El anuncio de que las tres últimas monjas clarisas residentes en el monasterio de Pedralbes de Barcelona, todas de avanzada edad, serán trasladadas al convento que la orden de Santa Clara tiene en Vilobí d'Onyar (la Selva), ha provocado un movimiento vecinal, especialmente en los barrios de Sarrià y Pedralbes, para reclamar que las monjas se queden. De momento, una petición para que permanezcan en la web change.org ya acumula más de 1.100 firmas, y para este miércoles, 29 de enero, hay prevista una concentración a las 19:30 horas delante mismo del monasterio, con la misma voluntad de reclamar que las tres monjas que permanecen, sor Inmaculada, sor Pilar y sor Isaura, de 90, 73 y 66 años, no se marchen.
"Las monjas nos han dicho que no quieren marcharse", afirma Eulàlia Marquès, una de las impulsoras de esta movilización, en declaraciones en ElNacional.cat, que apunta, asimismo, que "las monjas tienen voto de obediencia y si les dicen que se marchen lo harán", pero que hay otras soluciones, como la posibilidad de que vengan monjas más jóvenes o que se utilice parte del espacio que ellas ocupan como hospedería, para reivindicar la "relación con Barcelona y especialmente con Sarrià y Pedralbes" de las monjas, así como el hecho de que la presencia de las monjas se remonta a "700 años".
De hecho, en el capítulo de relación entre Barcelona y las monjas hay que tener presente que el monasterio fue fundado en 1327 por la reina Elisenda de Montcada, esposa de Jaime II, y en 1357, la misma reina solicitó al Consejo Barcelonés que pusiera bajo su especial protección al monasterio y su comunidad. Todavía más, el año 2022, ayuntamiento y clarisas firmaron un acuerdo de colaboración de una duración inusitada en otros ámbitos, 75 años, prorrogables a 75 años más. Esta larga relación, además, se concreta cada año cuando, alrededor de Santa Eulàlia -que será dentro de pocos días, el 12 de febrero-, la corporación municipal visita el monasterio, tradicionalmente para pedir que no llueva, aunque los últimos años y a causa de la sequía, la petición ha sido justo la contraria. También es una tradición muy barcelonesa que las parejas lleven huevos a las monjas para pedirles que no llueva el día de su boda.
Concentración silenciosa
Según han explicado los promotores de la movilización, la concentración será "silenciosa y con velas", con la voluntad de visualizar el apoyo para que las monjas se queden. Además, insisten, la movilización refleja el mismo sentir de las monjas, aunque ellos no lo hagan público por su voto de obediencia. "Si no hubiéramos hablado con ellas, no haríamos nada", sostienen, y defienden que hay que buscar maneras que se pueda mantener la comunidad de Pedralbes.