La deplorable situación del Baluard de Migdia, una parte de la muralla de la ciudad de Barcelona que se dignificó durante el mandato del alcalde Trias pero que actualmente presenta un estado lamentable de suciedad, degradación y vandalismo, ha llevado el grupo municipal de Junts per Catalunya a subir la voz y pedir la dimisión del responsable municipal de Patrimonio, el concejal de Memoria Histórica, Jordi Rabassa, que además es el concejal del distrito de Ciutat Vella: "Eso es una vergüenza para Barcelona y para este gobierno", ha señalado el portavoz del Grupo municipal de Junts per Catalunya en Barcelona, Jordi Martí Galbis.

Después de que el teniente de alcaldía de cultura de la época Trias, Jaume Siurana, lamentara en declaraciones en elNacional.cat el alto nivel de degradación del baluarte, Junts per Catalunya ha querido insistir este martes por la mañana a expresar "el grave estado de preocupación por el estado del Baluard de Migdia", una situación que responde a la "falta de protección de patrimonio en la ciudad". De hecho, Martí Galbis ha lamentado "el estado de abandono, la falta de promoción del patrimonio catalogado y las múltiples quejas, con un gobierno que cuesta creer que sea tan insensible e incompetente a la hora de preservar un entorno protegido" que, además, tiene un valor simbólico como escenario de los hechos de 1714.

Teoría de los cristales rotos

De hecho, Junts ha acusado a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, de aplicar a la conocida como teoría de los cristales rotos, señalando que "si una cosa se rompe se tiene que resolver inmediatamente, porque la suciedad llama a suciedad y la inseguridad llama a inseguridad". Además, ha señalado que a la acumulación de suciedad y de objetos abandonados se suman los grafitis que ocupan prácticamente todo el espacio y "que hace meses que están", sin que se haya hecho ningún esfuerzo por limpiarlos. Por eso mismo, Martí Galbis ha reclamado "por enésima vez" en el gobierno municipal que tome medidas urgentes, "que limpie, dignifique y proteja", y ha recordado que además, la ley les obliga a hacerlo.

El portavoz del grupo municipal de Junts per Catalunya en el Ayuntamiento de Barcelona, Jordi Martí Galbis, con la consejera de Junts en el distrito de Ciutat Vella, María José Chacón, delante del Baluard de Migdia / JxCAT BCN

Asimismo, el portavoz de Junts ha garantizado que si su partido gobierna en el próximo mandato, "esta será una de las primeras actuaciones que haremos". "No toleraremos que haya una situación como esta en ningún lugar de la ciudad y menos en un sitio que no sólo es patrimonio protegido, sino que tiene una simbología importante, un espacio de lucha por las libertades, y por la defensa de la nación catalana en 1714", ya que en este espacio tuvieron lugar importantes combates durante los episodios finales del asedio borbónico. "Los lugares de 1714 tienen que estar especialmente protegidos".

Frivolidad e incompetencia

Por todo ello, Junts ha señalado que el gobierno municipal actúa con una mezcla de "frivolidad e incompetencia", porque si está demostrado que se ha actuado mal, "lo que hace falta es intervenir". Además, ha recordado que el Baluard de Migdia no sólo se tiene que limpiar, sino también promocionar, ya que "se tendría que enseñar y así no se puede enseñar". Por todo ello, ha concluido que esta situación "es motivo para pedir la dimisión del responsable político", en referencia a Jordi Rabassa, doblemente responsable como concejal de Memoria Histórica y del distrito de Ciutat Vella.

Una historia de mala suerte

El Baluard de Migdia quedó cubierto por las instalaciones ferroviarias de la zona, en concreto la desaparecida Estación de Rodalies, derribada con motivo de los Juegos Olímpicos. Desde entonces ha vivido una historia de mala suerte, ya que el Ayuntamiento de Barcelona, bajo el dominio de los alcaldes socialistas, tomó la controvertida decisión de dedicar el solar en vivienda, con una polémica promoción de pisos a cargo de la empresa Tricéfalo-Vallehermoso, que se convirtió en una de las peores intervenciones urbanísticas recientes en la ciudad de Barcelona, de manera que en 2006 el Baluard de Migdia afloró en todo su esplendor en los trabajos arqueológicos preceptivos previos a la construcción de nuevas viviendas.

De hecho, no sólo apareció el baluarte del siglo XVI, sino también el rompeolas del puerto de Barcelona del siglo XV y la contraescarpa del siglo XVIII, a más de varias canalizaciones del Rec Comtal. Con todo, la operación inmobiliaria no se frenó, buena parte de los restos quedaron destruidos y justo se hicieron unas pequeñas modificaciones para respetar el baluarte, pero sólo para el disfrute de los usuarios de un aparcamiento privado, los únicos capaces de ver el muro íntegramente. En 2014, bajo el mandato de Xavier Trias, se intentó enderezar la situación y dignificar lo poco que se pudo conservar con la voluntad de crear un paseo arqueológico que, dentro de las posibilidades existentes de un espacio semiabandonado, reivindicaba los restos como aparte del patrimonio histórico de la ciudad.

La rehabilitación se llevó a cabo y los restos se convirtieron en un paseo arqueológico donde se podía acceder en el foso -a pesar de que con acceso restringido-, mientras que una barandilla perimetral permitía observar todo el recinto desde una posición elevada. Ahora bien, con el paso de los años y la desidia municipal, todo el espacio se ha convertido en un punto de degradación, con un estado deplorable ensuciado por grafitis, donde se acumulan los desperdicios e incluso se cuelan personas sin techo para pasar la noche.