El redescubrimiento, más o menos casual, de una sección del túnel de Metro que recorre la calle Nou de la Rambla de Barcelona ha hecho desempolvar un proyecto ferroviario completamente olvidado, el de un metro-lanzadera que uniría lo que hoy son las estaciones de metro de la línea 3 de Liceu y Paral·lel a través de una línea recta por debajo de la calle Conde del Asalto -es decir, la actual calle Nou de la Rambla-.
En realidad, el tramo de tren subterráneo era una de las piezas de un proyecto ambicioso diseñado a principios de los años veinte del siglo pasado destinado a facilitar el acceso a la montaña de Montjuïc, en plena fiebre preparatoria de la Exposición Internacional de 1929, del cual sólo queda en pie el Funicular de Montjuïc, y es por eso mismo que la empresa que lo presentó era la misma, Funicular de Montjuich S.A. El objetivo, unir el centro de la Rambla con el Castillo de Montjuïc en sólo once minutos, un hito irrealizable todavía hoy en día.
El trayecto estaría dividido en tres partes, la primera de las cuales sería precisamente el metro lanzadera, que uniría la Rambla del Centro, es decir, allí donde en 1925 se inauguró la estación de Liceu, hasta la avenida del Marqués del Duero -lo que actualmente conocemos como Paral·lel-. El tramo de ferrocarril subterráneo enlazaría por una parte con el Gran Metro -el embrión de la actual línea 3 o verde-, que entonces ya llegaba hasta Lesseps, y de la otra con la terminal inferior del Funicular de Montjuïc, el cual, a la vez, en la estación superior del paseo de la Exposición enlazaría con otro funicular que subiría hasta el castillo. Este segundo funicular, de hecho, fue una realidad entre 1929 y 1981, fecha en que se desmanteló aunque todavía queda en pie la estación inferior, situada en Miramar y que está pendiente de que TMB le dé un uso definitivo.
Sólo dos estaciones
Volviendo al metro Liceu-Paral·lel -en nomenclatura de la época Rambla Centro-Marques del Duero-, el proyecto lo concibió como una línea de sólo dos estaciones, sin previsión de continuidad. Hay que tener en cuenta que en aquellos años las diferentes líneas de Metro estaban gestionadas por empresas privadas que desarrollaban sus propios proyectos sin prestar mucha atención a los intereses generales de la ciudadanía.
Fuera como fuera, la idea era unir las dos estaciones en línea recto por la calle Nou de la Rambla, un trayecto de 812,84 metros de longitud que, a pesar de la aparente sencillez del trazado se tenía que enfrentar a varios retos constructivos, el primero de los cuales, agujerear en una zona altamente urbanizada con casas bastante antiguas, y el segundo, situar la estación de la Rambla justo por debajo del actual de Liceu, es decir pasando el nuevo túnel por debajo del ya existente.
Con todo, las obras empezaron en diciembre de 1930 y hasta el año 1934 se pudo avanzar hasta terminar las cocheras, talleres y subcentral transformadora localizados en el cruce de la calle Nou de la Rambla con la calle de Vila y Vilà, así como parte de la estación del Paral·lel. El tramo central sin embargo, dio muchos más problemas, complicados por la necesidad de desviar el alcantarillado, la presencia obstinada de aguas freáticas, las continúas huelgas de los trabajadores y las quejas de los vecinos y comerciantes, que veían más en la obra una molestia presente que ningún beneficio posterior. A todo ello, los problemas económicos de la empresa dieron al traste con el proyecto.
De hecho, en el año 34 prácticamente se abandonaron las obras y el estallido de la Guerra Civil paralizó de todo el proyecto, que ya no se reanudó acabado el conflicto, cuando la empresa constructora pasó por dificultades económicas como para afrontar la rehabilitación del tramo construido.
El penúltimo episodio de todo se vive en los años cincuenta, cuando en pleno proceso de remunicipalización, la propietaria de las instalaciones las ofreció al ayuntamiento, que aceptó tenerlas en cuenta en caso de prolongación del Gran Metro. Con todo, y aquí acaba la historia, a finales de los años 60 se optó por prolongar la L3 por la estación de Drassanes, inaugurada el año 1968 y por la actual de Paralelo, estrenada en 1970 -en aquel momento, con el nombre de Poble-sec, cambiado en 1975 al abrir la estación que ahora lleva ese nombre-.
El trayecto definitivo de la línea verde dejó totalmente obsoleto e innecesario el proyecto del metro-lanzadera, y lo que quedaba de las obras a medio hacer, relegado al olvido. Hasta ahora.