El Park Güell de Barcelona, protegido como Patrimonio Mundial por la UNESCO desde 1984, fue concebido inicialmente por su promotor, Eusebi Güell, como una urbanización privada para familias acomodadas, donde la intervención del arquitecto Antoni Gaudí no era el objetivo final, sino el envoltorio urbanístico de sesenta parcelas donde la burguesía barcelonesa podría edificar sus mansiones. Aquel proyecto fue un fracaso y, de hecho, en el ámbito estricto del Park Güell solo se llegaron a construir dos casas, la que tenía que funcionar como muestra para convencer a los posibles compradores y que acabó siendo residencia del mismo Gaudí, y Can Trias, propiedad del abogado de los Güell y todavía hoy de titularidad privada aunque el Ayuntamiento de Barcelona prevé la expropiación a medio plazo.
🏘️ Historias del Park Güell (I): Can Trias y el sueño frustrado de Antoni Gaudí y Eusebi Güell
Todo eso es historia sabida del Park Güell, a lo que hay que añadir que una vez consumado el fracaso del proyecto residencial y fallecido Eusebi Güell en 1918 -precisamente en la finca familiar de Can Larrard o Can Montaner de Dalt, edificio preexistente reformato por Gaudí y que actualmente acoge la escuela pública Baldiri Reixach en el mismo ámbito del parque-, sus herederos optaron por ofrecer el recinto al Ayuntamiento de Barcelona, que pasó a manos municipales en 1922 y que lo convirtió en parque público. Lo que no es tan conocido es que hubo un proyecto para trasladar el parque zoológico al recinto del Park Güell, una idea que tuvo el mismo destino que la urbanización de lujo, el olvido, pero que estaba firmada por todo un especialista en diseño de jardines, Nicolau Maria Rubió i Tudurí.
Efectivamente, Rubió i Tudurí es conocido en Barcelona para ser el diseñador de jardines como los del Turó Park, el Palau Reial de Pedralbes o la plaza de Joan Fiveller ante el Parlament de Catalunya, en el parque de la Ciutadella. Menorquín de procedencia, Rubió i Tudurí fue también el artífice de la urbanización del jardín de la plaza de Francesc Macià con el detalle de que el pequeño estanque central recuerda la silueta de la isla de Menorca. Ahora bien, entre sus proyectos no llevados a cabo se incluye el de trasladar el parque zoológico al recinto del Park Güell. El proyecto, fechado a mediados del siglo XX, incluso incluía una asignación de recintos para las diferentes especies de animales que se exhibían en el zoo.
Cabe decir que el Zoo de Barcelona se instaló en el parque de la Ciutadella en 1892, una vez el recinto quedó liberado de la exposición universal de 1888. Aquella ubicación mejoraba el inmediato precedente, la colección privada de animales del banquero y empresario Lluís Martí Codolar, emplazada en la Granja Vella, una finca agrícola y residencial todavía existente en el barrio de la Vall d'Hebron. Con todo, la situación en el parque de la Ciutadella siempre ha estado bajo discusión, ya que ocupa buena parte del recinto, impidiendo que la zona ajardinada pueda ser accesible por todos los extremos. Así históricamente ha habido proyectos de cambio de emplazamiento, con iniciativas como llevarlo a Montjuïc, el Tibidabo, les Planes, el pantano de Vallvidrera, el Turó de la Peira, el mismo Park Güell y, el más reciente de creación de un zoo marino en el ámbito del Parc del Fòrum, también archivado.
Es en este contexto histórico que la propuesta de trasladar el Zoo de Barcelona al Park Güell toma su sentido. Por eso, durante los años cincuenta, el mencionado Rubió i Tudurí hizo una propuesta detallada para ocupar parte del recinto modernista con las colecciones de animales. Así lo recoge la doctora en historia de las artes Carme Grandas en el libro La Barcelona desestimada. L'urbanisme de 1821 a 2014 (Àmbit, 2017), donde apunta que ante "el estado de abandono" del zoo, se planteó la posibilidad de cerrarlo o trasladarlo y aquí surgió el proyecto de llevarlo a "otro espacio urbano entonces residual, el parque Güell".
"El acceso al zoo sería por la calle de Olot" apunta la obra mencionada, es decir, por el mismo acceso principal original y actual, y "manteniendo la topografía del parque, las zonas y las jaulas de los animales se distribuirían entre jardines", respetando la escuela Baldiri Reixach pero eliminando algunos puntos emblemáticos del parque, como la colina de las Tres Creus. Según Grandas, aquel proyecto "permitía aumentar la superficie que ocupaban las instalaciones en la Ciutadella, al mismo tiempo que el nuevo emplazamiento, en uno de los Tres Turons, otorgaba una mayor salubridad a las instalaciones respecto de la ciudad". En todo caso, el proyecto no fue más allá.
Con todo, lo que sí que ha quedado es un plano que recoge el proyecto y sitúa los animales en veintisiete emplazamientos diferentes para, entre otros, leones, tigres, camellos, llamas, cocodrilos, osos polares, aves acuáticas y aves rapaces. Todo, un proyecto que ahora nos haría ver el Park Güell de una manera bien diferente de cómo lo vemos. En todo caso, nos quedaremos con la duda de si a Copito de Nieve, que llegó a Barcelona en 1966, le habría gustado.