El Port de Barcelona, especialmente el Port Vell, vive un profundo proceso de renovación de cara a la inminente celebración de la Copa América de Vela, prevista para este verano. De hecho, ya se han conseguido algunos hitos, como la inauguración de la nueva rambla del Rompeolas en el ámbito de la nueva bocana del puerto, al cual se suma ahora la rehabilitación de cuatro almacenes portuarios, conocidos popularmente como tinglados, que es el nombre que el Port de Barcelona ha escogido para darlos a conocer. Así, bajo la marca Tinglados se han recuperado estos cuatro espacios, que fueron edificados hace 120 años y que son de los pocos almacenes que quedan de esa época histórica del puerto.
Estos cuatro espacios se pondrán a disposición de la Copa América de Vela, reservando uno de ellos como terminal del futuro Bus Marítim que a partir del 1 de julio conectará el Portal de la Pau con la nueva bocana del puerto, mientras que los otros tres se destinarán primero a la celebración del acontecimiento deportivo como punto de encuentro, para más adelante tener funciones que, dado el carácter polivalente de las salas restauradas, podrá tener usos de todo tipo, entre los cuales se destacan los de tipo cultural, de manera tal que, en el fondo, Barcelona habrá ganado un nuevo equipamiento cultural.
En la presentación de la rehabilitación, que ha tenido lugar este jueves por la mañana, el presidente de Port de Barcelona, Lluís Salvadó, ha destacado que la intervención en los Tinglados, "supone un nuevo paso adelante en el compromiso del Port de Barcelona para preservar el patrimonio y abrir a la ciudadanía más espacios del Port Vell", para añadir que ya se prepara la colaboración con la conselleria de Cultura para "llenar tres de los tinglados de arte y cultura". Precisamente, la consellera de Cultura, Natàlia Garriga, también presente en la presentación, ha querido destacar que este nuevo equipamiento será "un espacio de referencia de la cultura", además de reivindicar un paso importante en la "recuperación del patrimonio industrial histórico", y más todavía este 2024, año Salvat-Papasseit, un poeta especialmente vinculado al puerto de Barcelona.
Por su parte, la primera teniente de alcaldía del Ayuntamiento de Barcelona, Laia Bonet, ha destacado que la celebración de la Copa América "es una oportunidad para la ciudad y para transformarla", y ha reivindicado la necesidad de que la cultura "acompañe grandes acontecimientos de la ciudad como la Copa América". Bonet también ha insistido en que la recuperación de los cobertizos supone "ganar espacios para la ciudad, para la ciudadanía y para la cultura".
Últimos 'tinglados' supervivientes
Los cuatro 'tinglados' recuperados son, junto con el Palau de Mar, de los pocos que quedan de un tiempo en que el puerto estaba repleto de este tipo de almacenes portuarios, diseñados para la carga y descarga de barcos y que hace unas décadas cubrían todo el lado mar del paseo de Borbó así como, más antiguamente, también el Moll de la Fusta. Tanto es así que para David Pino, director del Port Vell, se puede considerar una "rareza" el hecho de que estos almacenes hayan sobrevivido "en un entorno tan dinámico como es un puerto". Pino, además, ha presentado la nueva marca Tinglados, recordando que las tres naves que se destinarán a usos culturales -la cuarta será terminal del Bus Marítim, que todavía no está terminada-, recibirán los nombres de sus antiguos usos, Carbonera, Fusteria y Taller.
Inversión de 7,3 millones de euros
La restauración de los cuatro almacenes ha tenido un coste de 7,3 millones de euros y ha consistido en la reforma integral de los cuatro edificios, manteniendo la estética original, con detalles en las fachadas como motivos florales, balaustradas y puntos de ventilación típicos de la época en que fueron construidos, a principios del siglo XX por parte del ingeniero Julio Valdés y Humarán, que dotó las fachadas de decoraciones singulares que se han respetado escrupulosamente en esta intervención. Gemma Peñalver, directora de obras, ha destacado que la rehabilitación se ha hecho con la idea de crear un "solo conjunto con un juego polivalente", del cual se destacan los pórticos de madera de nueva creación, pensados para dar una imagen de conjunto a todo el complejo.
Una vez rehabilitados los tinglados, ya están a disposición de la celebración de la Copa América, eso sí, con la vista puesta a que una vez pase el acontecimiento deportivo, que se alargará durante el otoño, poder destinarlos a los futuros usos culturales, en un paso más de esta transformación del Port Vell que comprende una veintena de actuaciones con una inversión global de 120 millones de euros.