Ya hace siete años de la muerte de la política y economista Muriel Casals, una de las personas más amadas y añoradas del independentismo catalán, que murió el 16 de febrero del 2016 a causa de un atropello por parte de un ciclista que tuvo lugar el 30 de enero anterior. A pesar de los reconocimientos que se le hicieron a causa de su muerte, como el otorgamiento a título póstumo de la Medalla de Oro de la Ciudad de Barcelona y un homenaje institucional del Parlament de Catalunya, ya que Casals murió siendo diputada, un grupo de vecinos de Barcelona echan de menos que se le dedique un espacio en el nomenclátor, concretamente la plaza de Tetuán.
El cineasta Ventura Pons es quien lidera esta proposición en nombre de un grupo de vecinos de la Dreta del Eixample, el barrio donde vive, y por eso ha enviado ya tres cartas a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, la última de las cuales el pasado 2 de febrero. De momento no ha obtenido respuesta de esta tercera misiva. "No me contestan", ha asegurado con cierto pesar en declaraciones a elNacional.cat, al mismo tiempo que ha defendido el cambio de nombre de la plaza Tetuán recordando que su tío abuelo "hace cien años desertó para que no lo mataran en África".
Con todo, fuentes del Ayuntamiento de Barcelona han asegurado a elNacional.cat que esta tercera carta no ha sido recibida y que, en todo caso, se le respondió la enviada con fecha del 8 de abril de 2022, con "las indicaciones para dirigirse a la Ponencia del Nomenclátor, que es quien se encarga de estos temas, para que valoraran su petición"
Hay que tener presente que según la normativa vigente en Barcelona, para otorgar el nombre de una persona en una calle a través de la ponencia de nomenclátor hace falta que hayan pasado cinco años de su muerte y solo se prevé una excepción, y es que en vida se le hubiera otorgado la Medalla de Oro de la Ciudad. En el caso de Casals, aunque la Medalla de Oro se le otorgó a título póstumo, ya se ha superado con creces el plazo de cinco años desde su muerte, por eso Pons lamenta que el ayuntamiento no haya sido receptivo a esta "idea surgida desde el barrio" que, además, entra dentro de la política actual de feminizar el nomenclátor. Pons ya ha enviado tres cartas, la primera de las cuales durante las pasadas fiestas de la Mercè y ya ha anunciado que no hará ninguna más. "Yo ya he hecho mi trabajo, lo he enviado a todo el mundo que he podido y ahora los políticos que hagan el suyo", ha afirmado, esperanzado en que "a la tercera vaya la vencida".
Una plaza africanista
Hace falta tener en cuenta, asimismo, que el nombre de la plaza de Tetuán remite al pasado africanista y colonialista español, ya que el nombre no es un homenaje a esta ciudad marroquí, sino un recordatorio de la batalla que tuvo lugar el 4 de febrero de 1860, cuando el general Joan Prim ocupó esta ciudad con un cuerpo de voluntarios catalanes en el marco de la Primera Guerra de Marruecos o Guerra de África que enfrentó el Reino de España con el Sultanato de Marruecos entre 1859 y 1860. Aunque la plaza ya se bautizó como Tetuán inicialmente, durante la Segunda República Espanyola recibió el nombre del pedagogo y político Hermenegildo Giner de los Ríos pero el 7 de marzo de 1939, pocas semanas después de la entrada de las tropas fascistas en Barcelona, se decretó el retorno al nombre de Tetuán en una política de acomodación del nomenclátor al régimen franquista.
En su última misiva, Pons se refiere al nombre actual de la plaza como "de ignominioso nombre" y por eso defiende el cambio de denominación porque permitiría "borrar un nombre que no nos pertenece" y dedicarlo a "una mujer extraordinaria". Asimismo, hay que recordar que no es la primera vez que se pide el cambio de nombre de esta plaza, ya que en 2019, el CDR del Eixample y la ANC pidieron renombrarla como plaza 1 d'Octubre, una posibilidad que tampoco ha sido escuchada.