El inicio del curso escolar 2024-2025 ha llegado acompañado en Barcelona de la concreción de la salida de la exalcaldesa Ada Colau del Ayuntamiento, prevista para el plenario de octubre, que tendrá lugar el día 25 de aquel mes. Eso quiere decir que en el año y pico que Collboni lleva como alcalde, ya han renunciado tres de sus rivales en las elecciones de mayo de 2023, ya que, además de Colau, se han marchado Ernest Maragall por parte de Esquerra Republicana y el exalcalde Xavier Trias por parte de Junts per Catalunya - Trias per Barcelona. Todo ello hace que el actual alcalde encare el nuevo curso con un panorama distinto al de hace un año y, aunque el reto de conformar un gobierno más amplio sigue pendiente, el escenario, probablemente, ha quedado despejado.

Tanto es así que este mismo lunes y en el marco del inicio del curso escolar, Collboni ha asegurado que mantiene la "mano tendida" a Barcelona en Comú para alcanzat "acuerdos presupuestarios y de gobernabilidad". El alcalde ha insistido en la "voluntad" de llegar a "acuerdos progresistas" en el Ayuntamiento: "La voluntad como alcalde progresista es articular una mayoría progresista", ha remarcado el alcalde, que ha defendido la intención de que exista "diálogo y acuerdo" con las formaciones en el consistorio durante su mandato. Sobre la marcha de Colau, Collboni ha expresado "respeto personal y político" a la decisión de la exalcaldesa.

Lo cierto es que, una vez superado el primer cuarto de mandato, el plenario municipal ha vivido ya dos cambios de liderazgos, el primero con Elisenda Alamany como nueva presidenta del grupo de ERC en sustitución de Ernest Maragall, que se despidió en el plenario de diciembre del 23, y el segundo y más reciente, el de Jordi Martí Galbis al frente de Junts - TriasXBCN después de la salida de Trias en el plenario de junio, a los que habrá que añadir ahora el futuro nombramiento de Janet Sanz como presidenta del grupo municipal de Barcelona en Comú una vez Colau efectúe la renuncia en el plenario de octubre.

En este contexto, la posibilidad de que se acelere la formación de un nuevo gobierno municipal más amplio vuelve a estar sobre la mesa, y ahora, con el camino más despejado, ya que la presencia de Colau en el plenario, por su condición de exalcaldesa, dificultaba la conformación de un gobierno de coalición entre el PSC, los comuns y los republicanos. Hay que recordar que, en el caso de ERC, ya está sobre la mesa un preacuerdo, obviamente avalado por el grupo municipal, que quedó paralizado en medio de las negociaciones de investidura del nuevo president de la Generalitat y que, dada la situación actual de la formación, podría quedar aplazado hasta que Esquerra haya celebrado su congreso, que tendrá lugar el 30 de noviembre.

Precisamente, el hecho de que ahora sea ERC quien necesite su tiempo para tomar una decisión sobre su entrada en el gobierno municipal puede beneficiar a Collboni, que en este año largo ha sido capaz de gobernar y aprobar presupuestos a pesar de su minoría de 10 concejales, y que ahora puede tantear la posibilidad de integrar a los comuns de Janet Sanz en un gobierno que podría lograr a medio plazo una mayoría progresista, paradójicamente, la misma que había defendido Colau desde el momento en el que se conocieron los resultados electorales. Una mayoría absoluta de 24 concejales, que, en caso de producirse en los próximos meses, también demostraría que Colau era un impedimento para hacerla posible.