En la recta final del mandato y pocos días antes de que se firme el decreto de convocatoria de las elecciones municipales y queden prohibidas las inauguraciones oficiales, las alusiones desde las instituciones a las realizaciones del actual mandato o la presentación de nuevos proyectos, el Ayuntamiento de Barcelona ha dado a conocer este miércoles el ambicioso proyecto de reforma de la avenida Meridiana en el largo tramo que va desde Fabra i Puig hasta el puente de Sarajevo, de casi 2,5 kilómetros de longitud y que actualmente tiene una configuración de autopista urbana aunque está surcada por nueve pasos de peatones.
Hay que recordar que en la actualidad está en obras el tramo de la Meridiana entre Navas y Felip II con la previsión de finalizarlas en verano de 2023 y que en enero se aprobó de manera inicial el proyecto ejecutivo de la reurbanización entre Felip II y Fabra i Puig, que podría aprobarse definitivamente en abril pero que, en todo caso, no se ejecutará hasta el próximo mandato. Además, el gobierno municipal ya había advertido en varias ocasiones de su intención de acelerar los estudios previos para el tramo pendiente entre Fabra i Puig y el Pont de Sarajevo, con la intención de dar los primeros pasos antes de la finalización del mandato.
En este contexto, el Ayuntamiento de Barcelona ha anunciado que ya han finalizado los estudios preliminares para la transformación de la Meridiana entre Fabra i Puig y el Pont de Sarajevo, presentado a los vecinos este mismo miércoles con la intención de iniciar la redacción del anteproyecto de la totalidad del tramo durante el próximo mandato. Es por eso que el proyecto, además de ambicioso por su envergadura y la dificultad añadida de los cambios de cota entre los distritos de Nou Barris y Sant Andreu, tiene un punto de quimérico, porque en todo caso, su definición y eventual ejecución quedará vinculada directamente al próximo gobierno municipal. Además, tampoco se ha detallado ningún presupuesto ni previsión de financiación más allá del uso de fondos europeos.
Con todo, según lo ha definido la segunda teniente de alcaldía de lo Ayuntamiento de Barcelona, Janet Sanz, todo el proyecto está definido por la voluntad de que la Meridiana "se convierta en una calle y deje de ser una autopista urbana", con la eliminación de carriles de circulación, y que rompa las "barreras de separación" entre los distritos de Sant Andreu y Nou Barris, hito que se conseguiría eliminando el alto muro de contención que cae sobre Sant Andreu, así como la desaparición del Pont del Dragó que actualmente conecta el paseo Valldaura con la calle Bartrina. Además, se redoblarían los pasos de peatones actuales, pasando de nueve a dieciocho.
¿Cómo será este tramo de la Meridiana?
Según el proyecto del actual gobierno municipal, se quiere pasar de los nueve carriles de tráfico existentes -cinco de entrada: tres de circulación, uno de bus VAO y uno de bus, y cuatro de salida: tres de circulación y uno de bus- a siete -cuatro de entrada: un carril bus, dos carriles de circulación y un carril bus VAO, y tres de salida: un carril bus y dos carriles de circulación. Ahora bien, la intervención más importante en el tramo entre Fabra i Puig y el puente del Dragó será la equiparación en la medida del posible de las diferentes cotas y la supresión del paso subterráneo del puente del Dragó.
De hecho, este anteproyecto se centra en este segmento de la Meridiana y no se han dado a conocer muchos detalles sobre como quedará la avenida en su cruce con la ronda de Dalt o como conectará con las autopistas en el Pont de Sarajevo, donde cualquier proyecto de reurbanización tendrá que ser consensuado con la Generalitat. En todo caso, entre Fabra i Puig y el puente del Dragó la avenida se reformaría para permitir una conexión más fluida entre los dos distritos, ya que el sentido de circulación de entrada en Barcelona se situaría en la misma cota que el complejo deportivo de Can Dragó, mientras que el de salida se situaría en la misma cota de Sant Andreu. En medio, un paseo central para peatones en suave pendiente salvaría la diferencia de cotas.
Hay que recordar que a pesar de la diferencia natural de cotas, esta fue aumentada, en primer lugar, por el soterramiento del tren -que quedará igual- y en segundo por la elevación de la autopista para permitir el paso subterráneo por el Pont del Dragó. Por eso, la misma eliminación de los muros permitirá rebajar en parte la cota de la autopista e igualarla con la de Nou Barris, de manera que se podrá eliminar el Pont del Dragó. Con respecto al paseo central, estaría conformado por una mediana paisajística con un carril bici central ancho, bidireccional y segregado, y con pasos sesgados para conseguir pendientes suaves y accesibles para atravesar la avenida, recuperando conectividad entre barrios. Además, en el lado de Sant Andreu, la acera pasaría de los 3,5 a los 18 metros.
Asimismo, se prevé que el nuevo tramo disponga de más arbolado (1.200 nuevas unidades) y parterres (54.153 m²), y también se incrementarán los puntos de cruce de peatones. Actualmente, este ámbito de la avenida Meridiana dispone de 9 pasos con una distancia media entre pasos de unos 300 metros, y la propuesta prevé 18 cada 133 metros por término medio, doblando así los existentes. Además, la ganancia de espacio público para el peatón es notable, ya que la superficie destinada a calzada se reduce de los 109.600 m² actuales a 70.600 m², un 36% menos. Con respecto al tramo entre el paseo de Santa Coloma y el puente de Sarajevo también se ganará espacio para el peatón. Se creará una acera nueva, que actualmente no existe, con una reordenación de los carriles de circulación que se definirá en la redacción del anteproyecto.
Todo ello supone una actuación que, sumada a las ya finalizadas, en ejecución o proyectadas, supondrán más de 5 kilómetros, desde la plaza de las Glòries hasta el Pont de Sarajevo. Aunque el Ayuntamiento de Barcelona apunta que una parte de la inversión de los diferentes tramos que se están llevando a cabo provienen de los fondos Next Generation, la realidad es que para este tramo todavía queda por definir el presupuesto y, también, la voluntad política del futuro gobierno municipal de llevarlo a cabo.