A la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, no paran de aparecerle nuevos problemas. Si no tiene bastante con la división en el seno del gobierno municipal, donde el PSC se enfrenta a Barcelona en Comú por la posible ampliación del aeropuerto del Prat y en el plan cultural crece la presión para que el consistorio acepte el proyecto del Hermitage conjuntamente con el Gran Teatre del Liceu, en el ámbito vecinal también se suman las protestas.
Así, a las quejas en el barrio de Sant Andreu por la puesta en marcha de un sistema de recogida de basura puerta a puerta que no gusta a buena parte de los vecinos y que, de momento, ha generado más suciedad en las calles, hay que añadir la protesta en el barrio de Horta generada por un controvertido plan de reurbanización del vecindario de las Bugaderes, un trozo de historia viva de cuando Horta era municipio independiente que ahora se ve perjudicado por una serie de derribos.
Historia viva de Horta
La isla de las Bugaderes d'Horta está delimitado por las calles Granollers, Baixada de can Mateu, Llobregós y plaza de las Bugaderes d'Horta y en medio está la calle Aiguafreda, un lugar donde el tiempo parece haberse detenido en aquellos tiempos cuando las lavanderas del barrio se encargaban de hacer la colada de las casas acomodadas de Barcelona. Las casas que todavía permanecen tienen lavadero, pozo y pequeños huertos. Todo ello, "un conjunto de alto valor histórico, tradicional y ecológico surgido a mediados del siglo XIX, que ha llegado a día de hoy prácticamente intacto," según indica en un comunicado Salvem l'Illa de las Bugaderes d'Horta, plataforma creada expresamente para evitar que desaparezca.
Ahora, un acuerdo entre el ayuntamiento y un grupo inmobiliario prevé el derribo de parte de estas construcciones a la Baixada de Sant Mateu con la voluntad, según la misma plataforma, de "hacer unos jardines con el objetivo de dar valor a la nueva promoción que se está construyendo en el otro lado de la calle". "Esta mutilación alterará gravemente la unidad y coherencia de este conjunto rural que es una parte irrecuperable de la memoria de Horta y de su pasado ligado a la actividad de las lavanderas", continúa el texto.
Sábanas blancas en los balcones
Por todo ello, desde el fin de semana se suceden las movilizaciones al barrio, incluida una protesta delante la sede del distrito de Horta Guinardó que tuvo lugar el sábado pasado después de que durante la semana pasada empezaran los primeros derribos. Otra acción ha sido la de pedir a los vecinos que cuelguen sábanas blancas en los balcones, una muestra de protesta que, además, entronca con la tradición de las lavanderas... la de dejar la ropa bien limpia. Y Colau, mientras tanto, en cada colada pierde una sábana.