Una parte de los antiguos pajareros de la Rambla de Barcelona ha puesto en marcha un nuevo intento por evitar un desahucio que parece cada día más próximo y han elevado su caso a la justicia europea. Después de que al principio de junio los paradistas recibieron un revés judicial cuando el Tribunal Supremo (TS) rechazó el recurso interpuesto por los pajareros contra la decisión del consistorio de desalojarlos, este jueves han pedido amparo al Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) y han reclamado medidas cautelares para evitar ser desahuciados por el Ayuntamiento de Barcelona hasta que no haya sentencia. Por su parte, el paradista mayoritario, que es propietario de 5 de las 11 paradas actuales, está pendiente de sentencia también de un juzgado de Barcelona.

Los antiguos pajareros han lamentado, por medio de un comunicado, la falta de voluntad de diálogo del Ayuntamiento y han asegurado que están dispuestos a abandonar las paradas si el Instituto Municipal de Mercados los reubica, pero esta solución ha sido denegada por el consistorio. Este colectivo, que suma un centenar de trabajadores, acumula una decena de recursos y acciones judiciales para parar el desahucio anunciado en 2021. También recogieron más de 60.000 firmas por forzar una Iniciativa Legislativa Popular (ILP) para conseguir que el Parlament de Catalunya declarara las paradas como Patrimonio Cultural Inmaterial, pero finalmente la cámara catalana rechazó la propuesta.

En 2009, los antiguos pajareros de la Rambla dejaron de vender animales. Ahora vienen helados, dulces, entradas, souvenirs y productos con DO, en unas paradas que solo evocan por su situación el histórico mercado de venta de animales, pero que ya no tienen nada que ver con respecto a los productos que ahora comercializan. Asimismo, los paradistas han apuntado que el Ayuntamiento quiere "derribar las paradas para mejorar la circulación de personas en la Rambla", y han insistido en la posibilidad de ser reubicados. Además, han lamentado que, a pesar de haber cambiado su actividad para adaptarse a las nuevas normativas, la "única salida que propone el consistorio es quedarnos sin trabajo".

Veinte meses hasta que lleguen las obras

Esta maniobra de los pajareros llega cuando faltan un poco menos de veinte meses para que las obras de reurbanización de la Rambla lleguen al paseo central y afecten directamente al mantenimiento de las paradas, una vez han empezado ya las tareas de renovación en todo el ámbito con un calendario que fija diez meses de obras al lado Besòs y diez más al lado Llobregat antes de abordar la reforma del paseo central.