Barcelona es una ciudad con ocho edificaciones reconocidas como Patrimonio Cultural Material de la Humanidad por la Unesco. Se trata de las obras insignes del modernismo catalán, seis de Antoni Gaudí y dos de Lluís Domènech i Montaner. La relación es relativamente fácil de hacer, ya que de Gaudí se incluyen la Casa Vicens, la Sagrada Familia, el Palau Güell, el Park Güell, la Casa Batlló y la Casa Milà (la Pedrera) -a las cuales hay que añadir la cripta de la Colònia Güell, en Santa Coloma de Cervelló (Baix Llobregat)- y con respecto a Domènech i Montaner, disfrutan de este reconocimiento el Palau de la Música Catalana y el Hospital de Sant Pau.
Esta es la relación sucinta del patrimonio Unesco de Barcelona, al cual hay que añadir, en el global de Catalunya, otras maravillas como el Monasterio de Poblet (Conca de Barberà); el arte rupestre del arco mediterráneo de la península Ibérica, que en el caso catalán está concentrado sobre todo en el triángulo formado por Ulldecona (Montsià), Montblanc (Conca de Barberà) y el Cogul (les Garrigues); el conjunto de iglesias románicas de la Vall de Boí (Alta Ribagorça), y el conjunto monumental de la Tarraco romana en Tarragona y municipios de los entornos.
Pero eso no es todo, ya que a este patrimonio material hay que sumar el inmaterial, como detalla el libro El patrimoni Unesco a Catalunya (Viena Edicions, 2024), de la periodista y escritora Aure Farran Llorca, que hace un recorrido extenso por las diferentes costumbres y tradiciones que han merecido este reconocimiento y que incumben a Catalunya, en algunos casos de forma específica, como los castells y la Patum, y otros en entornos más genéricos, como las Fallas del Pirineo, el toque manual de campanas, los raiers y la dieta mediterránea.
¿Piedra seca en Barcelona?
Capítulo aparte merece la construcción con piedra seca, una técnica de construcción que es considerada como patrimonio inmaterial de la humanidad de la Unesco desde el año 2018 y que, a pesar de no referirse a ninguna construcción en particular, sino a la técnica constructiva de forma genérica, tiene bastantes exponentes en el territorio catalán, en algunos casos auténticos edificios como la Barraca de Manilles, en Aiguamúrcia (Alt Camp) o la Casa de las Tines en Talamanca (Bages). El mismo libro recomienda el portal Wikipedra como una herramienta de referencia para conocer el uso de la piedra seca y la localización de construcciones por toda Catalunya.
La sorpresa es que esta técnica está tan generalizada en el país que el portal citado sirve para descubrir que incluso en el municipio de Barcelona hay muestras de construcciones en piedra seca, una curiosidad que toma forma en cinco bancales con márgenes de piedra situados en la calle Mont d'Orsà, en Vallvidrera; los restos de un horno de cal situado en Collserola, y los restos de otro horno en torno al Turó de la Rovira. Efectivamente, no tienen comparación con las famosísimas obras de Gaudí y de Domènech i Montaner, pero no está de más saber que en Barcelona hay elementos hechos con una técnica constructiva que también es patrimonio de la Unesco.