Pasear cerca del mar en Barcelona ha sido muy diferente en función de la época en que nos situemos. Hoy lo podemos hacer cómodamente por los paseos que recorren todo el litoral de la ciudad, pero ¿por donde paseaban a los barceloneses del siglo XIX? Lo hacían por la muralla de Mar. Esta era la muralla que protegía Barcelona por su litoral, situada donde está el actual paseo de Colom. Se había construido en el siglo XV para proteger Barcelona de los ataques desde el mar, completar las murallas de tierra y acabar de rodear la ciudad. Pero el año 1834, ante la falta de espacios amplios por el paseo de los barceloneses dentro de la comprimida y densa ciudad intramuros, la muralla de mar se ensanchó, niveló, pavimentó y dotó de iluminación para el libre paseo de los ciudadanos.

 

Para acceder y salvar el desnivel desde la ciudad hasta la cota superior de la muralla se construyeron dos grandes rampas en sus extremos y escaleras en puntos intermedios. En el lado de la Rambla, encontrábamos la subida de Framenors, que como prolongación de la Rambla conectaba con el paseo elevado. Y en el otro extremo, delante de la lonja había una segunda rampa que conectaba con el Pla de Palau. Así se convirtió en uno de los paseos más populares de aquella Barcelona, que disfrutaba de unas vistas elevadas sobre el mar y que permitía a los barceloneses disfrutar de un espacio amplio y aireado poco habitual en la época.

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Con el paso del tiempo la función defensiva de las murallas perdió sentido y la ciudad necesitaba expandirse. La muralla de Mar, concretamente, separaba Barcelona de su puerto y del barrio de pescadores extramuros de la Barceloneta. En 1854, después de largas reivindicaciones ciudadanas y políticas, se iniciaría el derribo de las murallas de tierra, y finalmente llegaría el turno de la de mar, que sería la último en ser destruida. No se completaría hasta 1881 y en el espacio que quedaría libre se urbanizaría el paseo de Colom, y en 1888, para culminarlo y con motivo de la Exposición Universal, al final de la Rambla se alzaría el monumento a Colón.

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Plano de Barcelona del año 1855, donde se aprecia en la parte inferior el trazado de la muralla de Mar / Foto: ICGC
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La muralla de Mar de Barcelona en un grabado de 1865, con Montjuïc al fondo / Foto: BCNROC AHCB
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El paseo de Colom en 1891, una vez derribada la muralla y urbanizado el nuevo espacio / Foto: P.C.

De la muralla no queda ningún rastro visible, pero todavía pervive un recuerdo en la toponimia de la zona, el Pas de Sota Muralla. Este era el nombre de la calle que recorría el límite de la ciudad, paralelamente a la muralla en cota de ciudad. Aunque originariamente discurría desde la Rambla hasta el Pla de Palau, hoy en día solo mantiene el nombre un pequeño tramo en la zona de los porches de Xifré, desde la Via Laietana hasta el Pla de Palau. También aparecerían varios restos de los cimientos de la muralla durante las obras de construcción de la ronda del Litoral en esta zona. Se procedió con el control arqueológico y su documentación, pero no se conservaría ningún resto visible.