Una visita completa al Park Güell de Barcelona incluye pasar por algunos de los espacios más conocidos de este recinto reconocido como Patrimonio Mundial de la Unesco desde 1984: el acceso y los pabellones de la portería, la fuente del dragón, la sala hipóstila, los viaductos y sobre todo la plaza de la Natura con sus sinuosos bancos de 'trencadís'. Ahora bien, para conocer con más detalle esta obra de Antoni Gaudí hay que dar una vuelta completa a todo el recinto, visitando también la Casa Museu, la colina de las Tres Creus y, casi en lo alto de todo, Can Trias, una residencia familiar privada que se convirtió, involuntariamente, en muestra permanente del sueño frustrado de Eusebi Güell. Una finca histórica que ahora el Ayuntamiento estudia expropiar.

Es sabido que el recinto del Park Güell fue concebido como una urbanización para familias acomodadas, que buscaba seguir el proyecto de condominio británico -de aquí que se escriba 'Park', con k- y que hoy denominaríamos urbanización privada de 'alto-standing', y por eso Eusebi Güell adquirió la finca de Can Montaner de Dalt situada en lo que entonces se denominaba la Muntanya Pelada, recogiendo anteriores proyectos de urbanización. El año 1900, Güell encargó la urbanización a su arquitecto de cabecera, Antoni Gaudí, que diseñó el trazado de caminos, viaductos y escaleras que unían las parcelas previstas, además de zonas comunes, como la sala hipóstila, que tenía que acoger un mercado, y la plaza central, que iba a ser el eje vertebrador de aquel nuevo barrio que comprendería sesenta viviendas por reunir lo mejor de la sociedad barcelonesa.

El Park Güell, uno de los espacios más visitados de Barcelona, tenía que ser originalmente una urbanización privada para familias acomodadas, pero de las 60 parcelas previstas solo se llegó a edificar en dos / Foto: EFE

Ahora bien, aquel proyecto no salió bien, e históricamente se han señalado varios motivos de aquel fracaso, desde el hecho, que todavía se mantiene actualmente, de la mala comunicación con el centro de la ciudad, hasta la preferencia de la burguesía por establecerse en el Eixample, entre otras razones porque esta ubicación más céntrica permitía aquello que no permitía la fórmula del condominio privado, es decir, hacer ostentación de poder y dinero ante toda la ciudadanía. Otros motivos señalados tenían que ver con los precios de las parcelas y las restricciones que se querían imponer a los privados en su uso, como la edificabilidad reducida, así como la inestabilidad política y social de principios del siglo XX.

Solo se construyeron dos casas de las sesenta previstas

Sea como sea, el hecho es que, aparte de los pabellones de entrada al parque -la conserjería y la casa del guarda- y de la finca preexistente de Can Montaner de Dalt o Can Larrald, que Güell hizo reformar a Gaudí para convertirla en residencia familiar y que actualmente acoge la escuela pública Baldiri Reixach, de lo que tenía que ser aquella urbanización de lujo con sesenta parcelas solo se construyeron dos torres, la actual Casa Museu, que no era otra cosa que lo que ahora llamaríamos 'piso piloto', es decir, la casa de muestra que se hizo para convencer los posibles compradores, y Can Trias.

Solo dos casas y, las dos, adquiridas por gente del entorno de Güell. La casa de muestra fue construida en 1902 por Josep Pardo i Casanovas y en 1906 la compró el mismo Antoni Gaudí, que se fue a vivir con su padre y su sobrina, convirtiéndose así en uno de los pocos vecinos del Park Güell. Can Trias, por su parte, fue construida entre 1903 y 1906 por el arquitecto Juli Batllevell i Arús por encargo de Martí Trias i Domènech, amigo y abogado de Eusebi Güell. Ahora bien, mientras el resto de edificaciones y todo el complejo acabaron, con el paso del tiempo, en manos del Ayuntamiento de Barcelona, se da la circunstancia que Can Trias se ha mantenido, como un reflejo del sueño frustrado de Gaudí y Güell, como la única casa de propiedad privada y habitada del parque.

Can Trias está situado en el extremo superior del Park Güell y se ha convertido, más de cien años después de su construcción, en la única casa de propiedad privada y habitada del recinto creado por Antoni Gaudí / Foto: Enfo

De hecho, más de un siglo después de su construcción, la finca de Can Trias sigue siendo propiedad de los herederos de Martí Trias, pero esta situación podría cambiar a corto o medio plazo, ya que el Ayuntamiento de Barcelona ha dado a conocer su intención de expropiar esta finca. De hecho, según se recoge en una serie de respuestas sobre el Park Güell, la concejal del distrito de Gràcia, Laia Bonet, ha informado de que la adquisición cuenta con una "dotación inicial de 2,8 millones de euros que puede incrementarse hasta los 4 millones". Con todo, no han trascendido los planes de futuro para Can Trias una vez sea de propiedad municipal, aunque con su adquisición todo el recinto sería de carácter público.

Detalle del antiguo cuartel de la Guardia Civil en la avenida de Sant Josep de la Muntanya, obra del arquitecto Juli Batllevell, discípulo de Domènech i Montaner y colaborador de Gaudí / Foto: Marcos Brosel

Uno de los edificios más conocidos de Juli Batllevell, arquitecto de Can Trias, es la Casa Antònia Burès de la calle Ausiàs Marc, reconocible por los detalles arbóreos de la planta baja / Foto: Pere López Brosa

La finca de Can Trias, también conocida como Casa Trias, fue obra del arquitecto Juli Batllevell i Arús, discípulo de Lluís Domènech i Montaner y colaborador de Antoni Gaudí. Con mucha obra en su Sabadell natal, Batllevell es autor, entre otras obras de Barcelona, de la Casa Antoni Salvadó, en la calle Casp, 16; el antiguo cuartel de la Guardia Civil de la avenida del Santuari de Sant Josep de la Muntanya 31-35 -que precisamente tenía que proveer de seguridad el Park Güell-, y la Casa Antònia Burés de la calle Ausiàs Marc 42-46, fácilmente reconocible por los motivos arbóreos de la planta baja.

Según recoge la ficha correspondiente del Inventario del Patrimonio Arquitectónico de Catalunya, Can Trias es un inmueble "de construcción muy enriquecida de cara al modernismo" y se destaca su "planta rectangular con menajes asimétricos que forman varias fachadas", su "tribuna con ventanales arqueados" y, en la parte superior, "un total de 22 ventanas con horquillas, en forma de buhardilla," además de contar con una "torre con galería" y estar "rodeada por una zona ajardinada y rodeada por una valla de piedra". Ahora, esta obra que se puede circunscribir en el modernismo tiene todos los números de pasar a medio plazo en manos del Ayuntamiento de Barcelona y poner, más de cien años después, punto final al sueño nunca alcanzado de hacer de aquel parque una zona residencial privada y de lujo.