El 2023 es el Año Domènech i Montaner, en conmemoración del centenario de la muerte del célebre arquitecto, autor entre otras obras primordiales del modernismo, del Palau de la Música Catalana; la casa Lleó Morera de la manzana de la discordia; la editorial Montaner i Simon, actual sede de la Fundació Tàpies; el Instituto Pere Mata de Reus, y, sobre todo, del recinto original del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO el año 1997 y abierto a las visitas desde 2014 después de la desafección como recinto hospitalario y de una larga y cuidadosa restauración.
En pugna con el Palau de la Música por ser considerada la obra más representativa de Domènech i Montaner, el Hospital de Sant Pau celebra el año dedicado al arquitecto con una serie de exposiciones y actos diversos, entre los cuales destaca la publicación de un libro que es un auténtico tesoro al alcance de todo el mundo, un volumen con afán divulgativo que reproduce los planos originales del hospital, una documentación que casi de forma milagrosa se ha preservado en muy buen estado de conservación hasta la actualidad, a pesar de tratarse planos centenarios hechos en papel vegetal. Toda una documentación que no solo fue útil en el periodo constructivo, sino que también lo ha sido durante los procesos de restauración y que ahora llega al gran público en el volumen Hospital de Santa Creu i Sant Pau. El projecte i l'execució (Fundació Privada Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, 2022).
Conviene tener en cuenta que el recinto modernista del Hospital de Sant Pau fue construido como legado del banquero Pau Gil i Serra, fallecido en 1896, que dejó como última voluntad en el testamento la liquidación de la Banca Gil y con la mitad del importe conseguido, construir en Barcelona un hospital de beneficencia con la condición que el nombre fuera el de Sant Pau. La construcción se llevó a cabo entre 1902 y 1930 a partir del proyecto de Lluís Domènech i Montaner, continuado por su hijo, Pere Domènech i Roura -autor de obras como la Casa de la Premsa, el Estadi Olímpic Lluís Companys y el Palau Nacional de Montjuïc-.
El recinto hospitalario, gestionado por el Hospital de la Santa Creu, que trasladó sus dependencias desde el edificio ya obsoleto del Raval, empezó a funcionar como tal en 1930, y no fue hasta 2009, con la construcción de un hospital moderno, que abandonó las instalaciones del recinto modernista, que entonces pudo empezar una restauración integral que todavía no ha acabado completamente. Los planos conservados fueron muy útiles para esta restauración, ya que con el paso de los años los usos sanitarios desvirtuaron completamente la obra arquitectónica original.
La sala de los tesoros: El Depósito documental
Aunque prácticamente todo el recinto modernista del Hospital de Sant Pau está abierto a las visitas, hay espacios que no lo son, como oficinas y equipamientos. Uno de estos sitios es el Depósito documental, un espacio donde se conserva toda la documentación histórica, no solo del Hospital de Sant Pau, sino también el del Hospital de la Santa Creu, con originales que se remontan a 1401. Un equipo de ElNacional.cat ha podido acceder en compañía de Miquel Terreu, archivero del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, que apunta que en este espacio se conserva documentación muy antigua, como "pergaminos, libros de enfermos, protocolos notariales y documentación de herencias y legados" que se remontan a los orígenes del antiguo hospital del Raval.
Terreu, autor principal del libro sobre la obra de Domènech i Muntaner, señala que la conservación de los planos originales "es una cosa muy excepcional", y el año dedicado al arquitecto ha sido "la ocasión que hemos visto para divulgar la riqueza de esta documentación que conservamos". De hecho, no se priva de mostrar algunas muestras de toda lo que se ha conservado, incluida la caja de madera que contiene todo el proyecto original, con libros manuscritos por el propio arquitecto. Además, señala que utilizar el papel vegetal servía para "poder hacer copias para distribuir entre proveedores, industriales, obreros o quien fuera", para añadir que "normalmente estas copias se perdían, pero en nuestro caso se han conservado". "Según parece, la junta constructora, los albaceas de Pau Gil, eran muy escrupulosos y lo conservaban todo para verificar que efectivamente estaban cumpliendo con el legado testamentario", afirma.
El archivero también explica que los planos no solo tuvieron una primera utilización en la etapa constructiva, sino que también fueron muy útiles en la rehabilitación: "Durante ochenta años este hospital ha funcionado como tal y, por lo tanto, la asistencia sanitaria era lo principal y en muchas ocasiones se tenían que modificar o hacer añadidos o alterar por lo que fuera estos espacios, y se hacía sin problemas". Es decir, si hacía falta levantar tabiques, o hacer un altillo en una sala de techos altos, se hacía, en una época, además, en que el modernismo no estaba tan bien valorado como ahora. Además, "tampoco había muchas fotografías del hospital antes que empezase la actividad asistencial" y, por lo tanto, en el momento de iniciar la rehabilitación, los planos originales permitieron "recuperar elementos que de otra manera no se habría podido".
Desde hace diez años, cuando acabó la gran rehabilitación para poder destinar algunos pabellones a entidades internacionales, el Hospital de Sant Pau ha recuperado en gran parte su aspecto original, aunque, como señala el archivero, "hay pabellones que todavía no están rehabilitados, porque es costoso y complicado, ya que quedaron muy trinchados, hasta el punto de añadir elementos que pusieron en peligro la estructura del edificio". Tanto es así que la previsión de rehabilitación de un solo pabellón es de dos a tres años". De hecho, dentro de la visita se incluye la vista desde la entrada de uno de los pabellones todavía pendiente de rehabilitación, donde se puede constatar el estado en que quedó una vez desafectado como recinto hospitalario.
Divulgar a Domènech i Montaner
En todo caso, el año dedicado al arquitecto tiene que servir para divulgar la obra de un arquitecto que a menudo ha quedado tapado por la sombra alargada de Gaudí -hay que recordar que el Hospital mantiene una relación de vecindad con la Sagrada Familia, dos construcciones que se miran fijamente a través de la avenida Gaudí-. Para Terreu, que obviamente se decanta por la obra de Domènech i Montaner, el centenario de su muerte tiene que servir para "descubrir varias facetas que quizás no son tan conocidas, todos tenemos presente al arquitecto modernista y quizás también al profesor de arquitectura, pero quizás no tenemos presente al político, erudito, arqueólogo, historiador..."
El vehículo para hacerlo será también el mismo recinto modernista del Hospital de Sant Pau, que Terreu define como una "obra muy compleja, que a pesar de su belleza y su estética, que pesa mucho a la hora de percibir el diseño de Domènech, detrás hay una racionalidad extrema, un trabajo impresionante de documentación, de diseño y todas las soluciones que él incorpora en este hospital que en su momento eran novedades que justo se experimentaban en Centroeuropa o Estados Unidos y Domènech es capaz de incorporarlas y envolverlas en esta estética modernista que nos gusta tanto".
Las soluciones que Domènech i Montaner incorpora en el hospital, en su momento eran novedades que justo se experimentaban en Centroeuropa o Estados Unidos
El mismo Hospital de Sant Pau prepara otros acontecimientos relacionados con el año Domènech i Montaner, entre los cuales varias exposiciones, una de las cuales, recuerda Terreu, servirá para ofrecer al público "una muestra de estos planos, que los visitantes puedan ver cómo se corresponden con los elementos que se llegaron a construir y cómo han permitido en algunos casos reconstruir elementos que si no se hubieran perdido". Y todo, gracias a documentos centenarios en papel vegetal conservados casi milagrosamente a través de los años.