"Tourist go home (turistas iros a casa)" o "Tourists, you're not welcome (turistas, no sois bienvenidos)". Estas son algunas de las frases que rondan desde hace meses por el barrio de Sant Antoni de Barcelona y, también, por otros puntos de la ciudad.
Los pisos del barrio se han ido llenando de turistas en los últimos años, de pisos de alquileres turísticos que se van apropiando de la zona.
Los vecinos simbolizan esta "okupación" con un buitre encima del mercado, que tiene como objetivo denunciar los "alquileres abusivos" y exigir que se acabe con esta situación. El buitre encarna la "especulación y el turismo" y avisa al Ayuntamiento de: "No nos echarán de Sant Antoni".
El mapa de la vergüenza
La plataforma Fem Sant Antoni, formada por los vecinos, pretende "incidir sobre los aspectos que afectan a nuestro entorno" y pone de manifiesto en su web que, en estos momentos, hay 4.194 plazas de alojamiento turístico legal, mientras que "somos 38.505 vecinos y vecinas".
Ahora, la organización vecinal ha dibujado un mapa, el ya bautizado como "mapa de la vergüenza", y que todavía está en construcción, basado en los datos de diciembre del 2016 aportados por Inside Airbnb, que sin embargo, no contempla todos los alojamientos turísticos ilegales.
Según Fem Sant Antoni, en la actualidad hay 561 pisos turísticos legales, 904 ofertas de pisos o habitaciones turísticas en la página de Airbnb, 12 edificios enteros de pisos turísticos legales, 12 hoteles, 18 hostales y albergues y 7 edificios enteros en venta o ya vendidos a fondo de inversión.
"No nos echarán"
De hecho, este miércoles por la tarde, la plataforma ha organizado una asamblea en que invitan a los vecinos del barrio a explicar su historia.
Entre los testigos, destaca uno a la web de la organización que denuncia que el entresuelo de su edificio, que hacía 20 años que estaba abandonado, ha estado okupado.
"Revientan la puerta de entrada en el edificio, cambian la cerradura del piso, lo realquilan y pinchan la luz del ramal de la compañía", relata esta persona, que reclama que no se abandonen estos pisos y que los renueven porque, según su opinión, si no los rehabilitan porque "no les es rentable", querrá decir que, finalmente, podría ser que el propietario se vendiera el edificio entero para hacer pisos turísticos.
Eso dejaría a los vecinos de toda la vida en la calle porque sus rentas son bajas, mientras que los turistas están dispuestos a pagar cualquier precio para pasar unos días en el centro de la capital catalana.
"Barcelona no está en venta"
A finales de enero, la Rambla de Barcelona acogió una manifestación convocada por asociaciones de vecinos y movimientos antisistema en contra del turismo y la especulación inmobiliaria, bajo el eslogan "Barcelona no está en venta".
Había una amplia representación de miembros de la PAH, pero también de diferentes colectivos de vecinos de diferentes partes de Barcelona. Más de un millar de personas participaron en el acto, entre ellas destacados dirigentes de los comuns.
También en enero el gobierno de Barcelona y ERC llegaron finalmente a un acuerdo para aprobar el Plan especial urbanístico de alojamientos turísticos (PEUAT), que tiene como objetivo tener bajo control los pisos ilegales durante 2023.
Y es que si el 90% de la estructura productiva de la ciudad está dedicada a sector servicios, un 42,3% lo está en gran parte al turismo ya que dentro de este porcentaje se enmarca el comercio, el transporte, la hostelería y las actividades inmobiliarias, relacionadas con el negocio turístico.