El metro de Barcelona ha dicho adiós al último tren con elementos de amianto que quedaba en la red. El convoy de la L1 ha hecho este sábado al mediodía el último trayecto entre Hospital de Bellvitge y Fondo, después de casi 40 años de servicio. Transports Metropolitans de Barcelona ha retirado definitivamente de circulación la serie 4.000, que entró en funcionamiento en abril de 1987, en una jornada que han seguido con emoción trabajadores y numerosos aficionados.

La presidenta de TMB Laia Bonet, ha calificado este viaje de un final "emotivo y de sentimiento agridulce", después de 37 años de servicio a la ciudad, pero en el que también ha celebrado la desaparición del fibrocemento: "Decimos adiós al amianto en el metro, porque quedaban algunos componentes, aunque no estuvieran en contacto con los usuarios". Laia Bonet ha explicado que la retirada de la serie 4.000 supone la desaparición de un 90% del amianto presente en la red de metro. El 10% restante, que se encuentra en la infraestructura, está previsto que se acabe de retirar, como tarde, en 2026. "Acabaremos de retirarlo dentro de dos años", ha dicho la presidenta de TMB.

La red de metro dice adiós a los vehículos más antiguos, los de las series 3.000 y 4.000, que han sido renovados por los convoys de la serie 8000, "más modernos, accesibles y confortables" según la presidenta y que se encuentran dentro en el plan de actuación de la compañía para eliminar el fibrocemento tanto de los vehículos como de las estaciones. Sería en 2026, según TMB, que quedarían resueltas las peticiones de las asociaciones de afectados por el amianto, que en los últimos años han conseguido también reconocimiento por las muertes y afectaciones de incapacidad de los trabajadores, que estuvieron en contacto con este elemento tóxico en el Metro de Barcelona.

 

Adiós a una serie revolucionaria

La implementación de la serie 4.000, hace cuatro décadas, representó un "salto tecnológico de 20 años" con novedades como las manecillas para abrir los vagones, asientos diseñados por un interiorista de renombre como Miquel Milà Sagnier o un innovador sistema de megafonía entre usuarios y conductor. Fue el primer modelo de Barcelona que operó con electrónica integrada, una tecnología que los usuarios pudieron percibir con un arranque y frenada mucho más suave y progresiva. Además, también incorporó el freno regenerativo, un sistema que permitía recuperar en torno a un 30% de la energía generada en el frenazo, así como el sistema luminoso para seguir el recorrido del convoy.

Inma Pineda ha tenido el honor de ser la conductora de este último viaje de la serie 4000, que ha acumulado más de 100 millones de kilómetros recorridos. "Me hace mucha ilusión, pero también mucha pena. Son los trenes con los cuales empecé a conducir y me he pasado media vida", ha recordado Pineda. Ella y algunos trabajadores de TMB han seguido con emoción el acto en unos vehículos que, según ha anunciado Laia Bonet, "la fundación TMB conservará tres, dos motores y un coche".