En la ciudad de Barcelona todavía hay muchos rincones poco conocidos por buena parte de la ciudadanía y todavía hay más de los que los visitantes y turistas no han tenido nunca noticia. Se trata de espacios que, al menos de momento, se han podido salvar de la masificación, ya que han evitado hacerse populares o caer bajo el foco de las guías turísticas y la influencia de las redes sociales. La historia reciente nos ha enseñado que la cima del Turó de la Rovira era, hasta hace pocos años, uno de estos espacios vírgenes de la ciudad, reservados al disfrute vecinal, que en poco tiempo se ha convertido en todo lo contrario. En este contexto, otro de estos oasis secretos corre el riesgo de poner fin a sus días de tranquilidad.
Situados justo por encima de los Jardins del Palau de Pedralbes, los Jardins de Torre Girona se han beneficiado de una ubicación discreta a pesar de tener un uso importante, ya que acogen el rectorado de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) y el Barcelona Supercomputing Center, una de las infraestructuras tecnológicas más estratégicas de la ciudad. Ahora bien, más allá de estas instalaciones, los jardines, de uso público, no son únicamente un oasis de naturaleza que invitan al paseo y la estancia en un entorno de tranquilidad, sino también un "tesoro de biodiversidad", según indican los mismos paneles informativos instalados en los jardines, que apuntan que el espacio representa "un hábitat de fauna y vegetación singular dentro de la ciudad", además de aportar "valores ecológicos que mejoran la calidad de vida de las personas".
Ahora bien, todo este tesoro, enmarcado por un exuberante estanque -artificial- donde nadan los patos bajo un mirador de cuento de hadas, todo en medio de un jardín romántico salpimentado de esculturas, se convertirá pronto en la sede del espectáculo navideño 'Natura encesa', que abandona el espacio donde se ofreció durante los años 2020 y 2021, los adyacentes Jardins del Palau de Pedralbes, una ubicación polémica que ya provocó a las críticas de los vecinos de la zona, que acusaron al Ayuntamiento de Barcelona de privatizar los jardines con la organización de acontecimientos como este o como el festival de música, que ocupaba el espacio buena parte del verano.
La noticia de la nueva ubicación del espectáculo, conocida a principios de esta semana, ya disparó las alarmas de la Associació Veïnes i Veïns Zona Universitària, que recordó que, precisamente, los Jardins de Torre Girona son una "guarida de biodiversidad hasta ahora inexplotada", además de acusar al ayuntamiento de haber organizado "un concurso exprés y a medida con cero participación ciudadana" para adjudicar el nuevo emplazamiento. Hay que tener presente que la celebración del festival lumínico supondrá la ocupación de una superficie máxima de 17.000 m² durante el periodo comprendido entre el 15 de octubre de 2023 y el 1 de febrero de 2024, es decir, más de un trimestre, incluyendo el montaje y desmontaje.
Un poco de historia
Los jardines donde tendrá lugar el festival lumínico rodean la Torre Girona, en la calle de Jordi Girona -un nombre de calle que el ayuntamiento tendría que revisar por su pasado franquista-, en el barrio de Pedralbes del distrito de les Corts. La edificación, según el mismo ayuntamiento, es una torre neoclásica del siglo XIX edificada en 1857 por los Girona, familia que "formaba parte de una oligarquía burguesa de ascendencia rural que pasó por el comercio y la industria y más tarde se convirtió en aristócrata y se dedicó a varios negocios, entre los cuales, la banca". Obra del arquitecto Josep Oriol Mestres, fue la residencia de veraneo del banquero, empresario y político Manuel Girona. En 1940 se construyó una capilla que actualmente, una vez desacralizada, acoge el superordenador Mare Nostrum, uno de los más potentes de Europa.
Con respecto a los jardines, que ocupan unas tres hectáreas, fueron diseñados según los modelos románticos y clasicistas de la época, confiriendo el protagonismo a un estanque con embarcadero y mirador, además de esculturas y pabellones chinos. Entre las esculturas actuales destaca una réplica de una cabeza colosal Olmeca, regalada en el 2012 por la Universidad Veracruzana de México a la UPC. Los jardines pasaron a uso público en 2019 gracias a un acuerdo de cesión entre la UPC y el Ayuntamiento de Barcelona. Además de la fauna existente, que incluye autillos, abubillas, patos, golondrinas, vencejos, ardillas y pequeños murciélagos, también hay que destacar la flora, con varios árboles monumentales catalogados.
Al fin y al cabo, se trata de un espacio que en pocas semanas se verá lleno de cables, conducciones eléctricas, generadores y todo tipo de dispositivos lumínicos, más adelante de visitantes durante las noches en torno a Navidad y a medio plazo correrá el riesgo de formar parte de los itinerarios masificados de la ciudad.