órgano de Amezua, proyecto que no cuajó y que junto con la llegada de la II República y después la dictadura, contribuyó al abandono del órgano.

Estudio de investigación amplio

Hace tres años, y ante el interés suscitado por la restauración integral del palacio, se abordó la posibilidad de conocer en profundidad el órgano construido por Amezua y se encargó a Campuzano un estudio de investigación amplio donde ha revelado su estructura y su funcionamiento después de décadas de olvido. Campuzano explica que este órgano tuvo gran relevancia para Cantabria, ya que todos los promotores de su construcción estuvieron relacionados con Comillas, ya que la familia veraneaba en la villa marinera donde celebraban conciertos semanales, cosa que ayudó a la difusión de la música romántica en todo el país.