Los nombres de las vías públicas -u hodónimos en su nombre más técnico- no son invariables en el tiempo, sino que a lo largo de la historia han ido cambiando, normalmente a remolque de grandes cambios políticos y, en menor medida, de cambios de tipo social. Si la actual tendencia es la de priorizar los nombres de mujer por delante de los de hombre para reequilibrar la clara desigualdad existente a favor del género masculino, a lo largo de la historia ha habido otras motivaciones que han comportado cambios, a veces hechos al amparo de una victoria militar y con las armas todavía humeando.

En el caso de Barcelona, históricamente los cambios han llegado con los cambios de régimen a excepción de los forzados con las agregaciones -que comportaron variaciones para evitar duplicidades que, en la mayoría de casos, afectaron a los municipios agregados-. En el siglo XX los cambios estuvieron marcados por la dictadura de Primo de Rivera, la Segunda República, la dictadura de Francisco Franco y el retorno a la democracia.

En el caso del nomenclátor franquista, los cambios no sólo fueron radicales e impuestos 'manu militari' sino que, además, al ser los anteriores al actual periodo democrático, algunos todavía subsisten, cuando menos, en la memoria popular, a menudo ignorando que mantener el nombre es una manera de recordar la dictadura fascista. Incluso, todavía queda algún remanente en forma de letrero privado.

"El paso de la horda"

Todavía no había pasado un mes de la ocupación franquista de Barcelona que el 24 de febrero de 1939 el recientemente nombrado alcalde de Barcelona, el falangista Miguel Mateu Pla, ordenó la depuración del nomenclátor de las calles, avenidas, plazas y edificios públicos de la ciudad, una decisión que fue recogida al día siguiente por el diario La Vanguardia Española señalando que "serán borrados los nombres de indeseables y de extranjeros dados por los rojos a callas y plazas, restableciéndose los tradicionales y proponiéndose los de heroes y mártires de la Patria".

Así, se constituyó una comisión a tal fin y efecto para, explícitamente, "borrar el recuerdo del paso de la horda por Barcelona" y proponer nuevos nombres para honrar a "los mártires que dieron su vida por Dios y por España", es decir, sólo a los que murieron luchando a favor del fascismo.

Según queda recogido en el libro Carrers de Barcelona (Edhasa, 1982), escrito por los periodistas Jaume Fabre y Josep Maria Huertas Claveria, los trabajos de esta comisión fueron aceleradísimos, y el 7 de marzo de 1939 -la guerra no acabaría hasta el 1 de abril- se dictaminó la decisión de "retrotraer el nombre de todas las vías y las plazas de nuestra ciudad al que tenían antes del 14 de abril". Esta disposición significó la anulación sistemática de todos los nombres, pero pronto se vio que así se creaban más problemas de los que se pretendía resolver, ya que se eliminaban nombres inocuos sólo por el hecho de haber sido aprobados posteriormente a la proclamación de la Segunda República o incluso se volvía a situaciones de duplicidades que se habían resuelto con un cambio de nombre.

Todavía más, retrotraer todos los nombres hizo que Pau Casals perdiera la avenida que hoy en día lleva su nombre, pero permitió que recuperara el de una calle de la Verneda aunque el músico se exilió, desde donde denunció la dictadura franquista tanto como pudo. Además, las calles de nueva urbanización, como no tenían nombre antes del 14 de Abril, se quedaron durante un tiempo sin nombre oficial.

Plano de Barcelona de los años cincuenta del siglo XX / E.N.

Según la obra mencionada, los criterios principales para los cambios siguieron los siguientes argumentos: ignorar toda actuación hecha por el bando republicano durante la Guerra Civil; borrar todos los cambios hechos por los ayuntamientos republicanos; retornar de hecho al nomenclátor de la dictadura de Primo de Rivera y, finalmente, introducir nombres de personalidades significadas del nuevo régimen.

De hecho, fue este último punto el que tuvo más impacto en la ciudad de Barcelona, ya que las principales vías de la ciudad no volvieron a los nombres anteriores, sino que recibieron nuevos. Y como, precisamente, se trataba de vías de primera importancia, quedaron en muchos casos, fijados en la memoria ciudadana.

Tanto es así que aunque al fin del franquismo ya se cambiaron algunos nombres y la gran parte del nomenclátor franquista más significado fue fulminado en diciembre de 1979 por decisión del primer ayuntamiento democrático desde la Segunda República, algunas denominaciones -el de la plaza Calvo Sotelo, por ejemplo- quedaron en el imaginario colectivo hasta fechas bien recientes.

Los cambios más llamativos:

Como ya se ha dicho, los cambios principales que tuvieron lugar afectaron a las principales vías de la ciudad, en parte porque también durante la Segunda República también fueron redenominadas para descartar los nombres que a su vez les había adjudicado la dictadura del general Miguel Primo de Rivera.

