Las obras de la llamada Supermanzana del Eixample, es decir, la conversión de cuatro calles de este distrito -Consell de Cent, Girona, Conde Borrell y Rocafort- en Ejes Verdes, han hecho aflorar varios restos del pasado de esta parte de Barcelona. Si al inicio de las obras llamó la atención la aparición de los antiguos adoquines y las vías del tranvía, que habían quedado soterradas por capas de asfalto y que finalmente serán recuperadas en algunos de los tramos urbanizados, ahora se trabaja en restos de más calibre, comparables a las que se han encontrado en la Via Laietana recientemente, pero con una diferencia, si en el centro de Barcelona no sorprenden estos hallazgos, en el Eixample, que no se urbanizó hasta la segunda mitad del siglo XIX, los restos arqueológicos son mucho menos habituales.
En este contexto, los trabajos que se llevan a cabo en la calle Girona en el tramo entre la calle Mallorca y la avenida Diagonal han hecho aflorar los restos de una antigua masía, con varios cimientos, canalizaciones, depósitos y una escalera que conduce a un sótano. Lo más sorprendente de todo es lo que se ha encontrado: por una parte, varias balas de cañón, algunas utilizadas y otros almacenadas, y de la otra, restos de porcelana china de los siglos XVI o XVII que abren una serie de interrogantes, porque en aquel momento la porcelana importada de China era considerada un objeto de superlujo al alcance de muy pocos.
Masia del siglo XVI "o anterior"
Marta Lucas, directora de la intervención arqueológica de la calle Girona, apunta que los restos "de lo que parece una masía" se han podido asociar a diferentes fases cronológicas, una sería el "momento originario de la masía, en torno al siglo XVI o anterior", las evidencias de la destrucción del edificio durante "un conflicto bélico" todavía para determinar pero que se podría corresponder con el asedio de Barcelona de 1697 por parte de tropas francesas durante la Guerra de los Nueve Años (1688-1697), ya que se tiene conocimiento que en esta zona había baterías francesas, y finalmente, restos de canalizaciones correspondientes a una etapa más contemporánea.
La misma Lucas resalta que lo que ha generado más expectación es el hallazgo de porcelana china, que además se ha podido fechar de la época del emperador Wanli, decimocuarto emperador de la dinastía Ming que reinó desde 1572 hasta 1620. La directora de la intervención explica que se trata de una "importación de lujo". "Tenemos que acabar de ver con qué cuadraría", apunta a Lucas, "porque no suele ser nada habitual encontrar porcelana china en una masía, porque era un bien de mucho lujo en aquel momento". Precisamente, su alto valor lo convertía en un material que se utilizaba para todo tipo de pagos.
Vinculación con el convento de los Capuchinos
Una de las hipótesis de trabajo, no confirmada, apunta a que podría ser algún tipo de pago relacionado con el convento de los Capuchinos que existió más arriba de la calle Girona y que fue destruido durante el asedio de Barcelona de 1714 en el marco de la Guerra de Sucesión (1701-1714). En todo caso, hay que tener en cuenta que en este tramo de la calle Girona de momento solo se ha levantado la mitad Llobregat, de manera que todavía podrá haber nuevos hallazgos cuando se pase a excavar la mitad Besòs. Según indica Laia Macià, arqueóloga del Servicio Municipal, en los planes de ejecución de los ejes verdes, las prospecciones arqueológicas están "contempladas desde el minuto uno", lo cual quiere decir que no tendrían que retrasar las obras de reurbanización de la calle Girona.
Ahora se trabaja en la documentación de los hallazgos, la extracción de restos como cerámicas, porcelana y balas, además de muestras de sedimentos. Todo eso se podrá analizar próximamente pero respecto a la mayoría de los restos que quedarán en la calle, su destino inmediato, probablemente la próxima semana, será volver a ser enterrados y quedar sepultados otra vez. Se trata de la actuación habitual con estos tipos de hallazgos porque, según indica Lucas, "la mejor manera de conservar unos restos si no hay un proyecto de museización, es bajo tierra". Eso sí, eso no será impedimento para que se siga trabajando en saber cómo llegó a una masía situada en lo que un día se convertiría el Eixample una pieza de porcelana china del siglo XVI en un viaje a través de medio mundo.