En el parque de la Ciutadella de Barcelona hay bastantes rincones sorprendentes, pero uno de los que llama más la atención es el gigantesco mamut que se encuentra en un lateral del camino que transcurre paralelo al lago entre la Gran Cascada y el Parlament de Catalunya. De hecho, la estatua es gigantesca, pero sólo porque refleja la escala natural de estos animales antediluvianos, que en un pasado remoto habitó las tierras que hoy forman Catalunya.
El animal, hecho de hormigón armado, está precisamente este domingo de aniversario, ya que fue inaugurado tal día como hoy, 12 de diciembre, pero de hace 114 años, el 1907, dentro de un proyecto que tenía que incluir hasta una docena de esculturas de animales extinguidos, pero que, finalmente, se quedó solo. Tanto es así que incluso la compañera que tuvo durante los años setenta y ochenta del siglo XX, una locomotora de vapor retirada del servicio, hace décadas que también lo abandonó.
El primero y último animal antediluviano
"El jueves próximo, y con motivo de la visita que efectuará el alcalde, acompañado del Ayuntamiento, a todas las dependencias situadas en el Parque, quedará expuesta al público la reproducción, en tamaño natural, del Mamut, la primera que, de la serie de animales que vivieron en Cataluña en anteriores épocas geológicas, se propone reunir dicha Junta". Con esta breve nota anunciaba el diario 'La Vanguardia' el 10 de diciembre de 1907 la inauguración de la reproducción del mamut, anunciando que se trataba del primero de una serie de reproducciones a escala natural que no pasó de aquí, de una primera escultura dedicada al antecesor del elefante.
Y es que el parque tenía un proyecto para hacer doce esculturas de animales del pasado a escala real. Finalmente, sólo se construyó una, la del mamut que hoy todavía se puede contemplar. La idea de hacer aquella colección surgió del geólogo Jaume Almera y el naturalista Jaume Bofill, los cuales en 1888 -el mismo año que el parque de la Ciutadella acogía la Exposición Universal- asistieron a un congreso de geología en Londres, donde tuvieron ocasión de visitar un parque con esculturas de animales extinguidos y propusieron al alcalde de Barcelona, en aquel momento Francesc de Paula Rius i Taulet, importar la idea.
Con todo, el proyecto no se reanudaría hasta casi dos décadas más tarde, con el parque ya liberado de parte de las infraestructuras que acogieron la Exposición Universal y el Zoológico en funcionamiento desde 1892, cuando resurgió el proyecto de la mano de la Junta Municipal de Ciencias Naturales, creada en 1906 y con autonomía para decidir los proyectos de las instalaciones científicas del parque, entre los que se contaba el Museo de Ciencias Naturales de Barcelona o Museo Martorell.
Almera, miembro de la Junta, impulsó el proyecto y consiguió una dotación de 15.000 pesetas para encargar una primera escultura, modelada por el geólogo Norbert Font i Sagué y realizada por el escultor Miquel Dalmau, que primeramente la construyó en madera, pero después, con la ayuda del arquitecto, Claudi Durán, incorporó el hormigón armado, un material que ha garantizado su resistencia durante más de un siglo aunque la obra fue completamente restaurada en 1998 y su parte más débil, la trompa -lugar predilecto para toda clase de fotos y que actúa como reclamo para colgárse- ha tenido que ser reparada en alguna ocasión.
Se conservan las maquetas del resto del proyecto
Aunque el mamut se quedó solo, principalmente porque uno de los grandes impulsores del proyecto, Font i Sagué, murió prematuramente a los 36 años, el resto del proyecto no quedó en un cajón, sino en vitrinas que forman parte de la colección del Museo Martorell.
Y es que se llegaron a hacer las maquetas de toda la fauna en piedra que tenía que poblar la Ciutadella, entre las que se contaban animales que no habían vivido nunca en lo que hoy es Catalunya, pero que representaban una muestra de los animales extinguidos, entre los cuales dinosaurios como el iguanodonte y el diplodocus, mamíferos, reptiles e incluso un ave gigante, el acpyornis, procedente de Madagascar.
Con sus medidas de 5,60 metros de altura, 7,50 de longitud y 2,30 de anchura, el Mamut lleva pues 114 años en su emplazamiento original, el mismo que glosaba 'La Vanguardia' del 13 de diciembre de 1907, al día siguiente de la inauguración: "Inmediata a la cascada figura la instalación del mamut, limitada por una hermosa verja de hierro, construida en los talleres municipales, destacándose en el centro la colosal reproducción del elefante, que vivió en Cataluña en el período glacial y que es la primera de las reproducciones de los grandes animales que vivieron en nuestra comarca en las anteriores épocas geológicas, de las que la Junta de Ciencias Naturales se propone ejecutar". Pero se quedó solo, aunque...
...al lado había una locomotora
Mientras el mamut centenario subsiste, de lo que ya hace años que no se puede disfrutar es de la locomotora que había justo unos metros más abajo, en paralelo al lago y en dirección al Parlament, en un espacio en que ahora sólo hay césped.
Se trataba de una locomotora en vapor tipo 'Berga', que según el bloc especializado 'Alma de Herrero' fue construida por la empresa alemana Krauss Lokomotivfabrik en 1896, aunque posteriormente el mismo modelo también sería construido por la Maquinista Terrestre y Marítima. La expuesta en la Ciutadella tenía número de constructor 3480 y el número de serie era el 28. Bautizada como a 'Gironella', fue utilizada a la línea de tren de Manresa a Berga para servicios de pasajeros y mercancías ligeras.
En los años sesenta fue retirada del servicio y entonces fue comprada por el Ayuntamiento de Barcelona y situada en el parque de la Ciutadella, donde fácilmente se podía acceder a su interior e incluso subirse, como se puede comprobar en esta imagen de un grupo de música. En todo caso, era otro rincón entrañable del parque de la Ciutadella durante los años setenta y ochenta del siglo pasado, hasta que finalmente fue retirada hacia los años noventa, para ser trasladada al proyectado Museo del Transporte de Catalunya de la Pobla de Lillet.
De hecho, aunque no estuvo tanto de tiempo en exposición en el parque de la ciudadela, aquella locomotora es más antigua que el propio mamut. Si el animal antediluviano hace este domingo 114 años, la máquina de vapor suma ya 125. Por muchos años a los dos.