Estos son los más llamativos de todos y que ya han desaparecido:

-Avenida del Generalísimo Franco. Antes de la dictadura era conocida oficialmente como la avenida del 14 de Abril, pero popularmente se la conocía por el nombre que actualmente es el oficial: avenida Diagonal.

-Avenida de José Antonio Primo de Rivera. Antes y ahora, el nombre de esta vía principal era el de Gran Via de les Corts Catalanes.

-Plaza de Calvo Sotelo. Anteriormente, plaza de los Gemans Badia y actualmente, de Francesc Macià.

La plaza de Francesc Macià se llamaba de Calvo Sotelo durante el franquismo / E.N.

-Paseo del General Mola. Se trata del tramo del paseo de Sant Joan entre la Diagonal y la Travessera de Gràcia, que durante la república era el paseo de García Fernández.

-Avenida del General Goded. Pau Casals se quedó sin la avenida que une a Francesc Macià con el Turó Park, y la recuperó en 1977, en una decisión del tardofranquismo.

-Calle del Obispo Irurita. Actualmente, simplemente calle del Bisbe sin el apellido del controvertido obispo, antes de la dictadura fue dedicado a García Lorca, el cual hoy en día tiene una calle dedicada en el barrio de Canyelles.

-Calle de Ramiro de Maeztu. Anteriormente avenida de Robert Robert, ha sobrevivido hasta la actualidad. El 7 de marzo del 2021 el Ayuntamiento de Barcelona anunció su cambio al de calle de Ana Maria Matute.

-Calle del Secretario Coloma. Otro nombre cambiado recientemente por el consistorio barcelonés, que en marzo del 2019 recuperó su anterior nombre, el de Pau Alsina.

Detalle del plano de Barcelona en época franquista / E.N.

-Avenida de la Victoria. Antes y después de la dictadura su nombre era y es el de avenida de Pedralbes. Un cartel privado todavía lo duda.

-Calle del Alcázar de Toledo. Calle de nueva urbanización delante del cuartel del Bruc. Curiosamente el ayuntamiento democrático de 1979 lo cambió a... Avinguda de l'Exèrcito.

¿Y qué queda?

Del nomenclátor franquista queda mucho más de lo que parece, pero en su mayoría se trata de nombres inocuos que, a pesar de su procedencia, no tienen actualmente una lectura política y por lo tanto se han mantenido y como mucho se han catalanizado. Estos son algunos ejemplos:

-Calle de Berlín. Hoy en día no llama la atención que la capital de Alemania tenga una calle en Barcelona, pero el hecho es que se bautizó en el año 1942, en plena Segunda Guerra Mundial y bajo el dominio nazi.

-Avenida de Roma. Fue dedicada en la capital italiana en 1940, en origen una referencia al papel de la Italia fascista como aliada de los rebeldes en la Guerra Civil Española.

-Calle de la Caravel·la la Niña. En 1942 esta calle recuperó este nombre, sustituido por Doctor Zamenhof durante la II República, en honor a los barcos de la primera expedición de Colón a América. Muy cerca se encuentran las calles de la Caravel·la la Pinta y de la Nao Santa Maria.

-Calle del Doctor Fleming. Bautizado así en 1950 en honor del descubridor de la penicilina y premio Nobel de medicina el 1945.

-Plaza del Virrei Amat. Bautizada en 1941 para fulminar del nomenclátor a Joan Salvat-Papasseit -que ahora tiene paseo en la Barceloneta-, su nombre se mantiene sin ninguna oposición.

-Calle de la Energia. El nombre data de 1958 y forma parte de un conjunto de calles de la Zona Franca dedicadas a materiales y herramientas de uso en la industria.

-Calle de Agullana. Como muchas otras calles del barrio de Can Peguera, fueron bautizados el año 1945 con nombres de municipios gerundenses.

-Calle de les Filipines. Bautizado el 1960 en honor de un país que fue colonia española hasta 1898.

-Calle del General Álvarez de Castro. En honor del defensor de Girona durante el asedio de 1809 durante la Guerra del Francés, recibió el nombre en 1947.

Mosaico de cerámica en la plaza de la Villa de Madrid / Canaán

-Plaza de la Villa de Madrid. Anteriormente plaza de Canuda, fue renombrada en 1945. En este caso existe una cierta duplicidad con la avenida de Madrid, que también fue bautizada durante el franquismo, concretamente en 1942.

¿Una calle pendiente de revisión?

Finalmente, todavía persiste al menos una calle que el ayuntamiento podría revisar:

-Calle de Jorge Girona Salgado. Actualmente es la calle de Jordi Girona. Según la web de nomenclátor del ayuntamiento de Barcelona está dedicada a "Jordi Girona y Salgado (Barcelona, 1903 - 1936). Participó activamente en la preparación de la insurrección militar del 18 de julio de 1936, donde tomó parte como alférez de complemento. Calle situada donde sus familiares tenían propiedades".

 

Imagen principal: Plano de Barcelona en los años cincuenta del siglo XX / E.N.