Barcelona tiene una fama, del todo merecida, de mantener obras eternas. Los casos de la infraestructura ferroviaria de la Sagrera o de la misma Sagrada Familia son de sobra conocidos, pero también están justificados por la propia envergadura de la intervención. En cambio, hay otros aparentemente más factibles y manejables, que, a pesar de todo, se alargan en el tiempo de manera casi indefinida. Entrarían en esta categoría edificios como la antigua sede de Telefónica de la avenida Roma o la Duana Vella, el edificio neoclásico situado en el Pla de Palau que durante años fue sede del Gobierno Civil español y que, en un futuro, tendría que volver a ser la sede de la Delegación del Gobierno en Catalunya.

Edifici duana vella / Foto: Carlos Baglietto
El edificio de la Duana Vella está actualmente protegido con redes / Foto: Carlos Baglietto
Edifici duana vella / Foto: Carlos Baglietto

Placa que identifica la Duana Vella com sede de la Delegación del gobierno español en Catalunya / Foto: Carlos Baglietto

Hace unos años el edificio destacaba por su presencia autoritaria en el Pla del Palau, pero, actualmente, lo más chillón es su condición de palacio en obras que no parece que tengan que tener fecha de finalización, y eso que este palacio es un bastión histórico de la presencia del estado español en Catalunya y, por lo tanto, el gobierno español debería ser el primer interesado en tenerlo en condiciones para preservar así su imagen en Catalunya. El edificio en cuestión está en obras desde el 2008 y provisionalmente (¡!) la Delegación del Gobierno en Catalunya está situada en el Palau Montaner, en la calle Mallorca con Pau Claris.

La Duana Vella, también conocida como el Palau del Govern Civil es una obra neoclásica construida entre 1790 y 1792 por el ingeniero militar Juan Miguel de Roncali y que está catalogada como Bien Cultural de Interés Local (BCIL). Su primera función, de la que conserva el nombre, fue la de aduana, hasta el año 1902, que fue sustituida por el edificio de la Duana Nova, situado delante de las Drassanes. Entonces el palacio pasó a hacer las funciones de Gobierno Civil de la provincia hasta que en tiempo de la Segunda República fue la sede del Departament de Governació de la Generalitat de Catalunya. La victoria fascista durante la Guerra Civil significó el retorno al Estado del immueble que fue otra vez Gobierno Civil hasta 1978, cuando la institución cambió de nombre para convertirse en Delegación del Gobierno en Catalunya.

Quince años cerrada

En el año 2008, hace ya quince años, empezaron unas obras de restauración que comportaron el traslado de la delegación a la calle Mallorca, una actuación que tenía que ser provisional que se ha alargado durante una década y media y que todavía no tiene fecha de finalización. El alargamiento de las obras hay que encontrarlo en los déficits estructurales detectados al inicio de las obras, que comportaron replantear de manera integral la reforma. Desde entonces, se han sucedido épocas con andamios integrales, épocas de aparente abandono y momentos de evidente impulso reparador. Con todo, no hay calendario de finalización.

En tot cas, el Ministerio de Política Territorial español mantiene su intención de trasladar a la Duana Vella la Delegación del Gobierno en Catalunya, "una vez la obra esté acabada". Asimismo, fuentes de la delegación del Gobierno han indicado a elNacional.cat la voluntad de que el edificio, una vez haya recuperado su funcionalidad, pueda ser visitado, tal como pasa actualmente con el Parlamento de Catalunya, con horarios de visita abiertos al público en general. Hay que recordar que el Palau Montaner se abre excepcionalmente a las visitas con un éxito considerable. De momento, sin embargo, las obras continúan y no se permite el acceso al interior, ni siquiera a la prensa, por razones de seguridad.

Edifici duana vella  / Foto: Carlos Baglietto
El edificio ha sido vandalizado y tiene la apariencia de estar abandonado / Foto: Carlos Baglietto
Edifici duana vella / Foto: Carlos Baglietto
Calles laterales de la Duana, en el ámbito de la estación de França / Foto: Carlos Baglietto

De hecho, la información más reciente sobre el estado del inmueble arranca en agosto de 2022, cuando se anunció, vía BOE, la licitación de la actualización del proyecto de restauración, que incluye la reforma integral del edificio. En este sentido, hay que recordar que uno de los motivos del alargamiento de las obras es el deplorable estado del edificio y la aparición de nuevos problemas a medida que avanzan las obras. Por eso, en septiembre pasado se empezó a tramitar el procedimiento de adjudicación a la espera de que el ministerio cuente con el proyecto definitivo para poder empezar unas obras que, esta vez, deberían ser definitivas.

¿Cómo es el edificio?

La Duana Vella ocupa íntegramente la manzana conformada por la avenida del Marquès de l'Argentera, las calles Duana y General Castaños y el Pla de Palau. De planta rectangular, tiene tres niveles de alzado y un terrado plano transitable, así como un gran patio central porticado en torno al cual se distribuyen las dependencias de los diferentes pisos, según recoge el inventario del Patrimoni Arquitectònic de Catalunya, que añade que en sus fachadas principales, las de Marquès de l'Argentera y Pla de Palau, "destaca la gran sobriedad del conjunto, alejado de los modelos clasicistas habituales en la arquitectura monumental de la época", de manera que el edificio se caracteriza por "la horizontalidad del frontis a través del uso de recursos como molduras, cornisas, pilastras y diferente tipo de acabados de los muros".

Puesto que el exterior es perfectamente observable desde la calle, los secretos mejor guardados están en el interior, entre los cuales destacan las salas decoradas con pinturas murales, obra del académico Pere Pau Montaña que presentan las gestas del rey Carlos III favorables a la expansión comercial de la ciudad de Barcelona. A pesar de relatar episodios de la historia de la ciudad, estas pinturas son, de momento, inaccesibles. A largo plazo, sin embargo, una vez acabadas unas obras que todavía pueden durar años, serán visitables por la ciudadanía. Y quizás entonces esta historia de nunca acabar habrá llegado a su fin. O no, porque siempre habrá la posibilidad de que el edificio sea traspasado al Govern o al Ayuntamiento de Barcelona, pero eso, en todo caso, ya sería otra historia.

Edifici duana vella / Foto: Carlos Baglietto
Una de las puertas de entrada, visiblemente envejecida / Foto: Carlos Baglietto