Los Jardins del Palau Reial de Pedralbes, situados en la avenida Diagonal de Barcelona (distrito de les Corts), tienen su origen en lo que había sido una gran finca propiedad de la familia Güell, uno de los accesos de la cual estaba situada en lo que actualmente se conocen como Pavellons Güell. Al principio de los años veinte del siglo pasado, la finca fue cedida a la ciudad de Barcelona con el compromiso de construir una residencia real para que lo ocuparan los monarcas españoles en sus visitas a la ciudad, y fue Alfonso XIII quien la pudo utilizar a partir de 1924.
La conversión de la finca Güell en palacio real supuso la reconversión de la llamada Torre Güell, una residencia de veraneo construida sobre la antigua masía de Can Custó, en un gran palacio de estilo novecentista, respondiendo a lo que en aquel momento se consideraba digno como residencia real. Ahora bien, como ya se ha dicho, la finca pertenecía a los Güell y en uno de los extremos hay los también mencionados Pavellons Güell, y en cuestiones de arquitectura este apellido lleva, indefectiblemente, a Antoni Gaudí, que es quien firmó las grandes construcciones de los Güell, como el Palau Güell del Raval o la cripta de la Colònia Güell, en Santa Coloma de Cervelló (Baix Llobregat).
Y es que Antoni Gaudí también intervino, y mucho, en la finca Güell, y la muestra más clara se encuentra está en la espectacular puerta de entrada y las edificaciones del complejo de los Pavellons Güell, que de hecho eran las caballerizas y la portería de la finca. También quedan otros restos como otros accesos a la finca, reconstituidos en dos puntos de la Zona Universitària, por debajo de la Diagonal, la puerta sur en torno a la facultad de Biología y la puerta este al lado de la facultad de Farmacia. Pero entre 1884 y 1887, Gaudí tuvo más intervenciones, como los muros de valla, pérgolas y miradores, hoy desaparecidos. Entre otros elementos, proyectó una fuente que todavía se conserva, y que tiene una historia repleta de curiosidades.
Construida en 1884, 'descubierta' en 1983
Se trata de la Font d'Hèrcules (no confundir con la fuente del mismo nombre del paseo de Sant Joan), también conocida como Font Gaudí, que está situada en la parte superior de los jardines, un poco antes de llegar al palacio. Construida en 1884 y actualmente catalogada como Bien Cultural de Interés Local (BCIL), está pendiente de un proceso de restauración que le tiene que devolver el esplendor original, un esplendor que, en todo caso, estuvo mucho tiempo oculto, porque esta fuente pasó buena parte de su vida escondida en un bosquecillo de bambú hasta el punto que fue 'descubierta' en el año 1983 por el arquitecto municipal Ignasi Serra i Goday, que encargó una primera restauración.
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Con respecto a su diseño, la parte más indentificable como guadiniana de la fuente es su caño de hierro forjado y que tiene forma de dragón, que de alguna manera lo emparenta con el enorme dragón de la puerta de los Pavellons Güell. Otro elemento simbólico es la pila que recoge el agua, que tiene en su frontal un escudo de Catalunya que tiene el rebosadero en cada una de las cuatro barras, de manera que una vez la pila estaba llena, el agua chorreaba hasta un sumidero situado en el suelo dibujando una senyera líquida. Toda la construcción estaba engastada en un banco de piedra elíptico y con respaldo y coronado por un gran busto que... se perdió.
La fuente que perdió la cabeza
Si la fuente estaba dedicada a Hércules era precisamente porque la fuente estaba coronada por un busto de este héroe mitológico. Un busto que no era de Gaudí, sino del escultor Rossend Nobas, también colaborador habitual de los Güell y que también tuvo su propia historia curiosa, por no decir rocambolesca. El busto, datado como la fuente en 1884 y del cual había fotografías de su emplazamiento original encabezando todo el conjunto, ya no estaba allí cuando Serra i Goday la redescubrió en 1983, por lo cual y en una decisión sin mucho fundamento, se optó por poner otro busto, concretamente una representación del emperador romano Calígula encontrada en los sótanos del mismo Palau Reial de Pedralbes.
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El busto de Hércules, de notables dimensiones -más de un metro de altura y un peso aproximado de 476 kilogramos- fue dado por desaparecido hasta que, de manera casual, también fue redescubierto en época reciente, concretamente en mayo del 2021, cuando se encontró en el almacén de la colección de Arte Público municipal del centro de mantenimiento Josep M. Serra Martí en Canyelles, donde fue identificada por el fotógrafo Pere Vivas como el busto original de Nobas, y seguidamente restaurado por la dirección de Arquitectura Urbana y Patrimonio del Ayuntamiento de Barcelona para ser cedido al Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC).
La cabeza de Hércules volverá a lucir
Hoy en día, la fuente presenta un estado decididamente mejorable, con el caño en mal estado y el conjunto en general descuidado y, además, sin ningún busto que corone el conjunto. El hecho de que debido a la sequía no brote agua aumenta la sensación de abandono, pero el hecho es que, tal y como indica una placa firmada por la Contrata de conservación y restauración de monumentos de la ciudad, se trata de un “Monumento en restauración”. En este sentido, fuentes del Ayuntamiento de Barcelona consultadas por ElNacional.cat apuntan que el busto de Calígula fue "retirado el pasado verano porque estaba en mal estado" e informan que una vez recuperado y restaurado el busto de Hércules, ahora se prepara "una reproducción para colocarla en su ubicación original". Mientras espera esta vida mejor, la Font d'Hèrcules es, eso sí, una obra de Antoni Gaudí que, como todas, siempre es recomendable visitar.
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