Se acercó, pero el Mercat del Born de Barcelona no llegó a cumplir un siglo dedicado al uso para el cual fue construido. Inaugurado el 1876 en plena eclosión de la arquitectura del hierro, al cabo de 95 años cerró las puertas, concretamente el 7 de agosto de 1971, para empezar una segunda vida de la cual ya suma cincuenta años, aunque no fue hasta el 2013 cuando quedó asegurado su futuro como Centro Cultural.
Aquel agosto de ahora hace cincuenta años, lo que se había convertido desde 1921 en Mercado Central de la Fruta y la Verdura cerraba puertas para dar paso a unas nuevas instalaciones en Mercabarna, lejos del centro de la ciudad, pero mucho más de acuerdo con las necesidades de una ciudad moderna y resolviendo de golpe los problemas de saturación que ocasionaba en la Ribera un mercado pensado para abastecer a un barrio y que acabó abasteciendo toda una metrópoli.
Ahora, medio siglo después, El Born CCM, Mercabarna y Mercats de Barcelona recuerdan este momento de la historia del mercado, del barrio y de la ciudad con una serie de propuestas de carácter cultural, popular y festivo que tendrán lugar a lo largo del segundo semestre del año, según ha informado el Ayuntamiento de Barcelona. El pistoletazo de salida del aniversario es un vídeo breve de la historia del mercado del Born que se difundirá por los canales digitales, el videowall del vestíbulo de El Born CCM y a varias pantallas instaladas en los mercados de Barcelona.
Asimismo, los actos se alargarán hasta finales de año con la celebración, entre otros, de conferencias sobre alimentación, en la Fira Mercat de Mercats en octubre; con una muestra fotográfica que contrapondrá el pasado y el presente del mercado y una fiesta en Mercabarna, en noviembre, que incluirá música y deporte. Y en diciembre se cerrará el aniversario con la presentación del calendario 2022 de Mercabarna, dedicado en esta edición a los 50 años del traslado del mercado central de frutas y hortalizas del Born a Mercabarna.
Un mercado para la Ribera
La historia del mercado del Born empieza con el derribo de la fortaleza de la Ciutadella y el retorno a la ciudadanía de aquellos terrenos que el régimen borbónico les arrancó al finalizar la guerra de Sucesión. En 1869 se plantea la construcción de un parque en los terrenos que ocupaba la fortificación, pero en el proyecto del maestro de obras Josep Fontserè i Mestre se incluye un mercado cubierto para dar servicio en el barrio de la Ribera.
La construcción se terminó en dos años, de 1874 en 1876, con un proyecto moderno que combinaba hierro -el elemento principal-, ladrillo y cristal e inspirado en el grande mercado central de Les Halles de París -derribado a principios de los años setenta del siglo XX- y permitió el traslado a un entorno limpio y cobijado de las paradas que tradicionalmente se habían situado en el paseo del Born. En la nave central se encontraban los puestos de frutas y verduras, mientras que los laterales estaban destinados a venta de carne, volatería, pesca salada y pescado fresco.
De mercado de barrio a mercado central
Pero el aumento imparable del comercio al por mayor, la congestión en el mercado de la Boqueria, la buena localización logística del mercado del Born y el crecimiento que experimentó la ciudad a lo largo de la primera mitad del siglo XX propiciaron un cambio de rumbo y en 1921 el mercado pasó a concentrar a todos los mayoristas de frutas y verduras de la ciudad, una medida provisional que duró 50 años. De esta manera, el Born pasó de funcionar como un mercado de barrio, mayoritariamente de mujeres, a ser un mercado de ciudad y con una presencia mayoritaria de hombres, tanto entre los trabajadores como entre los compradores.
En los años sesenta el equipamiento estaba ultracongestionado y llegó la hora de plantear trasladar los mercados al por mayor a un solo punto, fuera del centro de la ciudad y con capacidad para unificar todos los servicios en un solo ámbito. La solución fue Mercabarna, el gran mercado de la Zona Franca, un espacio pensado y diseñado para funcionar como mercado central para una conurbación humana de más de dos millones de habitantes.
Cuarenta años de travesía del desierto
El cierre del Mercado del Born supuso una larga travesía del desierto que duró cuatro décadas y que afectó enormemente al barrio de la Ribera, que de un día para otro vivió la drástica desaparición de buena parte del tejido comercial -tiendas, bares o agencias de transporte- relacionadas directamente con la actividad del mercado.
De hecho, la primera intención del ayuntamiento franquista, encabezado por el alcalde Porcioles, era la de derribar el mercado -el mismo destino de Les Halles de París-, pero la iniciativa vecinal consiguió salvarlo, aunque al precio de pasar décadas de indefinición. Entre 1977 y 1979 fue restaurado y hasta el 2002 fue sede de exposiciones, conciertos, ferias y otras actividades culturales y también escenario para actos políticos.
Al principio del siglo XXI empezaron los trabajos para instalar la Biblioteca Provincial de Barcelona -un proyecto todavía pendiente-, pero cuando afloraron los restos de la ciudad destruida para construir la Ciutadella -que ya se esperaba que estuvieran ahí, porque la construcción del parking situado justo en frente a principios del noventa sacó a la luz un yacimiento tanto o más importante que el que hay en el mercado- se cambió el proyecto, dando lugar al Born Centre Cultural, inaugurado en el 2013 y actualmente Born Centre de Cultura i Memoria.