El barrio de la Sagrada Família, en el distrito del Eixample, toma su nombre del templo de Antoni Gaudí, que se ha convertido en el nexo aglutinador de esta parte de Barcelona. Equipamientos como el mercado municipal, la estación de Metro o entidades como la misma asociación de vecinos toman su nombre del de la basílica y, desde el año 2006, cuando la ciudad fue delimitada en setenta y tres barrios, es uno de los seis que forman parte del distrito. Toma la forma de un polígono irregular de seis lados delimitado por la avenida Diagonal y las calles Nàpols, Rosselló, Sardenya, Sant Antoni Maria Claret y Dos de Maig hasta enlazar nuevamente con la Diagonal en la plaza de les Glòries.
El nombre actual del barrio es, con toda seguridad, de los lo más fácilmente reconocibles e identificables, no solo dentro de Barcelona, sino por todo el mundo gracias a la importancia del templo a escala mundial. Con 4,5 millones de visitantes el año 2019, el templo de Gaudí es el monumento más visitado de la ciudad, hecho que ha comportado que esta parte del Eixample sea uno de los puntos con más afluencia de turistas de toda la ciudad, y este no es precisamente un hecho menor en el día a día de un barrio donde viven 52.164 barceloneses (datos de 2021) en un territorio de 105,10 hectáreas.
Con todo, cuando el año 2019 las entidades del barrio consiguieron dotarse de un equipamiento para su uso después de fracasar en el intento de convertir el antiguo cine Niza -ahora convertido en un Mercadona- en un centro cívico, se decidió bautizarlo como Ateneu el Poblet, un nombre que recupera una parte de la historia casi olvidada, la del antiguo nombre de este vecindario que, además, no formó parte de Barcelona hasta 1897 con la agregación del municipio de Sant Martí de Provençals. Y es que el Poblet era el nombre de un barrio situado entonces en la periferia de Sant Martí, tocando ya al municipio de Gràcia.
Exposición en el Guinardó
La recuperación del nombre marcó, en cierta manera, distancias con la denominación moderna del barrio y con la iglesia que lo ha engullido, pero sirvió también de azicate para que un grupo de vecinos constituyera la Comissió de Memòria Històrica el Poblet, con sede en el ateneo del mismo nombre y que tiene como objetivo "redescubrir los orígenes hasta allí donde podemos", según relata su secretario y coordinador, Josep Maria Sans, que recuerda que a pesar de tomar forma en 2019, no se han podido reactivar después de la pandemia hasta el pasado 2022, con actividades como conferencias sobre el pasado del barrio y la exposición 'Origen, revolució i reivindicació', que después de estrenarse en su sede, ahora ha salido del barrio y se puede ver hasta el 28 de enero en el Casal d'Entitats Mas Guinardó.
La exposición está formada por paneles explicativos que recogen el pasado de un barrio que tenía un origen rural pero que pronto se convirtió en industrial y que adquirió su fisonomía actual con la implementación del plan Cerdà, para reivindicar los vestigios que todavía son presentes en la trama urbanística de la ciudad, como son varios pasajes que se han mantenido hasta la actualidad. "Queremos recuperar espacios de memoria", sostiene Sans, que añade que la comisión ha podido localizar referencias del nombre del Poblet en libros y documentos. De hecho, una de sus principales tareas es la investigación histórica, y por eso no se han cansado de remover en los fondos del Arxiu de Sant Martí, el Arxiu Contemporani de Barcelona y el Institut Cartogràfic.
Con la reanudación postpandemia, este colectivo ya ha podido organizar varias charlas, una de las cuales dedicada a la antigua fábrica Myrurgia -en la calle Nàpols con Mallorca- "uno de los últimos ejemplos de arquitectura artes decó de Barcelona" y al mismo tiempo hacer un trabajo de promoción del ateneo y la misma comisión, ya que aprovechan para preguntar a los asistentes si tienen algún tipo de información en sus archivos familiares que los puedan ayudar en su investigación con la voluntad de documentar y dar a conocer el pasado del barrio y su transformación a lo largo de los años, partiendo de la base que se trata de una historia desconocida para muchos de sus vecinos.
¿Cambiar el nombre del barrio?
En un barrio que siempre ha tenido una relación complicada con el templo de la Sagrada Familia, sobre todo por la avalancha de turistas que ha supuesto la transformación del tejido comercial, uno de los objetivos a largo plazo de esta entidad sería promover el cambio de nombre del barrio y recuperar el del Poblet. Con todo, Sans señala que antes habría otros retos más asequibles, como recordar que muchos de los pasajes supervivientes, como Gaiolà y Font, "en realidad hacen referencia a sus propietarias, Matilde Gaiolà y Paula Font," y que en el ayuntamiento "no verían mal" adaptar los nombres, ya que entraría dentro de la política municipal de feminizar el nomenclátor.
Con respecto al nombre del barrio, desde esta entidad de memoria histórica reconocen que alguna vez se ha dejado caer la idea de recuperarlo oficialmente, pero que antes hace falta "un trabajo previo de campo y crear red y sinergias a favor del cambio", y en este aspecto recuerda que la misma asociación de vecinos lleva el nombre de Sagrada Familia y no el Poblet. En todo caso, de momento prefieren centrar sus esfuerzos -desde el voluntarismo, como todo en el tejido vecinal- a documentar y divulgar el pasado histórico del barrio y construir un relato en lo que el templo omnipresente pierda su papel centralizador.
El Poblet y el hipódromo que nunca fue
Aunque los límites históricos del Poblet no coinciden al cien por cien con el actual barrio de la Sagrada Familia, se trata de la única zona habitada antes de la llegada del plan Cerdà, con la instalación de tejerías a partir de 1831 que se encuentran en el origen del barrio. Ildefons Cerdà, en su plan del Eixample, previó en esta zona una reserva de espacio para construir un hipódromo que habría ocupado catorce manzanas en el rectángulo formado por el paseo de Sant Joan y las calles Roselló, Padilla y Mallorca (en la fotografía principal, Josep Maria Sans señala sobre el plano la magnitud del proyecto). Desestimado aquel hipódromo, una de las manzanas fue destinada a la construcción de la Sagrada Familia, mientras que el resto se fueron urbanizando y perdiendo su carácter anterior.
Tal como recoge la exposición que todavía se puede ver la semana entrante en el Casal d'Entitats Mas Guinardó, los pocos vestigios que quedan toman la forma de pasajes que sobrevivieron o se pudieron abrir a pesar de la implementación del plan Cerdà. Sea como sea, el trabajo de la Comisión de Memoria Histórica del Poblet se centra en recuperar al máximo todo aquello que pueda ayudar a recordar que el actual barrio de la Sagrada Família anteriormente recibía el nombre del Poblet, un nombre a recuperar a pesar de haber sido engullido por la omnipresente influencia de la obra de Antoni Gaudí.