Un mural de medida casi monumental formado por más de 3.000 fotografías luce en un muro de la Vía Trajana como testimonio del presente y del pasado de esta zona del barrio de la Verneda y la Pau del distrito de Sant Martí de Barcelona. El mural fotográfico, situado en un muro exterior del Casal Infantil El Drac (Via Trajana, 20), tiene dos niveles de lectura. El primero, visto de lejos, es la reconstrucción de un edificio histórico; el segundo, visto de cerca, es una recopilación de miles de fotos singularizadas donde los vecinos pueden buscarse a ellos mismos o recordar a otras personas, en un ejercicio que combina memoria y acción social con el objetivo de generar espíritu de comunidad.
Según ha informado el distrito de Sant Martí, la instalación del mural ha sido posible gracias a las redes de apoyo mutuo vecinales, que han aportado la mayoría de fotografías que se han utilizado, muchas de ellas rescatadas de archivos familiares con años de historia detrás, en el cual se han sumado retratos actuales de todos los participantes. Todo ello conforma un collage que representa como había sido el barrio. La iniciativa surgió durante el confinamiento por la covid-19 y las redes de apoyo mutuo que aparecieron, de forma casi espontánea, para cubrir las necesidades de los vecinos con más dificultades y que ahora se ha plasmado en un mural al mismo tiempo artístico y participativo.
Recuperación comunitaria del espacio público
Visto de lejos, el mural recoge la imagen de un antiguo edificio, donde el patio comunal era el centro de la vida en el barrio, donde la esfera pública se difuminaba con la privada. Esta memoria se inserta en la vida de un barrio periférico, de pocos bloques de pisos encajonados entre la vía del tren que los separa de Sant Adrià del Besòs y los polígonos industriales de la Verneda y que se ha transformado de forma acelerada en poco tiempo. De hecho, se trata de un barrio de constitución reciente, formado hacia los años cincuenta del siglo pasado con el objetivo, como muchas otras zonas periféricas de la ciudad, de realojar a familias de los barrios de chabolas de Barcelona. Del barraquismo horizontal se pasó al barraquismo, como denunció en su momento la última pregonera de la Mercè, la activista Custodia Moreno, ya que los primeros bloques estuvieron afectados por la aluminosis. En la actualidad, los bloques han sido sustituidos por nuevas construcciones.
Manuel Jiménez, nacido en la Vía Trajana, y su mujer, Yamile Estrada y residente en el barrio desde hace diez años, han sido dos de los impulsores del mural a partir de la activación de las redes comunitarias provocadas por la crisis del coronavirus, que hicieron aflorar las antiguas relaciones vecinales, hoy en parte desaparecidas. Una cosa llevó en la otra y finalmente a la creación del mural como reconocimiento simbólico de las historias y la Historia del barrio.
La creación del mural ha recibido el apoyo de Casals Comunitaris, creados por el Ayuntamiento de Barcelona a raíz de la pandemia para secundar las redes de apoyo mutuo surgidas en los barrios de la ciudad, y la coordinación y dinamización ha ido a cargo del colectivo artístico La Matrioska, situado en una de las naves industriales del barrio. Sus miembros, Abel Echeverría y Miguel Ángel Castilla, participaron en el proceso comunitario en el cual se acordó la creación y, como profesionales de la fotografía y vecinos del barrio, finalmente recibieron el encargo de sacarlo adelante.