Acuerdo definitivo. El exdirigente del partido ultra Democracia Nacional en Barcelona, Alberto Bruguera Andrés, ha aceptado una condena de 2 años y 6 meses de prisión por haber liderado el acoso contra la apertura de la mezquita de Nou Barris de Barcelona, el año 2017. Bruguera y 13 acusados, miembros y exmiembros del partido ultraderechista (el 15.º declarado en rebeldía) han admitido los hechos y han aceptado la condena propuesta por la Fiscalía, que les ha rebajado sustancialmente las peticiones de prisión y que los salva de su entrada en un centro penitenciario, en el juicio de conformidad que se ha realizado este jueves en la Audiencia de Barcelona.
En la vista, el tribunal, presidido por la magistrada Montserrat Comas, ha dictado la firmeza de la sentencia condenatoria de conformidad, después de tener que esperar más de dos horas a uno de los acusados, Juan de Haro, de las juventudes de Democracia Nacional, que al final también ha admitido la pena. También se ha acordado la suspensión de la ejecución de las penas de prisión impuestas porque individualmente no superan los 2 años de prisión, pedido por las defensas. La fiscal no se ha opuesto a la suspensión de las condenas si no delinquen en los dos años próximos y que algunos de ellos hagan un programa de aceptación de igualdad de trato y no discriminación, que hace el Departament de Justicia. El tribunal ha dado el visto bueno a todas las peticiones.
Indemnizaciones, primero
Inicialmente, la Fiscalía pedía para Bruguera 10 años de prisión, y entre 3 y 6 años, para el resto. La fiscal de delitos de Odio, Marta Gloria López Català, puso como condición para el acuerdo que pagaran la indemnización a la comunidad musulmana, que se ha fijado individualmente. A Bruguera se le ha impuesto que pague 5.000 euros, y por ahora ha aportado 2.500.
La sección 10 de la Audiencia de Barcelona —de forma excepcional y para no retrasar más la causa— hizo una vista previa el 10 de octubre pasado, grabada en vídeo, en la que cada uno de los acusados aceptaba el acuerdo y se comprometía a pagar antes del juicio de este jueves.
Las penas aceptadas
En concreto, la fiscal de delitos de Odio ha solicitado para Alberto Bruguera 12 meses de prisión por un delito de coacciones; 1 año y 6 meses de prisión por un delito contra los derechos fundamentales con la agravante de discriminación religiosa e ideológica, y dos multas por dos delitos leves de lesiones y de amenazas. Además, el neonazi no se podrá acercar a la mezquita durante 5 años y se cerrará su perfil en Twitter, donde difundía el acoso al centro. El resto de acusados han aceptado las mismas penas, y pagar la responsabilidad civil, que en conjunto suman unos 14.500 euros.
El Ayuntamiento de Barcelona, que ejerce la acusación popular, también ha defendido esta acusación rebajada para todos los encausados. La rebaja de la petición de castigo se ha justificado con la aplicación de dos atenuantes: reparación del daño y dilaciones indebidas.
El asedio a la mezquita
Los acusados se concentraron delante del centro religioso, situado en la calle Japón, entre marzo del 2017 y marzo del 2018, según el escrito de acusación provisional de la Fiscalía. Primero, los vecinos protagonizaron caceroladas en contra de la apertura de este centro religioso, pero después se unieron a las protestas personas de grupos ultras que venían de otros lugares de la ciudad. Las concentraciones cogieron un carácter de acoso. Según detalla la Fiscalía, se hicieron pintadas como una cruz celta, las siglas SS, un escudo preconstitucional o un escrito con el mensaje: "Todo por la patria, ayer como hoy España no se rinde". Otras pintadas que se escribieron en las paredes del centro religioso fueron "mezquita no" o "terroristas". También se colgaron carteles con la consigna: "Stop Islamización de nuestros barrios".
Además, se protagonizaron manifestaciones constantes delante de las puertas de la mezquita donde se daban gritos a favor del líder nazi Adolph Hitler. Asimismo, se causaron desperfectos en el centro, y se puso silicona en las cerraduras de las persianas para que no se pudieran abrir.
Toda una pesadilla que ha acabado con una condena rebajada para los instigadores.