En Barcelona las calles tienen una versión única y en lengua catalana. Eso quiere decir que, por norma general, tanto el tipo de vial: avinguda, plaça, carrer, passeig, etcétera, como el nombre mismo de la calle: Paral·lel, Sant Jaume, Consell de Cent, Born, etcétera, aparecen en las placas de la vía pública en solo una versión en catalán y basta, aunque en la ciudad se conservan algunas placas antiguas con la versión en castellano. Eso no es obstáculo para que en castellano se hagan referencias a avenida, plaza, calle, paseo, etcétera, pero desde el punto de vista oficial, no es correcto hablar de Paralelo, San Jaime, Consejo de Ciento, Borne, etcétera.

Ahora bien, como toda norma, hay excepciones, y una de estas excepciones son las calles que hacen referencia a antropónimos. En el caso de los nombres propios, la costumbre es traducir solo los de los santos (y santas), reyes (y otros miembros de casas reales) y papas, y por lo tanto el resto no se deben traducir nunca. Los apellidos, por descontado, no se traducen nunca -aunque todavía encontraríamos excepciones, como Habsburg o Borbó-, en todo caso solo se transliteran aquellos que se escriben originalmente en alfabetos diferentes del latín. El caso es que en Barcelona, hay algunas calles que, a pesar de hacer referencia a personajes que tienen el nombre en castellano, hay una tendencia a catalanizarlos, aunque sea un error en el que incluso incurre el Ayuntamiento de Barcelona, no en las placas de las calles, pero sí en notas de prensa en las cuales hace mención a algunas de estas calles.

'Concepció' Arenal y 'Joaquín' Costa

Los dos casos más evidentes son el de los dos personajes que ilustran este artículo, Concepción Arenal y Joaquín Costa, dos nombres que, de forma popular, catalanizamos como Concepció Arenal y Joaquím Costa, cosa que no se hace nunca con otros personajes que también tienen calle en Barcelona, desde Luis Buñuel a Federico García Lorca pasando por Carmen Amaya. ¿Por qué unos sí y otros no? Se hace difícil de decir, puede pasar que con los dos primeros, y también en grado menor con Alfonso Comín, los apellidos suenen a catalanes y automáticamente se proceda a su catalanización, pero no deja de ser incorrecto.

La gallega Concepción Arenal (el Ferrol, 1820 - Vigo, 1893) tiene una importante calle por encima de la Meridiana, en el distrito de Sant Andreu, que le es dedicada por su tarea como socióloga, pedagoga y ensayista. Según la web de nomenclátor de Barcelona, "sus frentes de lucha fueron la cuestión obrera, la reforma penal y la defensa de la mujer. Promovió a la sociedad de la Cruz Roja para la asistencia de los heridos en la guerra carlista; asimismo, fundó la Constructora Benéfica, una sociedad dedicada a la construcción de casas para obreros". En todo caso, aparece como a Concepción y en su trayectoria no tuvo ninguna relación explícita con Catalunya que abra la puerta a catalanizarle el nombre, a diferencia, por ejemplo de Pablo Picasso, que sí que utilizó el nombre de Pau, aunque en la vía que tiene dedicada a Barcelona solo aparece el apellido.

Por su parte, el aragonés Joaquín Costa (Monzón, 1846 - Graus, 1911) es el titular de una concurrida y popular calle del Raval, que merece como "escritor, abogado y político", según Nomenclàtor, ya que fue el principal valedor del regeneracionismo. Aunque se le pueda relacionar tangencialmente con la Franja de Ponent, tampoco consta ninguna relación con Catalunya o la lengua catalana que justifique la catalanización de su nombre, aunque popularmente se hace, sin ninguna razón aparente más allá del hecho de que el apellido Costa puede parecer catalán y que por ello, sin darnos cuenta,  catalanizamos.

El caso del Quixot y la Gitanilla

En todo caso, el nomenclátor siempre tiene muchas singularidades y sorpresas, y en este ámbito de la traducción correcta o incorrecta, hay dos casos literarios que merecen un comentario aparte. El primero es el del paseo de Don Quixot, un vial interior del parque de Cervantes, en el distrito de les Corts, que tiene el nombre en catalán, ya que se trata de un personaje de ficción "que disfruta de traducción en todos los idiomas". En cambio, la calle de la Gitanilla, que hace referencia a una de las novelas ejemplares de Cervantes, tiene el nombre en su original en castellano. Encontraréis esta calle en el barrio de la Trinitat Vella, en el distrito de Sant Andreu.