El Saló Sant Jordi del Palau de la Generalitat vuelve a lucir su decoración renacentista original una vez ha finalizado el proceso de retirada de las obras pictóricas de contenido historicista que fueron añadidas los años 1926 y 1927, durante la dictadura de Primo de Rivera y cuando el palacio era la sede de la Diputación de Barcelona. Los trabajos se iniciaron el 2 de mayo de 2023 y han consistido en la extracción, por parte de técnicos y restauradores, de las pinturas al óleo sobre tela de la época de la dictadura situadas en los paramentos y a una parte del techo del Saló. El espacio ha recuperado, así, la arquitectura del maestro Pere Blai y su estado renacentista original, tanto en la forma como en los materiales.

El fin de obras se celebrará de forma institucional este miércoles, con un acto formal de restitución del salón, encabezado por el president de la Generalitat en funciones, Pere Aragonès, al que también asistirán a la vicepresidenta en funciones, Laura Vilagrà, y la consellera de Cultura en funciones, Natàlia Garriga. Además, se contará con la presencia del president Quim Torra, bajo cuyo mandato se creó, en 2019, la Comisión para el Estudio de la Decoración Pictórica del Saló de Sant Jordi del Palau de la Generalitat, que es quien acordó la retirada de las pinturas.

La obra en el Saló Sant Jordi responde a un proyecto que se redactó a partir de 2019 según los criterios establecidos por una comisión de expertos que fijó la intervención que se tenía que hacer. Los trabajos se han llevado a cabo bajo la orientación del Departamento de Cultura, que ha marcado las líneas de actuación sobre la retirada y conservación de las pinturas. Los murales retirados ocupan más de 850 metros cuadrados y se trata de 24 pinturas sobre tela de gran formato, en las paredes, y 45 más pequeñas en el techo y la cúpula. El proyecto se encargó en la empresa Urcotext con un presupuesto de 1,9 millones de euros.


Hay que recordar que las pinturas de la dictadura de Primo de Rivera taparon las decoraciones anteriores, obra del célebre artista catalano-uruguayo Joaquín Torres-García, encargadas por la Mancomunidad, que quedaron inacabadas. En el periodo 1926-27 la obra de Torres-García fue sustituida por pinturas que elogiaban la vinculación de Catalunya con la Hispanidad, obra de Francesc Galofré i Oller, de su hijo Francesc Galofré i Surís, y de muchos otros pintores no muy relevantes de la época: Alexandre de Cabanyes, Laureà Barrau, Josep Triadó... Entre ellos figuraban escenas como Cristóbal Colón recibido por los Reyes Católicos, la batalla de Lepanto y el Compromiso de Caspe.