Este mes de noviembre se celebran los cuarenta años del reconocimiento, por parte de la Unesco, de tres obras de Antoni Gaudí como patrimonio mundial, concretamente el Palau Güell, el Park Güell y la Casa Milà -más conocida como la Pedrera-. Un hito que supuso el reconocimiento a escala global de la obra modernista de Barcelona y, en particular, la de Antoni Gaudí, que con los años se ha convertido en un icono de la ciudad. La lista fue ampliada en el año 2005 -el próximo año hará veinte- con una segunda tanda de reconocimientos que incluyó la Casa Vicenç, la cripta y la fachada del Nacimiento de la Sagrada Familia, la Casa Batlló y la Cripta de la Colònia Güell -esta última en el municipio de Santa Coloma de Cervelló (Baix Llobregat)-. Sobre la mesa hay una tercera ampliación en el horizonte.

Vamos por partes. En una primera fase del reconocimiento de la obra de Gaudí, ahora hace cuarenta años, el 2 de noviembre de 1984 se declararon tres obras que se vieron así reconocidas y, especialmente, protegidas en su integridad, porque precisamente la declaración de Patrimonio Mundial por parte de la UNESCO -la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura- obliga a tener un especial cuidado en la conservación y respeto al estado originario de las obras distinguidas. Además, estas tres obras de Gaudí fueron de los primeros monumentos contemporáneos a recibir esta importante distinción. Estas fueron las tres obras distinguidas:

Palau Güell: El modernismo en pleno Raval

Situado en la calle Nou de la Rambla, en el Raval, el Palau Güell es una de las obras de Antoni Gaudí en Barcelona que pueden pasar más desapercibidas. Con todo, no se trata de una obra menor, ya que, como en otras obras encargadas por el principal mecenas de Gaudí, Eusebi Güell i Bacigalupi, el arquitecto pudo contar con financiación casi ilimitada y mucha libertad creativa. Es por eso mismo que la fachada principal evoca un castillo de la Edad Media, muy en la línea de las corrientes neogóticas que impregnaron el primer modernismo. Edificado entre 1886 y 1890, la residencia familiar de los Güell se situó en el Raval para unir, por un pasillo actualmente cegado, el nuevo inmueble con los edificios que el mismo Güell poseía en la Rambla, en los actuales números 35 y 37, donde Eusebi había vivido de soltero.

Fachada principal del Palau Güell, en la calle Nou de la Rambla / Foto: Montserrat Baldoma Soto - Diputación de Barcelona

Park Güell: De urbanización fracasada a jardín de éxito

El espacio icónico de Gaudí fuera del centro de la ciudad es el Park Güell, un proyecto no logrado de construir una urbanización para familias acomodadas que quedó en uno de los jardines más espectaculares del mundo. El año 1900, Gaudí, arquitecto de cabecera de los Güell, se encargó de concebir la urbanización, diseñando el trazado de caminos, viaductos y escaleras que unían las parcelas previstas, además de zonas comunes, como la sala hipóstila, que tenía que acoger un mercado, y la plaza central, que quería ser el eje vertebrador de aquel nuevo barrio que comprendería sesenta viviendas para reunir lo mejor de la sociedad barcelonesa. De aquel fracaso deriva su éxito actual, donde hay problemas de masificación turística.

El Park Güell de Barcelona, uno de los lugares más visitados por los turistas / Foto: Pau de la calle

La Pedrera: Vivir de alquiler en un patrimonio mundial

Además de patrimonio de la Unesco desde 1984, la Casa Milà es uno de los espacios más populares de la obra de Gaudí en Barcelona. Precisamente su singular fachada le valió el nombre con la que es por lo común conocida, la Pedrera. Situada en el chaflán del paseo de Gràcia con la calle Provença, supone la eclosión del Eixample como gran escaparate de la burguesía para mostrar su poder. El edificio fue construido entre 1906 y 1912 por encargo de Pere Milà y Roser Segimon, que ocuparon la planta principal y destinaron el resto de plantas a alquiler, con la particularidad de que todavía hay inquilinos que viven allí.

La Pedrera forma parte de las tres primeras obras de Gaudí reconocidas como patrimonio mundial por la Unesco / Foto: Carlos Baglietto

La ampliación de 2005: de cuatro a siete obras

El año 2005, la obra de Gaudí considerada como patrimonio mundial por la Unesco fue ampliada con cuatro obras más, en lo que sería la consagración de la obra de Gaudí y que revirtió en el aumento de la proyección internacional de la ciudad de Barcelona. En esta ocasión obtuvieron este reconocimiento tres obras situadas en la capital de Catalunya y una de fuera de la ciudad. En concreto, los edificios distinguidos fueron la Casa Batlló, en el paseo de Gràcia; la Casa Vicens, en la calle Carolines de Gràcia; la parte histórica de la Sagrada Familia, es decir, la cripta y la fachada del Nacimiento, y la Cripta de la Colònia Güell, situada en el municipio de Santa Coloma de Cervelló (Baix Llobregat).

La fachada del Nacimiento, la única construida por Antoni Gaudí, fue distinguida como patrimonio mundial el año 2005 / Foto: Montse Giralt

La tercera ampliación, una apuesta de futuro

Con respecto a una tercera ampliación, el pasado mes de junio los representantes de seis entidades titulares de edificios diseñados por Antoni Gaudí firmaron un protocolo de intenciones con el objetivo de sumar esfuerzos para qué las obras que gestionan alcancen la declaración de patrimonio de la humanidad, con el objetivode  que el año 2026, con ocasión del centenario de la muerte de Antoni Gaudí, puedan tenerse terminados los informes para elevar formalmente la petición. De estas seis obras, dos están en Barcelona, la Torre Bellesguard y el Colegio de las Teresianas -Colegio Teresiano de Barcelona-, una en Palma, que es la intervención de Gaudí en la Catedral-Basílica de Santa María de Mallorca, y las otras tres pertenecen a las obras de Gaudí fuera de los Països Catalans: el Capricho de Comillas (Cantabria); el Museo Casa Botines de León y el Palacio Episcopal de Astorga (León).

La Torre Bellesguard es uno de los edificios con posibilidades de entrar en una ampliación del reconocimiento de la Unesco en la obra de Antoni Gaudí / Foto: Miquel Muñoz

De hecho, según señaló a ElNacional.cat el arquitecto conservador de la Torre Bellesguard y comisario del Año Gaudí, Galdric Santana, esta ampliación podría llegar a finales de década, porque los promotores trabajan ahora con "el objetivo para 2026 de tener el informe, el documento previo y descriptivo de los valores de autenticidad" de esta serie de obras de Gaudí, para que la administración pública, en última instancia el Estado español, pueda tramitar la petición ante la Unesco a través de ICOMOS, el Consejo Internacional de los Monumentos y Lugares Históricos. "Una vez se hace eso, pueden pasar perfectamente tres o cuatro años, es decir, tiene perspectivas de alcanzarse entre 2029 y 2030", añadió Santana. Por lo tanto, en cinco o seis años, el patrimonio mundial de la Unesco podría contar no con tres ni con siete obras de Gaudí, sino con trece.