Desde este lunes y a lo largo de toda la semana, la Guàrdia Urbana de Barcelona ha puesto en marcha la operación '0'25', una campaña enmarcada en el Plan local de seguridad vial y la semana de Sant Joan con el objetivo general de reducir la siniestralidad viaria, tanto con respecto al número de accidentes como al de víctimas. Según ha informado la misma policía local, los objetivos específicos del dispositivo, a través de los controles, son los de prevenir y detectar el máximo número de personas conductoras con resultado positivo, por lo cual se incrementarán los controles de alcoholemia y drogas.

Además, se incidirá en la realización de pruebas de alcoholemia y de drogas en los conductores de bicicletas y ciclomotores, un colectivo especialmente vulnerable que ha visto incrementada la accidentalidad en los últimos años. Asimismo, se trabaja a adoptar las medidas correctoras adecuadas para reducir el riesgo de que se produzcan accidentes motivados por la conducción con niveles de alcohol superiores a las tasas permitidas o bajo los efectos de sustancias estupefacientes y también se corregirán infracciones relacionadas con el hecho de no someterse a las pruebas de detección cuando se ha requerido someterse. Esta campaña específica estará vigente hasta este domingo, 25 de junio, incluido.

Objetivo, cero víctimas en el 2050

Estas medidas están enmarcadas en un objetivo a largo plazo a partir de la premisa que las víctimas de los siniestros de tráfico son evitables, y hay que tomar conciencia de este hecho con el propósito de que conductores y peatones se involucren cada vez más en el hecho de conseguir llegar a los objetivos de reducir un 50% los lesionados grave y muertos, tal como indica la Estrategia de seguridad vial 2030, con el horizonte de ninguna víctima mortal durante el año 2050.

Estas medidas de control se suman así a un operativo de Sant Joan todavía no definido totalmente en el que, si no hay cambios de última hora impulsados por el nuevo gobierno municipal, se prevé que los chiringuitos de la playa cierren a las tres y media, con el objetivo que estén del todo recogidos a las cuatro de la madrugada, un horario que facilita que a las cinco de la madrugada se puedan desalojar las playas con la intención de poder limpiarla y tenerla en buenas condiciones para la llegada de los primeros bañistas matutinos. Este horario, el mismo que en el 2022, es más restrictivo que el vigente hasta 2019, antes de la pandemia, cuando podían cerrar a las cinco de la madrugada. Por eso, el Gremi de Restauració de Barcelona había pedido que los chiringuitos pudieran recuperar el horario prepandémico.