El grupo municipal de Junts per Barcelona ha pedido al gobierno del alcalde Jaume Collboni que otorgue la medalla de oro de la ciudad a título póstumo a la monja Viqui Molins. La religiosa, dedicada durante décadas a atender a los más vulnerables y a los marginados en el barrio del Raval, murió este jueves con 88 años. El presidente del grupo municipal juntaire, Jordi Martí Galbis, destaca de Molins en un comunicado que era una "firme luchadora contra las desigualdades en los barrios con más necesidades". Junts también aboga por dedicar el nombre de un espacio público de la ciudad a la religiosa.
Martí Galbis ha instado al alcalde Collboni a iniciar el procedimiento para otorgar la medalla a Viqui Molins y ha expresado su convencimiento de que la iniciativa encontrará un "consenso general de todos los partidos" con representación en el consistorio. Esta distinción a título póstumo, explica al dirigente juntaire, "permitirá también abrir los trámites a la Ponencia del Nomenclátor para poder encontrar un espacio público de la capital catalana dedicado a la querida Viqui Molins y que sirva como homenaje y acto de gratitud permanente de la ciudad".
Viqui Molins, de hecho, ha estado vinculada a la órbita de Junts. En 2017 puso un pie en la política de manera simbólica como parte de la lista del PDeCAT para las elecciones en el Parlament de Catalunya del 21-D. La religiosa iba en el puesto 73 de la lista por Barcelona, que encabezaba Carles Puigdemont, después de los hechos del 1-O y la aplicación del artículo 155 de la Constitución en Catalunya. Al saberse este jueves de su muerte, Puigdemont y el secretario general de Junts, Jordi Turull, han expresado sendos mensajes de pésame en las redes sociales. El presidente de Junts enalteció la "huella en el corazón" que deja en miles de personas, "su bondad y humanismo cristiano" y también su "lealtad insobornable a la Catalunya de la gente, especialmente de los más desvalidos." Por su parte, Turull destacó de Molins que era "absolutamente ejemplar y coherente con su religiosidad".
La monja "de calle" vinculada al Raval
Barcelona ha lamentado este jueves la pérdida de Maria Victòria Molins, conocida como Viqui Molins, una monja barcelonesa que se dedicó a los cuidados de los más vulnerables en el barcelonés barrio del Raval, donde ayudó a drogadictos y prostitutas a lo largo de algunas de las décadas más duras en el céntrico distrito de Ciutat Vella. Nacida en 1936 en la Bonanova, en una familia acomodada y religiosa con nueve hijos, con 19 años se hizo monja teresiana y con el tiempo se convirtió en lo que ella misma definía como una monja "de calle". Sintió esta llamada para sustituir el convento o las aulas por la calle después de unas visitas a Angola y Nicaragua que la impactaron, tal como contó ella misma en una entrevista en El Nacional. También fue una de las fundadoras del Hospital de Campaña de Santa Anna de Barcelona, erigido en el 2017 para atender a migrantes, sin techo y todas las personas en riesgo de exclusión social. Molins obtuvo la Creu de Sant Jordi, la máxima distinción de la Generalitat, por sus labores humanitarias.