Las obras del Mercado de Sant Antoni de Barcelona previsiblemente se acabarán entre octubre y noviembre del 2017, aunque su apertura al público se podría retrasar ya que el Gobierno municipal quiere consensuar la fecha de inauguración con los comerciantes.
Según han explicado a la arquitecta de la empresa adjudicataria de las obras Carme Ribas y el jefe de proyectos del Instituto Municipal de Mercados de Barcelona, Pere Sirvent, actualmente se están llevando a cabo las obras de arquitectura interior y las de las instalaciones con las cuales se dotará el mercado, como dos plantas con 400 plazas de aparcamiento o la planta destinada a los almacenes y la logística.
Las obras que todavía quedan pendientes de adjudicar son las de las cuatro plazas exteriores que rodearán el futuro mercado, las marquesinas de su mercado dominical, las del museo de patrimonio arqueológico y las de pacificación de las calles Tamarit y Compte Borrell.
Reforma fidedigna
Para Ribas, "el mercado se ha reformado de manera muy fidedigna" a las peculiaridades que caracterizaban el edificio, que se ha dotado de mejores condiciones e instalaciones tanto para los comerciantes como para los 400.000 visitantes que se estima que se acercarán al mercado cada 20 días.
El segundo teniente de alcalde, Jaume Collboni, ha asegurado que la del Mercado de Sant Antoni será la obra más importante y emblemática del actual mandato en esta materia, y ha apuntado que "será un mercado para toda la ciudad".
Por su parte, la concejala de Comercio y Mercados, Montserrat Ballarín, ha manifestado que la voluntad del Gobierno municipal es convertir los mercados en el "centro económico y de encuentro de cada barrio", de manera que se plasme su modelo de economía, desarrollo y servicio público.
Más que un mercado
Collboni ha considerado que "el mercado será muchas más cosas que un mercado", ya que más allá de sus funciones tradicionales también se convertirá en un espacio de encuentro y en un museo que integrará vestigios romanos y medievales de la ciudad.
En este sentido, la rehabilitación del edificio ha tenido presente su carácter monumental e histórico, y se ha respetado tanto el foso de las antiguas murallas de la ciudad como los restos de una parte de la Vía Augusta romana, que quedarán abiertos al público.