Esta Navidad será una Navidad atípica en el centro de Barcelona. El tradicional pesebre de la plaza Sant Jaume ha sido sustituido por una instalación artística que toma la forma de una inmensa estrella que se ilumina cada noche. La polémica del pesebre también es un clásico de la ciudad por estas fechas -el si te gusta o no te gusta se ha sustituido este año por si tiene o no que haber pesebre-, e incluso llegó a la arena política del plenario de la ciudad y también es motivo de debate en la calle. Entre los que defienden la tradición de mantener el pesebre está el artista urbano Joan Juncosa, que ha dedicado su nuevo proyecto, que inaugura este domingo, a "reflexionar sobre nuestras tradiciones y las tradiciones de la ciudad". Por eso, Juncosa ha repartido centenares de ovejitas de colores por los rincones del barrio Gótic. Son ovejas "que buscan el pesebre de la plaza Sant Jaume y están desorientadas, porque este año no lo encuentran, ni lo encontrarán", afirma en su publicación de Instagram este artista, arquitecto de profesión, que dedica su tiempo libre a hacer arte urbano con mensaje.
Mensaje apolítico
Juncosa explica su proyecto a ElNacional.cat, y puntualiza que el tono no tiene una voluntad política, "no es para señalar a nadie, el objetivo es reflexionar sobre nuestras tradiciones y defender el tradicional pesebre de la plaza Sant Jaume". Son muchos los ciudadanos que bajan hasta la parte baja de la ciudad durante Navidad, cuando no lo hacen durante todo el año, atraídos por la iluminación navideña de las calles y las tiendas del centro, el mercado de Santa Llúcia y el pesebre que este año no verán. Pero, en cambio, se encontrarán con las ovejas que Juncosa ha ido repartiendo por el Gòtic. Son decenas de ovejitas que forman "composiciones, muy coloridas, que te llevan al imaginario del tradicional pesebre. Ovejitas paciendo libremente por la ciudad", explica al artista, un defensor del patrimonio y que lucha para hacer de Barcelona una ciudad mejor, y que ahora también ha decidido reivindicar las tradiciones.
Siguiendo las ovejas, se llega hasta la plaza Sant Jaume, "pero cuando llegas allí, no hay pesebre, "este año no, lo que te encuentras es una la gran estrella", y eso supone una novedad, pero al mismo tiempo es la desilusión de haber perdido una tradición, que es lo que Juncosa invita a reflexionar. "Para mí, el pesebre de la plaza Sant Jaume representaba eso. El reto de escenificar en el espacio público un elemento tan marcadamente religioso y al mismo tiempo hacerlo neutro, para todo el mundo. Porque el pesebre de este lugar se había convertido en parte de la cultura de la ciudad". El artista catalán, de la Ribera de Ebro, pero ciudadano de Barcelona, reivindica que "quizás tendríamos que valorar más aquello que nos hace únicos. Una ciudad que apueste para preservar sus tradiciones, pero con esta manera de hacer tan nuestra, que tenga cabida para todo el mundo."
Reivindicando una manera de hacer
Es precisamente la manera de hacer barcelonesa lo que se veía reflejado en el pesebre de Sant Jaume, opina Joan Juncosa. "Todavía recuerdo la primera vez que vi esta representación contemporánea con la mesa engalanada, con las sillas, cubiertos, candelabros. Si tú querías veías el pesebre, los Reyes Magos y el caganer... Pero si no, eran simples muebles en medio de una plaza. Este concepto me explotó la cabeza. Una ciudad capaz de reinventar las tradiciones, de adaptarlas en un mundo cada vez más cambiante". E insiste en que ha creado la composición de las ovejas, que será desmantelada por el mismo artista después de fiestas, "para que la gente pueda oír que sigue teniendo su pesebre en la calle. Que se sigue velando por sus tradiciones, porque somos gente de pesebre y para que en un mundo tan desencantado, no se pierda la magia".
Losetas, urinarios y 'trencadissos'
Juncosa ha realizado otros proyectos artísticos vinculados a Barcelona, como los grafitis de las losetas de las calles de Barcelona que colgaba en diferentes lugares de la ciudad, invitando a sus seguidores de Instagram a identificar el lugar y llegar el primero para poder llevársela a su casa. También instaló urinarios artísticos en diferentes puntos de la ciudad, y el pasado mes de junio, restauró los bancos de trencadís del paseo de Gracia para hacer reflexionar que "las joyas del diseño que tenemos son de todos".