Los nombres de calles de una localidad reflejan su idiosincrasia y personalidad, pero también la orientación política de cada momento. En Barcelona eso es bien visible en muchos aspectos, ya que a lo largo de los últimos doscientos años ha habido cambios provocados por los cambios de régimen, que han tenido implicación no solo en los nombres de las calles, sino también en la lengua que se ha utilizado. Recordamos, por ejemplo, que en 1860 una Real Orden firmada por la reina Isabel II ordenaba lo siguiente: 'Se procurará que en las capitales y poblaciones donde se conserve todavía el uso de algunos dialectos, se reduzcan todos los nombras de las calles á lengua castellana'.

Ya en el siglo XX, los nombres de las calles han experimentado cambios ideológicos a medida que cambiaban los regímenes políticos, con momentos álgidos con la dictadura de Primo de Rivera, el advenimiento de la segunda república española, la dictadura franquista y la actual etapa democrática, donde los cambios no se detienen, por una parte, con la orientación de feminizar los nombres de calles, que comprenden una mayoría de nombres dedicados a hombres, y de la otra para dejar atrás los oscuros vestigios del nomenclátor que todavía queda de las etapas dictatoriales de Primo de Rivera y de Franco. Ejemplos recientes son los cambios de la avenida Príncep de Asturias por el de riera de Cassoles, o el del paseo Borbó por el paseo dels Quinze.

En toda esta oleada de cambios quedan algunos pendientes, como las peticiones de devolver el nombre de paseo Nacional al actual paseo de Joan de Borbó, o la de cambiar el nombre de la Gran Via de Carles III por la ronda de les Corts. A todas estas peticiones, hay que sumar otra que tiene como objeto una plaza central del distrito de Nou Barris, la de Virrei Amat, situada en el barrio de Vilapicina i la Torre Llobeta, y que aunque hace tiempo que está en desarrollo, tiene este 2024 una especificidad que la singulariza, porque los impulsores del cambio de nombre reclaman que recupere su nombre original, el de plaza de Joan Salvat-Papasseit, precisamente este año, que se celebra el centenario de la muerte del poeta y escritor.

Propuesta de la placa que tendría que sustituir las de la actual plaza de Virrei Amat, recuperando el nombre que este espacio tuvo entre 1933, cuando se urbanizó la zona, y en 1942, cuando se cambió por decisión del ayuntamiento franquista / Foto: Irene Vilà Capafons
En 1959 llegó el metro y adoptó el nombre de la plaza donde se ubicaba y que contribuyó a la popularización y arraigo del nombre de Virrei Amat. Originalmente, formaba parte de la Línea II Sagrera-Vilapicina / Foto: Irene Vilà Capafons

Vamos por partes. El año 1933, cuando se urbanizó la plaza, como punto de conexión entre la avenida que llevaba hasta el manicomio, actual avenida de Pi i Molist, y el paseo de Fabra i Puig, el Ayuntamiento de Barcelona le otorgó el nombre de plaza de Joan Salvat-Papasseit, en memoria del poeta, muerto todavía no hacía diez años, y que había sido vecino de la Font d'en Fargues, un barrio próximo a la plaza. No fue hasta al principio de los años cuarenta del siglo XX que, en una oleada de cambios de nombres provocada por el régimen fascista, se decretó la sustitución de aquel nombre por el que lleva hasta la actualidad, el de Virrei Amat -inicialmente, Virrey Amat-. Más tarde llegaría el metro, con una estación que adoptaría el nombre de la plaza y que incidiría en la popularización del nombre.

 

Ahora bien, en nombre de la recuperación histórica, un grupo de vecinos de la zona ha decidido poner en marcha una campaña que reclama el cambio de nombre y la recuperación del inicial. Francesc Quintana es uno de los principales impulsores de la iniciativa, además de miembro del Assemblea Nacional Catalana (ANC-Nou Barris), una de las entidades que están a favor del cambio de nombre. En declaraciones en ElNacional.cat en la misma plaza, Quintana apunta que la idea de pedir el cambio de nombre "surge de la conciencia que hemos tenido un grupo de vecinos de nuestro barrio, de nuestro distrito, de la necesidad de recuperar el nombre histórico que había tenido siempre la plaza".

Último vestigio franquista en Nou Barris

Quintana, que recuerda que en el mismo distrito ya se han efectuado otros cambios de nombre, como el del paseo de Borbó, actual paseo dels Quinze, apunta que la plaza se renombró con su nombre actual por las "autoridades franquistas de la época", y este hecho ya justifica la petición de cambio: "No nos gusta esta imposición, no tenemos por qué aceptarla, no la queremos y, por lo tanto, tenemos todo el derecho a promover este cambio", señala, para añadir que la celebración del centenario del poeta "es una circunstancia bienvenida y que confluye hacia aquí y que nosotros la intentamos aprovechar al máximo para nuestros propósitos".

La plaza Virrei Amat es un eje central del distrito de Nou Barris, conectando los paseos de Pi i Molist, Fabra i Puig y els Quinze, conformando un espacio de centralidad con estación de metro y el paso de un importante número de líneas de autobús / Foto: Irene Vilà Capafons
Placa de la plaza Virrei Amat, un nombre que desaparecería del nomenclátor barcelonés si fructifica la campaña para recuperar el nombre inicial, el de plaza de Joan Salvat-Papasseit / Foto: Irene Vilà Capafons

Por su parte, Jordi Sànchez, miembro del Arxiu Històric de Roquetes Nou Barris, que también es favorable al cambio de nombre, señala que el motivo principal de la reivindicación es "la ley a nivel estatal de recuperación de la memoria histórica", que fija la premisa de "recuperar lo que nos robó una dictadura". Sànchez insiste, por eso, en que no se trata de una decisión solo de "quitar el nombre de Virrei Amat para poner cualquier otro nombre", sino que se trata de "recuperar el nombre que ya tenía", y añade un aspecto importante: "En Nou Barris, el único nombre que nos queda para recuperar es este". Virrei Amat es, según Sànchez y Quintana, el único vestigio franquista que queda en nomenclátor de Nou Barris y este hecho es un aliciente para pedir el cambio.

Primer problema, ya existe un paseo Salvat-Papasseit

Con todo, la petición, que de momento se mueve a nivel de calle y ya prepara una recogida de firmas, ya se encontró con un primer escollo cuando se llevó la petición a la Comisión de Memoria Histórica del Distrito de Nou Barris, donde ya les advirtieron de la dificultad del cambio por el hecho de que ya existe un paseo Salvat-Papasseit en la Barceloneta. "Nos dijeron que no querían duplicidades", señala Quintana, que en todo caso apunta que "tenemos la ventaja de que esto es una plaza, por lo tanto, no sería lo mismo". "Nuestra premisa es la recuperación de la memoria histórica", insiste Sànchez.

En esta situación, los promotores del cambio de nombre tienen claro que tendrán que superar las reticencias de la Casa Gran a duplicar nombres y también otro problema añadido, el arraigo de un nombre que hace ochenta años que está vigente y que, a diferencia de otros, no ha suscitado históricamente un rechazo popular. Con todo, los impulsores se muestran "optimistas". De momento, preparan acciones en la calle para difundir la campaña y hacer llegar la demanda por los canales pertinentes a la Ponencia de Nomenclátor del Ayuntamiento de Barcelona aprovechando la celebración del centenario de Salvat-Papasseit. Como se suele decir, el 'no' ya lo tienen, y ahora les tocar luchar por el 'sí'.