A principios de marzo, en vísperas del 8M y en el marco del centenario del Metro de Barcelona, se presentaba el libro La dona treballadora al Metro de Barcelona (Transports Metropolitans de Barcelona, 2025), un volumen subtitulado Perspectiva històrica de l'evolució cap a la igualtat de gènere a TMB (1924-2024) que refleja una lucha centenaria para alcanzar la igualdad de género. El libro, con gran profusión de fotografías históricas es, de hecho, una herramienta indispensable para un enfoque del centenario del Metro muy diferente de los habituales en estos casos, que se centran sobre todo en la expansión de la infraestructura y los cambios en el material rodado, aspectos que, si de caso, ya se tratarán en otro de los libros que se preparan para el centenario y que llevará el gráfico título de 100 anys del metro de Barcelona.

Por eso, la obra que nos ocupa, escrita a cuatro manos por el historiador Ricard Fernández i Valentí y la responsable de patrimonio histórico de TMB, María José Muñoz García, ofrece una historia del Metro de Barcelona que, aunque enfocada en el papel de la mujer es, al mismo tiempo, una explicación de la transformación del transporte suburbano desde una perspectiva laboral que también explica la evolución de las tareas desarrolladas por los hombres y, especialmente, la larga lucha para conseguir una igualdad de género que tuvo que superar un ambiente masculinizado así como leyes declaradamente machistas, como las que restringían el trabajo femenino a las mujeres solteras, que tenían que renunciar a su puesto de trabajo una vez casadas, porque lo que se esperaba de ellas era que dedicaran su vida a la formación de una familia y la crianza de los hijos.

De tres a ciento noventa y nueve categorías

Ahora hace un siglo, cuando se inauguró el Gran Metro el 30 de diciembre del 2024, las mujeres solo podían ejercer tres categorías laborales, las de taquilleras, revisoras e inspectoras. Cien años después, las mujeres ocupan 199 puestos de trabajo diferentes, incluidos los de más responsabilidad. De hecho, el cargo de presidente o presidenta de TMB, que recae en el titular de la concejalía de Urbanismo, ha estado mayoritariamente ocupado por mujeres desde la recuperación de la democracia, con Mercè Sala (1980-1991), Carme San Miguel (1996-1999), Assumpta Escarp (2007-2011), Mercedes Vidal (2015-2019) y Rosa Alarcón (2019-2021). Actualmente, el máximo cargo de TMB lo ocupa Laia Bonet desde 2021.

Mujer motorista en el Metro de Barcelona el año 1937 / Foto: ANC - TMB

En todo caso, este largo recorrido hasta la igualdad se refleja en el hecho de que actualmente hay más mujeres que hombres maquinistas, ya que el 57% del personal de conducción son mujeres y también en otro dato que también es reflejo de la sociedad actual: el 61% de usuarios del Metro también son mujeres. Todavía más, las mujeres representaban, con datos de 2023, el 36,21% de la plantilla, por bien que, como se cita en el libro "el aumento de la cantidad de mujeres no es suficiente", ya que "no por crecer en número se consigue la paridad de género, hace falta que el crecimiento esté equilibrado por la variedad de oficios ejercidos por mujeres".

El Círculo Social Metropolitano y las Escuelas Comerciales Montserrat

Con respecto al contexto más estrictamente histórico, La mujer trabajadora en el Metro de Barcelona aporta información de interés de dos iniciativas extralaborales pero que definen el papel social de las trabajadoras y los trabajadores del Metro de Barcelona. El primero de ellos fue el Círculo Social Metropolitano, una asociación, inmersa en un "modelo empresarial paternalista dotado de herramientas de control social" que, en todo caso, ofrecía actividades de ocio y cultura al personal del Metro y sus familias, con siete secciones: actividades recreativas, culturales, deportivas, excursionista, musical, social y teatral, y que se ubicó en la calle de los Jocs Florals, en un ámbito próximo a la histórica estación del Metro Transversal de la Bordeta. El propósito de la entidad era el de "proporcionar distracción, un recreo sano y una enseñanza positiva a través de actores deportivos, culturales y educativos" y se constituyó en 1943.

Portada del libro / Foto: TMB

La segunda iniciativa era hija del mismo Circulo Social Metropolitano, ya que a iniciativa de la sección cultural se creó una sección escolar que dio lugar a un centro educativo gratuito para hijos e hijas de los trabajadores, las Escuelas Comerciales Montserrat, que empezaron a operar en el mismo edificio de la calle de los Jocs Florals en octubre de 1954, para pasar posteriormente a la avenida Badal, a caballo entre las instalaciones del Metro de Bordeta y Mercat Nou y donde hoy está el colegio Cavall Bernat, que es heredero directo de las Escuelas Comerciales Montserrat y que, dentro de la cultura educativa del franquismo tenía la característica de que "no discriminaba entre niños y niñas".

Todo ello hace que este volumen aporte datos lo suficientemente significativos de la evolución laboral de la plantilla de trabajadores del Metro de Barcelona y en particular de la situación del personal femenino y es un merecido homenaje a aquellas mujeres que hace un siglo entraron a trabajar en el incipiente metro y que en la actualidad representan más del tercio de la plantilla y ocupan cargos de todo tipo. Cien años, pues, de lucha por la igualdad de género.