La losa de la ronda de Sant Antoni ha sido un foco de problemas desde que en 2018 se reinauguró el mercado del mismo nombre. La carpa provisional fue desmontada, pero la losa que servía de base se quedó y los esfuerzos del Ayuntamiento de Barcelona de dinamizar la zona a base de operaciones de urbanismo táctico no evitaron que el espacio se convirtiera en un sitio ideal para instalar mercados de la miseria, con un efecto llamada de la pequeña delincuencia. Cuatro años después, el ayuntamiento se ha visto forzado a renunciar a nuevas acciones de urbanismo táctico y a aceptar la desaparición de la losa. La cuestión, sin embargo, es que no volverá el tránsito rodado anterior, aunque un primer plan del 2018 así lo preveía y parte de los vecinos habían puesto las esperanzas en que un retorno al statu quo anterior evitaría los problemas actuales.
"No podemos pedir a una reforma urbanística que solucione problemas de pobreza o exclusión social", ha afirmado este jueves por la tarde el concejal del Eixample, Pau González, que ha presentado los planes del ayuntamiento para esta vía en compañía de la segunda teniente de alcaldía, Janet Sanz, al mismo tiempo que ha abogado por políticas "integrales" más allá de la pacificación urbanística, entre las cuales la dinamización del entorno "para recuperar el espacio público para vecinos y vecinas" o la presencia permanente de la Guàrdia Urbana. Por su parte, Sanz ha advertido que los "problemas estructurales de seguridad y convivencia pasan por esfuerzos que no sólo pasan por una reurbanización".
Retirada de la losa en noviembre
En todo caso, lo que ha presentado el ayuntamiento es un calendario que incluye el inicio de las obras de retirada de la losa en noviembre, con previsión que esté terminada después de Navidad y que en enero ya no haya losa. Seguidamente, se prevé una "pavimentación sencilla" para recuperar toda una serie de actividades de dinamización que se quieren poner en práctica ya, para llenar de vida el espacio hasta que empiecen las obras, ya que la idea es licitar el nuevo proyecto en abril de 2023 con la idea de ejecutar las obras en junio, aunque en medio habrá las elecciones municipales.
Ahora bien, con respecto a la principal incógnita, Sanz ha sido tajante: "No volverán los coches". De hecho, la intención del ayuntamiento es pacificar la ronda de Sant Antoni siguiendo el modelo Superilla, con una plataforma única de fachada en fachada donde haya zonas de estancia, juego y paseo y más verde, pero con unos criterios claros sobre el tráfico que sólo prevén un carril bici -actualmente no lo hay-, acceso "puntual y acotado" a los servicios de carga y descarga y la posibilidad de implementar un carril bus de bajada. Hay que tener en cuenta que todo eso sólo son ejes de trabajo para un proyecto que todavía no ha sido elaborado.
Modelo Superilla
Lo que tiene claro Sanz es que la ronda de Sant Antoni tiene que quedar "pacificada" y tiene que incorporar "el modelo Superilla", porque "las pacificaciones en Barcelona han venido para quedarse y no para que vuelvan a circular los vehículos privados". Por eso, ha explicado que en el ámbito del proyecto se prevé también la eliminación del giro de Floridablanca a Casanova y la reurbanización de la plaza del Pes de la Palla -otro espacio de mercados de miseria-, para que se convierta en área de juego. En toda esta pacificación se incorpora también el tramo Villarroel - Urgell de la calle Tamarit y se especifica que en la ronda la plataforma "no será de asfalto ni de cemento, sino de piedra natural", siguiendo el ejemplo del Portal de l'Àngel. Y una vez más, sin acceso para el vehículo privado.