La iglesia de Sant Sever, situada en la calle del mismo nombre de Barcelona, y justo delante de la puerta posterior del Palau de la Generalitat, es una joya barroca que se salvó de los destrozos a iglesias de la Guerra Civil y que ahora, tras un largo proceso de restauración iniciado en 2019, se prepara para volver a lucir con todo su esplendor una vez finalicen las obras el próximo mes de diciembre. Edificada entre 1699 y 1704, la necesaria rehabilitación no oculta que se trata de la iglesia barroca "mejor conservada" de Barcelona, según definición del arquitecto responsable de las obras, Joan Claudi Minguell, en declaraciones recogidas por las agencias de comunicación.
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De hecho, es importante recalcar que Sant Sever fue uno de los cuatro edificios religiosos de Ciutat Vella que se salvaron de los ataques en el inicio de la Guerra Civil y, en este caso, según el mismo Minguell, la proximidad a la Generalitat fue uno de los factores de su conservación, "gracias al anillo de protección de los Mossos d'Esquadra". En todo caso, la restauración ha llegado después de que ya hace más de un siglo el templo fuera objeto de una primera restauración, en 1911, a cargo del arquitecto Josep Maria Pericas, que intervino en la fachada principal y también en algunos elementos del interior del edificio.
La iglesia de Sant Sever pertenece a la catedral de Barcelona, situada al lado, y ahora ya se trabaja con la vista puesta en finalizar las obras en las próximas semanas y poder recuperar su función habitual, que en todo caso se especificará una vez que estén terminadas las actuaciones actuales. Con respecto a la rehabilitación, subvencionada por la Conselleria de Cultura, en una primera fase se ha trabajado en la estructura arquitectónica del edificio, y posteriormente se ha trabajado en los elementos decorativos del interior, así como el retablo, las tribunas, la cubierta y el órgano, entre otros. Los trabajos han permitido redescubrir unas vigas de madera con restos de policromía que "probablemente podrían ser del siglo XIV" y que se utilizaron para reparar parte de la estructura de la parte inferior de la cubierta, según Minguell.
Después de una última intervención en 1929, cuando se derribaron las casas adyacentes para abrir la plaza de Garriga i Bachs y se embelleció la pared medianera, en 2019 se inició el actual proceso de restauración ante la necesidad de frenar el deterioro de la cubierta y varios elementos arquitectónicos, que se encontraban afectados por la polución y una plaga de termitas, aunque se detuvo a raíz de la pandemia de la COVID-19. "La iglesia de Sant Sever es una pieza clave para entender la evolución de la cultura, arquitectura y liturgia catalanas, ya que conserva el interior barroco original sin haber sido alterado por las destrucciones de la Guerra Civil", ha concluido al arquitecto responsable de la rehabilitación.