El Palau Güell es una de las obras de Antoni Gaudí en Barcelona que pueden pasar más desapercibidas, en especial si se compara con las edificaciones gaudinianas más reconocidas: la Sagrada Familia y las casas Milà -la Pedrera- y Batlló. Con todo, no se trata de una obra menor, ya que, como en otras obras encargadas por el principal mecenas de Gaudí, Eusebi Güell i Bacigalupi, el arquitecto pudo contar con financiación casi ilimitada y mucha libertad creativa. El Park Güell, la cripta de la Colònia Güell e incluso los pabellones Güell son buena muestra, pero es en el Palau Güell donde esta libertad artística se puede constatar más claramente en un edificio que tenía que ser vivienda familiar, pero por encima de todo, una muestra del poder de los Güell.
Es por eso mismo que la fachada principal evoca un castillo de la Edad Media, muy en la línea de las corrientes neogóticas que impregnaron el primer modernismo y nada alejada estilísticamente de otra obra de Gaudí como es la Torre Bellesguard. Ahora bien, la fisonomía de castillo del Palau Güell tenía también otra finalidad, la de marcar distancias entre los habitantes del edificio y el barrio que lo rodeaba. Y es aquí donde surge la pregunta, ¿por qué este edificio se levantó a la calle Nou de la Rambla -anteriormente, Conde del Asalto-, es decir, en el Raval y no en un área de expansión urbanística como el Eixample?
Cabe decir que el Palau Güell fue edificado entre 1886 y 1890, justo en un momento que el Eixample se abría camino después de derribar las murallas y las clases acomodadas barcelonesas huían de la vieja ciudad intramuros donde la densidad humana era insoportable comparada con la amplitud de las calles de la trama Cerdà. El Eixample, que para la época fue un 'pelotazo' inmobiliario de primer orden, era también el lugar donde todo barcelonés acomodado quería vivir, con sus calles anchas que permitían nuevas construcciones lujosas, las cuales se convertían en un símbolo indiscutible de poder de la burguesía barcelonesa que todo el mundo podía percibir a pie de calle.
Sobre la expansión del Eixample a final de siglo, solo hay que recordar que cuando Gaudí proyectó el Palau Güell ya hacía dos años que trabajaba en la Sagrada Familia, que la plaza Catalunya -no prevista en el plan Cerdà- ya era una realidad, y que el paseo de Gràcia ya se había consolidado como la calle más señorial de Barcelona. Con todo este contexto puede resultar extraño que un multimillonario como Eusebi Güell escogiera el Raval para la construcción de su nueva vivienda, pero una combinación de razones familiares y de propiedades lo decidieron a quedarse en Ciutat Vella, un distrito donde el modernismo también dejó huella en otras construcciones como el Palau de la Música Catalana, obra maestro de Lluís Domènech i Muntaner.
Una vivienda cerca de la casa de los suegros
Para entender por qué el Palau Güell se construyó en Nou de la Rambla, hay que echar una ojeada a la mujer de Eusebi Güell, Isabel López, y a su padre, es decir, al suegro de Güell, Antonio López, Marqués de Comillas y uno de los principales prohombres de la burguesía del momento -y beneficiario de una plaza a su nombre recientemente renombrada como plaza de Idrissa Diallo-. López y familia vivían en el Palau Moja, un edificio señorial abocado a la Rambla con entrada por el número 1 de la calle Portaferrissa, y donde durante un tiempo vivió como confesor personal mosén Cinto Verdaguer. Al casarse en 1871, el matrimonio Güell-López tenía claro que se quedaría cerca de la casa de los suegros y fijó la residencia en el palacio Fonollar, en la misma calle Portaferrissa, número 9.
Ahora bien, en 1884, cuando el matrimonio ya tenía siete hijos -posteriormente nacerían tres más-, un pleito con otros residentes del palacio Fonollar les obligó a buscar una nueva residencia, y fue entonces cuando Eusebi Güell tuvo la idea de hacérsela construir a su gusto y conveniencia. Quizás en este preciso momento podría haber pensado en subir al Eixample, pero finalmente se decidió por el Raval por una razón bien concreta, unir el nuevo edificio con los edificios que el mismo Güell poseía en la Rambla, en los actuales números 35 y 37, donde el mismo Eusebi Güell había vivido de soltero.
Aquel 1884 la familia Güell-López -recordémoslo, con siete hijos- se trasladó a la Rambla, 37, mientras se empezaba a dar forma a la nueva residencia familiar, comprando -y derribando- las casas existentes en los números 3 y 5 de la calle del Conde del Asalto y seguidamente encargar a Gaudí el proyecto de la nueva construcción. Un pasillo interior, que todavía existe pero que ya no es funcional, uniría los dos inmuebles. Según el libro 'Palau Güell Gaudí' de Antoni González y Raquel Lacuesta (Diputación de Barcelona, 2013), "todo hace pensar que desde el primer momento la intención de Eusebi Güell fue alzar este nuevo edificio contiguo a la casa de la Rambla".
Por eso mismo, los autores concluyen: 'Esta es la razón por la cual el palacio Güell se levantó en el barrio donde está [el Raval] y no en el Eixample, donde, en aquel momento, se acomodaban la mayor parte de las familias bien estantes que abandonaban la densa y cada día más degradada ciudad antigua'. Todavía más, a lo largo de la construcción, el nuevo edificio experimentó algunos cambios que lo hicieron más señorial y lo dotaron de un carácter más ostentoso y representativo, alejado de la intención inicial de devenir residencia familiar. Al fin y al cabo, el pasadizo que conectaba con el edificio de la Rambla 37 hacía posible que la numerosa familia pudiera disponer al mismo tiempo de una vivienda residencial y de un Palau. Y todo ello, sin salir del Raval.
¿Qué se ha hecho del pasillo?
El pasillo que conecta el edificio de la Rambla con el Palau Güell sigue existiendo y forma parte del circuito visitable del mismo Palau, ahora en plena expansión. Con todo, no lleva a ningún sitio, ya que la parte que da al edificio de la Rambla está tapiada. Hay que recordar que los Güell se trasladaron en 1907 a casa del Muntaner de Dalt, la masía preexistente en los terrenos del Park Güell que fue reformada y ampliada también por Gaudí y que en la actualidad acoge la escuela pública Baldiri Reixach. El mismo Eusebi Güell -desde 1908, conde de Güell por gracia de Alfonso XIII- murió en la residencia del Park Güell en 1918, aunque la capilla ardiente se organizó en el Palau Güell.
Desde entonces, el Palau pasó por una serie de vicisitudes, entre las cuales el intento de alquiler en 1935, que hizo correr el rumor que se convertiría en un prostíbulo de lujo. En 1936 el Palau fue confiscado y en 1938 se instaló una comisaría de policía. Acabada la guerra, el inmueble volvió a los Güell y en 1944, una de las hijas, Mercè Güell, lo cedió a la Diputación de Barcelona, actual propietaria. Con respecto a los edificios de la Rambla, Joan Antoni Güell i López, segundo conde de Güell, se los vendió en 1946, el acceso al corredor se tapió -el año 2000 se restauró la puerta que daba acceso a la Rambla, pero detrás hay pared- y la familia dejó de tener relación con ninguno de los inmuebles del Raval.